En realidad, todas las miserias de la humanidad son causadas por la humanidad misma, no por un agente extraño. Teniendo en su poder todos los instrumentos que producen alegría y contento, si el hombre es desgraciado, se debe solamente a su perversidad y a su estupidez. A lo largo de los siglos, se le ha advertido mediante las escrituras en todos los idiomas, que debe renunciar a la codicia y a la lujuria, abandonar el hábito de satisfacer a los sentidos y la creencia de que él es sólo este cuerpo y nada más. Sin embargo, no conoce la enfermedad que lo está torturando. La enfermedad se debe a la “deficiencia de vitaminas”, como dicen; las vitaminas son: Verdad, Rectitud, Paz y Amor divino (Sathya, Dharma, Shanti y Prema). Tómenlas y se curarán; asimílenlas en su carácter y su conducta, y resplandecerán con buena salud física y mental. Discurso del 16 de diciembre de 1964.