La oración para pedir algún beneficio o ganancia no debe dirigirse a Dios, porque eso significa que Dios espera hasta que se le pide. Entréguense a Él; Él se ocupará de ustedes como le parezca mejor, y eso será lo mejor para ustedes. Dios no otorga la gracia en proporción a las alabanzas que recibe. Cuando ustedes rezan pidiendo algo a Dios, corren el riesgo de condenarlo, si por alguna razón esa plegaria no es respondida del modo en que querían que lo fuera, o tan rápido como querían que fuera. Esta situación surge porque perciben a Dios como foráneo, viviendo en el cielo o en algún lugar sagrado y muy lejano. Dios está en ustedes, Dios está en cada palabra, acto o pensamiento de ustedes. Hablen, hagan y piensen de la manera que le corresponde a Él. Cumplan con el deber que Él les ha asignado, lo mejor que puedan y a conciencia. Este es el puja más gratificante. (Divino Discurso, abril de 1973).