Debemos creer que Dios es el morador interno del corazón y seguir sus dictados, adoptando buenos métodos para seguir tales preceptos. Nuestros ancestros nos han dado las sendas sagradas de yoga (prácticas espirituales) y meditación para sobreponernos al mal y tomar el control de los sentidos. Para controlar la ira y el odio, los antiguos sabios dejaban sus pueblos y se iban a la selva. Hoy en día no es necesario retirarse a la selva para librarse de la ira y el odio. La virtud no se puede practicar en el vacío. Si viven en una atmósfera encolerizada y son capaces de controlarla ese es un logro meritorio. Pero si viven en la selva donde no hay lugar para el enojo y dicen que lo han controlado, eso no es significativo. En consecuencia, deben permanecer en los entornos mundanos donde hay expuesta una amplia gama de emociones de la ira y el odio y luego aprender a controlarlas. Ese será un logro meritorio. (Lluvias de Verano en Brindavan. C17. 1972) 10 de Marzo de 2021