La bienaventuranza a través de la dedicación (01/09/1958)

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( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 01 cap. 13 )

La bienaventuranza a través de la dedicación

1 de Septiembre de 1958

Rajahmundry

Realmente, hoy es un día de alegría ya que nos hemos reunido aquí para compartir prema; esta alegría está en cierta medida menoscabada por la falta de espacio de aquí y la incomodidad que sufren todos. Yo también siento que no es correcto tenerlos mucho tiempo en este tormento físico mientras yo disfruto de un cierto confort en este estrado más amplio. Esto explica en parte por qué están inquietos y agitados, una actitud muy diferente de la que deberían tener en estas ocasiones. Habrán ustedes observado que un mismo grupo de personas difiere en sus reacciones y comportamiento cuando se encuentra en un salón para matrimonios, una sala de cine, un salón de exhibición, un templo y un juego de fútbol. Los mueven impulsos totalmente diferentes en estos distintos lugares. En una reunión dedicada a las necesidades del espíritu, lo que se espera es una ávida atención, calma y un silencio reverencial y piadoso. Aquí, obviamente, sólo el ojo y el oído deben funcionar; la lengua no tiene por qué estar moviéndose. He venido a compartir con ustedes el don de prema que he traído, ipero ustedes parecen estar satisfechos con la confusión que ya tienen!

¡Ahora, ya está mejor! Es este el silencio que hace falta en todas las reuniones donde se habla de las disciplinas espirituales más profundas. Desde luego, en todas partes y en todo momento es mejor refrenar su lengua. Es el primero y más importante ejercicio que yo prescribo para el progreso espiritual. Lo que tengo que decir ahora no es para aquellos que ya están dotados de devoción (bhakthi) pues ya conocen el camino y ya están familiarizados con él, ni tampoco para aquellos que no tienen ni la más mínima brizna de devoción, pues el hablarles es perder el tiempo. Es para los que titubean, los volubles, los vacilantes, que están conscientes del poder superior y desean débilmente hacer contacto con Él, pero ignoran la técnica o temen las consecuencias. Es para esos devotos medio deseosos, medio apáticos, para quienes yo hablo. La medicina no sirve de nada para los muertos ni para los sanos. A los enfermos, a los que se encuentran entre la vida y la muerte, es a quienes hay que cuidar y devolver la salud.

Primero que todo quisiera que aprendieran el arte de vivir entre la gente sin sufrir ni hacer sufrir a otros. Aprendan a sacar lo mejor de la vida, esta coyuntura que se les ofrece de sublimar sus instintos, impulsos y pasiones y de elevarse más y más en el plano moral y espiritual. Aprovechen las oportunidades como ésta y saquen bienaventuranza de cada hora, obteniendo el mayor beneficio que puedan. Esta ciudad es sagrada y por esto hay muchas instituciones adhyátmicas; muchos hombres píos la visitan y dan valiosos consejos. Me alegro de que Swami Malayala de Yerpedu esté aquí ahora para el Chathurmasya1; para ustedes es una favorable oportunidad para aprender de él las enseñanzas de los sabios de la antigüedad. Estoy seguro que él derramará pensamientos provechosos e impulsos convenientes para promover su adelanto espiritual.

Esto de tener en la mano una guirnalda y dedicarse a conversaciones mezquinas en lugares santos no es devoción. No deseo ni aprecio el que traigan flores y frutas a mi presencia. Tráiganme la fragante flor de un corazón puro y la fruta de una mente madurada por el sadhana. Esto es lo que más me gusta, no estas cosas que consiguen fuera de sí mismos por cierta cantidad de dinero, sin ningún esfuerzo que eleve la mente. Para probar el sabor de este tipo de esfuerzo, deben disfrutar de la compañía de hombres grandes y buenos y deleitarse con pensamientos nobles. Aumenten por todos los medios disponibles su bienaventuranza y su discernimiento, mejoren su calidad y traten de almacenar la mayor cantidad posible de ellos a fin de que usen de esas existencias cuando surja la necesidad.

La principal fuente de ananda es la dedicación a Dios; ninguna otra cosa puede dar esta verdadera y duradera alegría. Tomen conciencia de su parentesco con el Señor. Este parentesco no es mera fantasía o falsa teoría. Ha venido a través de todas las edades, desde el comienzo del tiempo mismo. Persistirá hasta el final del tiempo, o, en otras palabras, hasta el final del tiempo en lo que les concierne a ustedes. El río Godavari, sin parar, lleva hacia el mar todas las aguas de todas las corrientes tributarias. La lluvia cae en las montañas; como corriente fluye en las llanuras y el Godavari lleno se desliza por todo el delta. Así también, el jiva o alma individual nace en el dharmamarga (camino del dharma o de la rectitud), viaja por el marmamarga (camino del misterio) y se apresura por el sadhumarga (camino del santo) para alcanzar al brahmamarga (el camino que lleva a la ultima realidad). El marmamarga y el sadhumarga son descubiertos por los sentidos de percepción o jñanendriyas. Eviten contaminarlos con cuestiones demoníacas y vigilen atentamente para no recaer. Los karmendriyas u órganos sensorios los arrastran en la red de prakriti, de la naturaleza misma. La vaca come hierba y bebe atoles, pero con ellos crea la dulce y nutritiva leche; del mismo modo, dejen que las experiencias ganadas por sus sentidos ayuden a la producción de la dulzura de la bondad, la pureza de la devoción y el sostenimiento de la paz.

