La mente es el títere del alimento que el hombre consume. Es incitada hacia uno u otro lado por la sutil atracción de la comida con que se la nutre. La calidad del alimento determina la dirección del deseo que desvía el flujo mental. Por eso en el Gita, así como en todos los textos escriturales, se recomienda el alimento sátvico (puro) para la persona que busca la elevación. El alimento sátvico, según algunos, consiste en leche y frutas. Pero es mucho más; incluso puede no ser precisamente este. Porque las calorías que tomamos a través de la boca son solo una pequeña parte de lo que el hombre incorpora. Lo incorporado a través de los sentidos es parte del alimento que fortalece a la persona. Los sonidos que se oyen, las imágenes que se ven, las impresiones táctiles experimentadas o sufridas, el aire respirado, el ambiente que solicita atención, apreciación y adopción, todos estos son “alimentos”. Tienen considerable impacto sobre el carácter y la carrera del individuo. (Discurso, 28 de enero de 1971)