( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 01 cap. 1 )
Manasa bhajare
1953
Prashanti Nilayam
Vijayadasami
Cuando iba a la escuela secundaria en Uravakonda, ustedes saben que un día salí y tiré mis libros y declaré que mi trabajo me estaba esperando. El pandit de télugu les describió en su discurso el incidente de aquella tarde. Ese día, cuando salí al público por primera vez como Sai Baba, el primer himno que enseñé a los que se encontraban reunidos en el jardín adonde fui desde la casa del pandit fue:
Manasa bhajare guru charanam
Dusthara bhava sagara tharanam
¡Oh mente! Reverencia y canta las loas de los pies del maestro, pues ellos te
ayudarán a pasar por el incruzable océano de la vida, siempre inestable y cambiante.
Llamaba a todos aquellos que sufren en esta incesante ronda de nacimientos y muertes para que adoraran los pies del maestro, del maestro que se estaba anunciando, que había vuelto para tomar sobre sus hombros la carga de aquellos que se refugiaran en Él. Ese fue mi primer mensaje para la humanidad. «Manasa bhajare». «¡Adoren en su mente!» No necesito sus guirnaldas de flores y sus frutas, cosas que compran por un anna o dos; éstos no son realmente suyos. ¡Denme algo que sea realmente suyo, algo que sea limpio y fragante con el perfume de la virtud y la inocencia, y lavado en las lágrimas del arrepentimiento! Las guirnaldas y las frutas las traen ustedes como cosas para el espectáculo, como una exhibición de su devoción; los devotos más pobres que no pueden darse ese lujo se sienten humillados y sienten lástima de sí mismos al no poder hacerlo para demostrar su devoción de manera tan manifiesta como lo están haciendo ustedes. Instalen al Señor en sus corazones y ofrézcanle los frutos de sus acciones y las flores de sus pensamientos y sentimientos internos. Esta es la adoración que más quiero, la devoción que más aprecio.
En las tiendas, las cosas se mantienen en paquetes diferentes y cada tienda se especializa en algún artículo o grupos de artículos diversos. Pero en una exposición, cientos de negocios se unen para ofrecer un cúmulo de cosas y entonces se hacen grandes despliegues y decorados. En días pasados he estado dando consejos individuales, como los paquetes que se compran en las tiendas, respondiendo a sus preguntas individuales. Esta charla de hoy es una nueva experiencia para ustedes. Hoy me estoy dirigiendo a una asamblea. Pero aunque pueda ser nuevo para ustedes, para mí no lo es. He dado consejos a grandes multitudes antes, aunque no en esta aparición. Donde lo sin forma (nirakara) deviene lo con forma (sakara) esta aparición ha de cumplir la misión y lo hace de distintas maneras. Pero persiste su único objeto que es la reeducación del hombre, cualquiera que sea el yuga o era.
Los primeros dieciséis años de esta vida han sido, como se los he dicho a menudo, el periodo en el cual predominaron los balaliilas o juegos de muchacho, y los siguientes dieciséis años serán dedicados mayormente a mahimas o milagros a fin de dar felicidad (santosha) a esta generación.
La felicidad y la satisfacción son sensaciones de corta duración; ustedes deben captarlas y hacerlas permanentes, transformándolas en bienaventuranza (ananda). Después del trigesimosegundo año de mi actividad, me verán más y más activo en la tarea de enseñanza (upadesha) de la descarriada humanidad y en dirigir al mundo por el camino de la verdad (sathya), del deber (dharma), de la paz (shanti) y del amor puro (prema).
No significa esto que haya decidido excluir los juegos y milagros de mi actividad posterior. Sólo quiere decir que el restablecimiento del dharma, el corregir la mente humana errada y el guiar a la humanidad hacia el Sanathana Dharma (justicia eterna) serán mis tareas de ahora en adelante.
No se dejen llevar por la duda y los argumentos vanos; no cuestionen si puedo hacer todo esto o cómo lo hago. ¡Los pastores de Brindavan también dudaron de si el muchachito que había crecido entre ellos podría levantar al monte Govardhana y sostenerlo en el aire! Lo que se necesita es fe y cada vez más fe.
En cierta ocasión, Krishna y Arjuna iban juntos por un camino abierto. Viendo un pájaro en el cielo, Krishna le preguntó a Arjuna: «¿Es una paloma?» A lo que éste contestó: «Sí, es una paloma». Le preguntó a Arjuna: «¿Es un águila?» Arjuna, rápido, contestó: «Sí, es un águila». «No, Arjuna, a mí me parece que es una corneja. ¿No es una corneja?», preguntó Krishna. Arjuna contestó: «Lo siento, sin duda es una corneja». Krishna se rió y le reprendió por estar de acuerdo con cualquier sugestión que se le hiciera. Pero Arjuna dijo: «Para mí, tus palabras pesan mucho más que la prueba de mis ojos; tú puedes hacer que sea una corneja o una paloma o un águila y cuando dices que es una corneja, así tiene que ser». Una fe implícita es el camino para el éxito espiritual.
El Señor ama no al devoto (bhaktha) sino a su devoción (bhakthi), recuérdenlo. La gracia del Señor es como la lluvia; agua pura que cae igualmente por todas partes; pero su sabor cambia de acuerdo con el suelo por el cual fluye. Así las palabras del Señor son dulces para algunos, amargas para otros. Los medios del Señor son misteriosos; Él bendijo a Vidura con las palabras «que seas destruido» y a Dussasana con las palabras «que vivas mil años»; Él quiso decir que el yo de Vidura fuera destruido y que el malo de Dussasana tendría que sufrir los males y tribulaciones de este mundo durante diez siglos. No saben ustedes las verdaderas razones que se esconden tras las acciones del Señor. ¡No entienden los motivos de otros hombres que son casi iguales a ustedes en todo, impulsados por los mismos motivos y con las mismas preferencias y aversiones! Sin embargo, ¡con qué facilidad descubren los motivos de alguien que está muy, pero muy por encima del nivel del hombre! ¡Con qué facundia hablan y juzgan algo que les es tan extraño a ustedes como el aire a un pez!
