Raso vai sah : «Él es la dulzura». Por lo tanto, el universo (jagat) que es Su creación, debe ser dulce para aquellos que lo reconocen como el trabajo de Sus manos. El jagat debe servir como herramienta para percibir la gloria y el poder de Dios, de modo que puedan buscarlo a Él, y alcanzarlo. A menos que ustedes tengan amor, no podrán reclamar parentesco con los devotos de Dios. La simple veneración ritual, la adoración pomposa o la aclamación estridente no les dan derecho a ingresar en los portales de la Divinidad. Estos no son más que oropeles, en comparación con el cofre del tesoro del amor. El amor puro es el puente que ayuda a pasar del nacimiento a la muerte, y a la inmortalidad. Cuando ustedes se elevan desde ser humanos hasta ser divinos, no hay más nacimiento ni muerte. La liberación ocurre cuando aman a cada ser tan intensamente que se percatan de Uno solo. Empapen de amor su corazón, empapen de rectitud sus acciones y empapen de compasión sus emociones; ¡entonces se fundirán muy pronto en Dios! (Discurso, 13 de agosto de 1971)