La séptima flor es la flor de la meditación (dhyana). La meditación no significa sentarse en padmasana (con las piernas cruzadas) con los ojos cerrados en contemplación de Dios. Esta es una actividad física y mundana. Sin duda, esto es necesario, pero la verdadera meditación consiste en unificar la mente con Dios. Así como la leche y el agua no se pueden separar, de la misma manera, cuando la mente se fusiona con Dios, no se puede separar. Una bola de hierro lanzada al fuego se convertirá en una con ella. Asimismo, tu amor debe volverse uno con el amor divino. Esta verdad está contenida en el dicho védico, Brahmavid Brahmaiva Bhavati (el conocedor de Brahman se convierte en Brahman mismo). Algunas personas contemplan a Dios por un período limitado por la mañana y por la noche. A esto no se le puede llamar meditación. Sarvada Sarva Kaleshu Sarvatra Hari chintanam (contemplar a Dios en todo momento, en todo lugar y en toda circunstancia). Realice todas las tareas con su mente firmemente fija en Dios. Esta es la verdadera meditación. Sathya Sai (Discurso, 22 de agosto de 2000)