La enredadera y el árbol
22 de Septiembre de 1968
Prashanti Nilayam
EL MINISTRO SAWANT y Mukunda Prabhu les describieron las funciones de un voluntario. Mientras reflexionan sobre ellas, cada uno de ustedes debe encontrar las respuestas a cuatro preguntas: ¿Por qué he sido seleccionado como voluntario? ¿Qué debo hacer? ¿Para qué propósito? ¿Cuál es la meta última? Deben reflexionar profundamente sobre ellas.
Las palabras que usamos aquí para voluntario es «Swayam sevak», o sea, «Servidor de mí mismo», lo que significa que ustedes mismos se han escogido como servidores. ¿Servidores de quién? Swayam», es decir, de sí mismos. Sirven a sus mejores intereses al servir a otros; no están sirviendo a otros, sino a ustedes mismos. Si le hacen daño a otro, se hacen daño ustedes mismos, pues no hay otro. Él y ustedes no son sino dos olas del mismo océano. El mismo Dios que está en ustedes está en el otro también.
Tienen avidez por conocer quién es esta o aquella persona, y satisfacen su curiosidad anotando sus nombres y direcciones, su estatus y condición, pero no han venido para descubrir eso; no necesitan esto para nada. Necesitan saber las respuestas sólo a dos cuestiones: ¿Quién es Baba? y ¿Quién soy yo? Y la respuesta es: yo soy la imagen, el reflejo de Baba; Baba es el original del cual yo soy el reflejo. Ésa es la relación; ése es el lazo, sépanlo o no, esté la imagen distorsionada o nítida. Ustedes meditan en la mañana y en la noche, repiten el Nombre, se dedican a escuchar (sravana), a cantar (kirtana), a recordar (smarana), al servicio a los pies (padasevana), a la adoración (vandana), al servicio (dasya), a la alabanza (archana), a la amistad (sakhya) y a la entrega a la Divinidad (atmanivedana) (las nueve formas de adoración o devoción) todo eso para comprender que sólo son una imagen, para volverse un limpio y claro reflejo del Señor, tan limpio y claro que se fundan en Él.
El servicio es la adoración del Señor como la forma multifacética (Viswa Virat Swarupa) y como la inmanencia en todo el universo. Los Vedas lo describen «con mil cabezas, mil ojos, mil pies». Los miles de manos, ojos y pies que han venido aquí para el Festival son todos él, el Señor. Adórenlo; ése es el propósito de su servicio. Él no es otro que su propio ser. No consideren a un individuo como sólo un individuo; él tiene a Dios dentro de sí, como su realidad. Tengan conciencia de esto.
Por años he estado dándoles consejos e instrucciones acerca del servicio, pero no estoy satisfecho con la manera como lo han estado poniendo en práctica. Su meta debe ser complacerme, satisfacerme, seguir mis instrucciones. He venido con ciertas tareas como misión. ¡Yo también tengo ciertos votos que cumplir! Han sido mencionados en el Bhagavad Gita y también tengo que establecerla supremacía del Dharma; tengo que llevar la carga del bienestar de aquellos que están inmersos en pensar sólo en mí. Así, la mejor manera de complacerme es verme en todos los seres y servirlos justo como ustedes quieren servirme. Ésa es la mejor forma de adoración, la que llegará a mí. El Señor puede tener dos votos o doscientos votos; ésa es su divina voluntad, pero el devoto necesita tener un solo voto: el de salvarse a sí mismo, el voto de la total entrega. Si tienen plena fe en la divinidad de cada ser, la actitud de entrega se fijará automáticamente en ustedes. No los traten como nara (hombre) sino como Narayana (Dios) mismo. No están aliviando la aflicción de esa otra persona; están ofreciendo adoración al Señor en esa forma, en ese cuerpo.
