Somos testigos de toda clase de dolores y penas en este mundo. Pero ninguno de ellos es permanente. Cada período de dolor es seguido por otro de placer. La experiencia del placer es refinada y realzada gracias a la experiencia anterior del dolor. Así como el oro se refina fundiéndolo en un crisol, el dolor diviniza el placer que le sigue. El Año Nuevo o un nuevo mes no traen consigo ninguna alegría o pena nueva. Cada segundo es nuevo porque anuncia el paso del tiempo. Un año es, de hecho, una sucesión de segundos que se convierten en minutos, días y meses. Solo cuando cada momento es apreciado como nuevo, el año nuevo será realmente nuevo. La forma sagrada en que se emplee cada momento determinará la fecundidad del año. Si desean llevar una vida sagrada y tener experiencias sagradas, deben comprometerse en acciones sagradas. El bien y el mal en el mundo solo pueden ser modificados mediante el cambio en las acciones del hombre. La transformación de la sociedad debe comenzar con la transformación de los individuos. Sathya Sai. -Discurso del 1 de enero de 1998.