No se puede tener siempre placer. El placer es un intervalo entre dos períodos de dolor. Son como la luz del sol y la sombra. Ustedes deben esforzarse por mirar a ambos con ecuanimidad. La gente quiere obtener todo lo que desea, y se desilusionan y desencantan. El faro de esperanza para este océano de la vida es Dios, quien es la única entidad permanente. Este faro nunca falla. Deben dedicarse a actividades divinas, con devoción ininterrumpida. ¡Encarnaciones del Atma divino! Pasen la vida abrigando pensamientos sagrados, escuchando cosas buenas, diciendo palabras buenas y haciendo buenas acciones. Si todos ustedes adoptan este camino, la felicidad y la prosperidad reinarán en el mundo. Ningún gobierno, ni político, ni nadie en el mundo puede protegerlos de los problemas y desastres. Hay uno solo que puede protegerlos, y es el Señor Supremo. Para buscar su protección, todos ustedes deben rezar de todo corazón: «Que todas las personas del mundo disfruten de la bienaventuranza». (Discurso,14 de abril de 1993)