Para todo tipo de disciplina espiritual la buena compañía es muy necesaria. El hombre es moldeado por las compañías que tiene; por lo tanto estén siempre atentos al aire que respiran; está contaminado con los pensamientos viciados de los hombres entre los cuales se mueven. El agua pura que cae del cielo en forma de lluvia es transformada en cientos de sabores y colores por el suelo sobre el cual cae. Pero, incluso el lodo viscoso de alcantarilla tiene alguna esperanza de convertirse nuevamente en agua pura, porque cuando el sol brilla puede elevarse hacia las nubes en forma de vapor y recuperar su pristina naturaleza. Para limpiar la mente, la oración es el agua y el arrepentimiento es el jabón. El agua o el jabón solos no pueden hacer el trabajo; el arrepentimiento debe ser seguido por una resuelta determinación de no repetir el mal. ¡Deben orar pidiendo ayuda en su sadhana por medio de la Gracia! Protejan la sabiduría que han logrado de las trampas del apego y de la aversión; éste debe ser el objetivo. Porque donde hay dualidad, hay temor, decadencia y muerte. Sathya Sai . – Discurso del 30 de enero de 1965.