Cualquiera sea la dificultad, no importa cuan duro el trabajo, persiste y triunfa mediante la rememoración del nombre (namasmarana). ¡Acuérdate de Bhishma! Aun postrado en una cama de flechas, soportó pacientemente el dolor, esperando que amaneciera el momento auspicioso. Nunca llamó a Dios en su agonía, para pedirle que pusiera fin a su sufrimiento. Dijo: «Lo soportaré todo, no importa el dolor ni cuán larga sea la agonía. Callaré hasta que llegue el momento. Tómame cuando amanezca». Bhishma era el primero entre los devotos serenos. Yació firme e inconmovible. La paz es esencial para todos. Tenerla es tenerlo todo, y no tenerla quita la alegría de todo. Aunque la paz es la naturaleza misma de toda persona, la ira y la codicia logran suprimirla. Cuando estas son eliminadas, la paz brilla con su propia refulgencia. (Prashanthi Vahini, Capítulo 5).