Todos los hombres y todas las mujeres son cofres que contienen la Divina Gloria. Sin embargo, ustedes aman a algunos de ellos como amistosos, odian a otros como hostiles, y los dividen en campos y grupos. Cuando alguien es bueno con ustedes, atribuyan esa bondad a la devoción en tal persona; cuando alguien es malo con ustedes, siéntanse felices porque le han dado satisfacción, al convertirse en blanco de su atención. Si alguien daña el cuerpo, los sabios resultan inafectados, porque saben que no son el cuerpo. Si alguien trata de dañar al alma, los sabios saben que eso es imposible, porque el alma está siempre en bienaventuranza. Por medio del sadhana, conviértanse en este tipo de sabios, inafectados por el placer o el dolor, la pérdida o la ganancia, la victoria o la derrota. Sean un testigo, un testigo desinteresado de las vueltas de la fortuna. La indagación (vichara) les revelará que son meras fantasías de su propia mente. Por medio de Japa (repetición del nombre divino) y Dhyana (meditación), adquieran la unidad con el Universal Absoluto (Parabrahman). (Divino Discurso, 22 de junio de 1969)