El mundo es una vasta sociedad. Cada individuo en él es parte de esta sociedad, sujeto a ella por el amor que atrae al hombre hacia el hombre, para que sean amigos y parientes. Este amor está allí, en lo profundo del corazón del hombre. Solo que no es reconocido, es ignorado, es objeto de duda, es negado y apartado con argumentos. Es la fuente secreta de toda simpatía y servicio; crea el impulso de vivir en y para la sociedad. Es el Vishwa-Prema (amor universal) que fluye de una chispa de la Divinidad a todas las chispas. Cuando los ojos brillan iluminados por la sabiduría suprema, Jnana, ven todo como el Uno. El hombre se da cuenta de que Sarvam Brahmamayam Jagat (todo lo que en apariencia cambia, se transforma y se mueve está impregnado de Dios). Para tener a este Uno revelado en Todo, tenemos que desarrollar la fe y disciplinar la mente. La mente tiene que abandonar sus caprichos y debilidades; la Verdad tiene que ser conocida y experimentada. (Discurso, 4 de febrero de 1973)