Su tiempo debe ser utilizado no solo en la tarea de recolectar información y adquirir ciertas destrezas que les darán un ingreso con el cual vivir; también debe ser usado para adquirir el arte de estar calmos y contentos, ser tranquilos y valientes. También deben cultivar una ardiente sed por conocer la verdad del mundo y de su propio Ser. ¡Hagan que sus palabras se vuelvan dulces como la miel y sus corazones blandos como la mantequilla! Su punto de vista debe ser como una lámpara que ilumina sin confundir. ¡Sean como el árbitro en el campo de fútbol que, observando el juego y juzgándolo según las reglas establecidas, no se ve afectado por el triunfo o derrota de cualquiera de los equipos! Recuerden: todos ustedes son peregrinos que se mueven en este campo de actividad (Karmakshetra) hacia la meta del campo de la rectitud (Dharmakshetra). Sean humildes y fuertes para resistir las tentaciones. No cedan como cobardes a las astutas insinuaciones de los sentidos. (Discurso del 13 de marzo de 1964.)