Aquellos que los vean aquí mañana pueden preguntar, puesto que las directivas no son seguidas estrictamente y el servicio no es sublimado en adoración por esta gente, ¿por qué se les da la insignia año tras año? Bien. Si siguen repitiendo las líneas y tratan de cantarlas, algún día pueden llegar a cantarlas bien. Esperando que lleguen a conocer mejor las cosas y se hagan cada vez más perfectos a medida que pasan los días, yo los estoy alentando a aprender por la práctica. Yo no los abandono. Ésa es una señal de mi gracia.
La orden es sumamente importante; si yo les pido que hagan una cosa, debe ser obedecida instantánea y voluntariamente. Pueden dejar a un lado la meditación y la repetición del Nombre, no importa; el fruto de la obediencia es más valioso que esas disciplinas. Tomen este ejemplo: están en meditación, alguien se acerca a ustedes retorciéndose de dolor, lo oyen y automáticamente la ira surge en su mente porque está perturbando su concentración. No sientan enojo o disgusto; levántense y sálvenlo, llévenlo a un lugar donde pueda recibir atención médica. Entonces, por este acto, ustedes asegurarán todo el beneficio que ganan por la meditación y la repetición del Nombre que dejaron de hacer, y aún más.
Padmapada, el discípulo favorito de Shankaracharya, afirmó que el servicio al gurú era suficiente conocimiento y estudio para él. Prahlada declaró que el nombre Narayana era suficiente para el progreso y la liberación de la aflicción. Los títulos universitarios sin ecuanimidad mental y control de los sentidos no son sino impedimentos, cargas extras que uno tiene que desechar antes de ser libre y feliz. Si buscan satisfacer sus deseos bajos, ¿para qué vienen aquí? Vengan sólo si buscan ganarse la gracia. Vayan a un hospital sólo cuando hayan resuelto tomar la medicina que el médico les dará y seguir el régimen que él prescribirá. Así pues, obedezcan las instrucciones que yo les doy, no importa lo que otros digan o lo difíciles que puedan parecer. No han venido a Prashanti Nilayam para complacer a aquellos otros; han venido para complacerme a mí.
No me agrada el cumplimiento externo, las señales de devoción. Insisto en la fe real, el cumplimiento interno, la devoción de corazón. Insisto en su observancia de todas las reglas y lineamientos, la misma que ustedes exijen de los otros. Si no hablan dulcemente, ¿cómo pueden esperar que los demás sean dulces con ustedes? La reacción depende de la acción. Si, llevando la insignia puesta, empiezan a fumar, están deshonrándose a sí mismos y a la insignia. Es un acto de autoengaño que los rebaja en su propia estima. Tengan fe en la disciplina que están poniendo en práctica; tengan el valor de ponerla en acción. «Aquel que tiene fe puede ganar la liberación por medio del conocimiento». La tierna enredadera llamada devoción se aferra al árbol que es la fe firme.
No extiendan sus camas y valijas de tal manera que otros que vengan después no tengan espacio para poner las suyas. Nadie viene aquí buscando comodidad; compartan con los demás cualquier espacio que tengan: todos son sus parientes en igual medida. Han venido aquí a aprender y practicar el desapego. No importa si se mojan con la lluvia que cae mientras están dedicados a servir a otros; si la muerte viene mientras están sirviendo, no se detengan; si tienen tal determinación, ¡Dios no permitirá que la muerte se les acerque! Se quejan: «Swami no se ha ablandado conmigo». Bien; derritan el corazón de Swami: anhelen, muéstrenle el calor de un corazón arrepentido, de un corazón compasivo ansioso de aliviar la aflicción. Con el desapego profundo pueden desaparecer las ansias de placer sensual; esto limpiará su conciencia (chita). Así Dios se reflejará claramente en ella y la realidad podrá ser reconocida; esto resulta en la paz y la ecuanimidad, que es la más alta bienaventuranza.