Hay cuatro tipos de personas: los muertos, que niegan al Señor y declaran que sólo ellos existen, independientes, libres, autorreguladores y autodirigidos; los enfermos, que apelan al Señor cuando les sucede alguna calamidad o cuando se sienten temporalmente abandonados por sus usuales fuentes de socorro; los obtusos, que saben que Dios es el eterno compañero y guardián, pero que lo recuerdan solamente de vez en vez, cuando la idea es manifiesta y potente; y por último, los sanos, que tienen una fuerte creencia en el Señor y que viven siempre en su reconfortante y creativa presencia.
A través de los golpes que les da el mundo van de la muerte a la vida y de la enfermedad a la salud. El mundo es una parte esencial de lo que debe aprender el hombre; a través de la agonía de la falta de paz (ashanti) nace el infante, el conocimiento correcto (sujñana). Los dolores valen la pena; indican el nacimiento a una nueva Vida. Del ashanti se logra prashanti o la gran paz, de prashanti, prakanti o la gran luz; y de prakanti, paramjyoti o el súper esplendor de la iluminación. Esta recurrencia de la felicidad y del dolor es como el alternar de la noche y del día.
La noche y el día son como dos gemelos, ambos son necesarios para aumentar la fertilidad del suelo, para activar y refrescar la Vida. Son como el verano y el invierno. Hay quienes me piden: «¡Baba, haga que el verano sea menos caliente!» Pero en el calor del verano la tierra toma del sol la necesaria energía vital (satva) para que cuando vengan las lluvias pueda dar una abundante cosecha. El frío agradable (sitala) y el calor desagradable (ushna) se encuentran en el plan de Dios y a ustedes sólo les corresponde saberlo y tratar a ambos como valiosos. Las plantas con espinas y las plantas sin espinas están todas en la naturaleza; el sabio conoce el valor de unas y otras: siembra las que no tienen espinas y las rodea de aquellas que las tienen, para que quede a salvo la que se está desarrollando. El karma puede tanto salvar como matar; es como una gata que muerde; muerde al gatito para poderlo llevar en su boca hasta un lugar a salvo; muerde a la rata para matarla y comérsela. Háganse como el gatito y el karma los salvará como una madre amante. Vuélvanse ratas y estarán perdidos.
El alma suprema o paramatma atrae hacia sí al alma individual o jivatma; está en la naturaleza de ambas el tener esa afinidad, pues son las mismas. Como el hierro y el imán. Pero si el hierro está oxidado y cubierto de capas de tierra, el imán no podrá atraerlo. Lo que tienen que hacer es sólo eliminar el impedimento. Luzcan en su verdadera naturaleza y el Señor los atraerá a su pecho. Las pruebas y tribulaciones son los medios por los cuales se hace esta depuración. Es por esto que Kunthi le rogó a Krishna: «Danos siempre dolor a fin de que no te olvidemos». Son como las restricciones dietéticas u otras que el doctor prescribe para adicionar el efecto de la droga de la recordación del nombre de Dios (namasmarana). Sai es sarvajanapriya o amado de todos los hombres, y así pueden usar cualquier nombre que les plazca. Los gustos difieren de acuerdo con el temperamento y el carácter que uno ha adquirido a través de las generaciones de actividad como ser viviente en este mundo. El dueño de un hotel va al farmacéutico cercano para pedirle una píldora para calmar su dolor de cabeza; y el farmacéutico va al hotel para tomar una taza de café que cree le curará su dolor de cabeza. Los hombres son así: de gustos varios. El jñani dice: «Sarvan Brahma mayam». El universo está saturado de divinidad; otro, un yogui, dice que todo es shakti o poder; un tercero, que es devoto, dice que todo es pasatiempo de Bhagavan. Cada uno de acuerdo con su gusto y de acuerdo con su progreso en el sendero espiritual. No los apuren ni los ridiculicen, pues todos son peregrinos que marchan trabajosamente por el mismo camino.
Se requiere mucho sadhana o prácticas espirituales para controlar la mente y los deseos tras los cuales ella corre. Si encuentran que no van a tener éxito, no abandonen el sadhana sino háganlo con más vigor, pues es la materia en la cual fallaron la que requiere estudio especial, ¿no es así? Sadhana significa depuración interna y externa. No se sienten frescos si llevan ropa sucia después de su baño, ¿no es así? Ni tampoco se sienten frescos si usan ropa limpia sin bañarse. Son necesarios lo externo (bahya) y lo interno (bhava).
Los niños creen en las palabras cuando se les dice que los va a agarrar el policía o que el fantasma les va a pegar. ¡Están llenos de temor (bhaya), urbanidad (vinaya) y confianza (visvasa)! Pero como ahora han crecido y llenado sus cabezas con todas clases de doctrinas y dogmas y teorías y argumentos, tienen que usar su discernimiento (viveka) y descubrir a Dios por el camino difícil. Una cosa les voy a decir: ¡no hay escapatoria! ¡Todas las criaturas han de llegar a Dios un día u otro, por la ruta más larga o por la más corta!
Prashanti Nilayam: Vijayadasami1, 1953.
Vijayadashami es el décimo día del festival de Dásara dedicado a la victoria (Vijaya) de las fuerzas del bien sobre el mal.
Dasara comenzo (en 1953) el 17 de octubre.