Sean simples y sinceros. Es un absoluto desperdicio de dinero recargar las imágenes y estatuas en los santuarios y altares de sus hogares con el peso de las guirnaldas, y exhibir costosos utensilios, vasijas y ofrendas, para vanagloriarse de su devoción. Esto es un engaño; desmerece a la Divinidad, al imputarle el deseo de pompa y publicidad. Para derramar gracia, Yo solo pido pureza de corazón. No calculen la distancia entre ustedes y Yo. No interpongan las formalidades de la relación preceptor y discípulo (Guru-Sishya) entre ustedes y Yo; ni siquiera las diferencias de altura en la relación Dios-devoto. Yo soy ustedes; ustedes son Yo: esta es la verdad. No hay diferencia; lo que aparenta ser tal es la ilusión. Ustedes son las olas, Yo soy el mar. ¡Sepan esto, sean libres, y lleven una vida divina!. (Discurso, 19 de Julio de 1970)