En la obra teatral de la vida hay una mezcla de lo bueno y lo malo. De los dos, uno se conoce como maarakam y el otro como taarakam. Maarakam implica que actuamos sobre la base de que nada nos pertenece, y todas las palabras que pronunciamos, o todas las acciones que realizamos, pertenecen a Dios. Actuamos nuestro papel con este espíritu, sin atribuirnos nada. Taarakam representa la actitud de un actor muy consciente del rol que está actuando, y que en sus acciones conserva esa individualidad. No considera que solo está actuando un papel, sino que se ve como el hacedor. La diferencia entre ambos es esta: la actitud de maarakam nos ayuda a darnos cuenta de la naturaleza temporaria del rol que actuamos, por lo cual no nos apegamos a las cosas relacionadas con el rol. En cambio, taarakam desarrolla apego al rol que actúa y no quiere desprenderse de las cosas relacionadas con el rol. El concepto de maarakam no tiene sentido de posesividad, pero en taarakam nos apegamos a lo que consideramos propio. Sathya Sai (Discurso, 15 de febrero de 1998)