Prashanti Nilayam es el centro mundial para la elevación espiritual; aquí vienen devotos de todas partes y por eso, la más mínima falta o equivocación cometida por ustedes será comentada en el mundo entero. Su comportamiento debe ser ejemplar; todos los países deben aprender lecciones de ustedes. Los cimientos no deben fallar; deben ustedes ser fuertes y firmes, sinceros y rectos. Tampoco deben sufrir de engreimiento por haber sido escogidos para ejercer autoridad sobre los demás. A Prashanti Nilayam vienen personas de todas las edades, de todos los estados de salud y riqueza, de varios niveles de conocimientos e inteligencia. Esta Prashanti Nilayam es también el refugio de todos aquellos que no tienen otro lugar a donde ir, pero no traten a nadie como un extraño. Recuerden que todos me tienen a mí como su guardián y apoyo. No sientan ira, mala voluntad, envidia u orgullo contra o ante nadie. Estén llenos de humildad; tengan fe en la bondad humana.
Ésta es una muy buena escuela para ustedes; logren el éxito aquí antes de irse. Esta escuela tiene un solo maestro, y ése soy yo. No tengo administrador, ni secretario ni presidente. Yo soy el ejemplo, el líder, el guía. No tengo a nadie que me impulse ni recibo ninguna ganancia; empero, trabajo a fin de guiar y enseñar. Si yo permaneciera inactivo, ¿cómo podría girar el mundo? Yo cuido el mínimo detalle de cada arreglo que se hace aquí: el estrado, los toldos, cobertizos, tanques de agua, bombas, todo. Inclusive hago todo para mí, de modo que no necesito de sus servicios. Si sirven a los que se reúnen aquí, esto me da felicidad. No necesito otro alimento que esa felicidad.
Soy Anandaswarupa, la personificación de la bienaventuranza; mi naturaleza es la bienaventuranza, mi distintivo es la bienaventuranza. La orden, las reglas de disciplina y las prácticas espirituales establecidas en el Bhagavata, el Ramayana, el Bhagavad Gita, el Mahabharata, no son acatadas aunque han sido leídas y aprendidas de memoria durante siglos. Ahora que Lo Sin Forma, el Principio sin forma y sin atributos, ha venido en forma humana, sean firmes y dedicados al cumplir las órdenes dadas para su propia liberación. No rechacen el néctar de la gracia cuando les es ofrecido. A Hanumán se le ordenó que descubriera el paradero de Sita y él obedeció totalmente, sin cuestionar, y tuvo éxito. Él no midió los peligros del viaje ni vaciló; no se sintió orgulloso de haber sido elegido para esa gran aventura ni alardeó de ello. Él escuchó, entendió, obedeció, y ganó. El nombre de «Ramaduta», mensajero y sirviente de Rama, que se ganó con ello, lo hizo inmortal. Ustedes deben ganar el nombre de «Sai Ramaduta». Tengan fortaleza y autocontrol, digan palabras buenas y dulces; examinen cada acto suyo desde el punto de vista de mi preferencia; pregúntense: ¿Lo aprobará Swami? Ésta es la disciplina de austeridad en la cual están siendo iniciados. Es una austeridad que dura toda la vida y no sólo para estos diez días del Festival de Dásara. Cuando regresen a sus hogares, a sus pueblos, deben continuar con la disciplina y ser refulgentes lámparas para iluminar el camino de los demás. Lo que más aprecio en ustedes son dos cosas: primera, el silencio. Es sólo en la profundidad de ese silencio que la voz de Dios puede ser oída. Hablen lo más bajo posible; lo menos posible, lo más dulcemente posible. No murmuren entre sí, pues esto se hace sólo cuando se está traicionando a alguien. No hablen alto, lejos de mis oídos, pues no hay tal «lejos». Segunda: la recordación del Nombre. Dedíquense a la repetición del Nombre del Señor sin importar cualquier otra cosa que estén haciendo. Que el Nombre sea el trasfondo permanente de todas sus actividades.
Prashanti Nilayam
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