Cuando el depósito está lleno fluye agua de los grifos; cuando el corazón es el depósito de amor, simpatía y fe, las acciones, palabras y pensamientos contribuyen a la paz y la alegría. Sin embargo, los políticos no reconocen estas necesidades; llenan el corazón de los jóvenes de odio, envidia y codicia, azuzándolos a la violencia y el vituperio. Los sacan del aula, la biblioteca y el laboratorio, y los hacen vagabundear por las calles. Los incitan para que lastimen a inocentes, dañen la propiedad y se comporten de manera salvaje, con furia. La cultura india nunca alienta el uso de la fuerza para inducir cambios en la ley, en las condiciones sociales o en las actitudes de las personas. Gandhi dirigió el movimiento para la independencia de la India según lineamientos espirituales, que suscitaron coraje y confianza, y comunicó a la gente tanto la recitación como la reflexión en los Nombres de Dios. Limpió el corazón de la nación de odio y de envidia, de temor y de duda. Adhirió al ideal y al camino; ustedes también deben hacer lo mismo. (Discurso, 31 de mayo de 1972)