La realidad es cognoscible en todas partes; es de lo más evidente en uno mismo, cuando la buscan seriamente. La pueden experimentar, incluso mientras realizan desinteresadamente su deber para consigo mismos y para con los demás. Hoy les indicaré cuatro directrices para santificar sus vidas y purificar su mente, para que puedan contactar a Dios dentro de ustedes.
“Tyaja durjana samsargam” (renuncien a la compañía de los malvados); “Bhaja Sadhu Samagamam” (den la bienvenida a la oportunidad de estar entre los buenos); “Kuru punyam ahoratram” (realicen buenas acciones tanto de día como de noche); y “Smara nithyam-anityatam” (recuerden lo que es duradero y lo que no lo es). ¡Cuando uno no intenta transformarse de esta manera, es probable que culpe a Dios por sus aflicciones en lugar de culpar a su vacilante fe! Tal persona culpa a Dios porque, demasiado pronto, se anuncia a sí mismo como un devoto y espera gracia en abundancia. La gracia no puede ser reclamada por éstos; Dios debe aceptar al devoto como Suyo. (Discurso del 2 de julio de 1985)