En cada uno de ustedes hay una chispa de verdad; nadie puede vivir sin esa chispa. En cada uno hay una llama de amor; la vida es un oscuro vacío sin ella. Esa chispa, esa llama son Dios, pues Él es la fuente de toda verdad y todo amor. El hombre busca la verdad, quiere conocer la realidad porque su naturaleza misma viene de Dios que es la verdad. Él busca amor para darlo y compartirlo, pues su naturaleza es de Dios y Dios es amor.

Como en la semilla de arroz revestida de su cáscara, ésta es la maya que cubre la semilla que está dentro; el arroz es el jiva, y la esencia del arroz, el elemento sostenedor, el anna, que es paramatma. Por ello, desarrollen la visión interna, no se preocupen por los demás y sus faltas. Investiguen la naturaleza del atma (atmavichara), estudien los Upanishads y los Sastras; quizá les ayuden un poco. Recuerden, sólo un poco de ayuda. No son sino mapas y postes de señales. Deben ponerlos en práctica; actúen, experimenten.

Mediten acerca de la verdad y encontrarán que ustedes no son sino una brillante burbuja sobre las aguas: nacida en las aguas, viviendo en ellas por un breve momento y muriendo en su lecho, fundiéndose con ellas. Ustedes deben su nacimiento a Dios, sacan su subsistencia de Dios y se funden en Dios. Cada cosa viviente tiene que llegar a esta consumación: y hasta cada cosa no viviente también. Por esto, háganlo ahora; den el primer paso, purifiquen el corazón, agudicen el intelecto o por lo menos comiencen a recitar el nombre del Señor. Esto les dará todo lo demás a su debido tiempo. Cuando un hombre siembra una semilla de mango, no está seguro de si vivirá para probar el fruto, pero esto no tiene importancia. El sembrar, el nutrir, el cuidar, el cultivar es su deber; el resto le corresponde vigilarlo a Dios. Esto es realmente lo que se llama karmaphala thyaga o renunciamiento a los frutos de la acción.

Por encima de todo, cultiven prema hacia todos los demás. Esto destruirá la envidia, la ira y el odio. Rama y kama, o sea Rama, el Señor Rama, y kama (el deseo sexual) no pueden coexistir en el mismo corazón. La confianza engendra confianza; el amor engendra amor. ¡Al hablarles yo con tanto prema no pueden ustedes fomentar ningún odio hacia mí! El amor hace que todos en el mundo sean hermanos. Es el mayor instrumento de concordia. El campesino siembra las semillas y las vigila con gran cuidado; les quita las malas hierbas, destruye los insectos, las riega en la medida necesaria cuando es preciso, las abona , y espera el día en que puede recolectar la cosecha y llenar su granero. De modo semejante, deben ustedes alimentar el amor y quitarle las malas hierbas del odio y la envidia. Si llevan lentes rojos todas las cosas parecen rojas. Lleven los lentes del amor y sus semejantes aparecerán amables y buenos. Así se hizo referencia al servicio a los pobres como servicio a Dios, pero el ojo del amor verá a todos como Narayana, no sólo a los pobres, sino igualmente a los ricos. Éstos también merecen simpatía. ¡Deben tenerles lástima, pues son tan pocas sus oportunidades de desarrollar la actitud de renuncia! Vean a todos como Narayanaswarupas o formas de Dios, y adórenlos a todos con la flor del amor.

Aun mi naturaleza podrá ser entendida por ustedes sólo cuando lleven los lentes de la santidad; las cosas santas puede conocerlas sólo el buscador santo. Consigue lo que buscaba, ve lo que sus ojos deseaban. El doctor se encuentra donde los pacientes se reúnen; el cirujano se queda en el quirófano. Así también, el Señor está siempre con los que sufren y luchan. Dondequiera que la gente grite en su agonía: «¡Oh Dios!», allí estará Él.

Las credenciales de un médico pueden ser examinadas y juzgadas sólo por otro médico; el paciente debe creer y cumplir sus instrucciones si desea mejorar. Puede dar su opinión acerca del médico sólo después de terminado el tratamiento. A menos que obedezca las órdenes del médico al pie de la letra, no tiene autoridad para pronunciar juicio alguno. Así, ¿qué pueden decir ahora de mí? ¡Sigan mi prescripción! Desde luego que habrá una diferente para cada uno de ustedes; dependerá de la naturaleza, la edad y la virulencia de la enfermedad, del tratamiento que ya han estado siguiendo para aliviarla. Adhiéranse también a las órdenes dietéticas y otras que el doctor recomienda. O sea, que no son sólo prácticas como el japa, dhyana, namasmarana, etc., las que deben hacerse sino que para complementar el efecto de éstos, tienen que llevar una vida regulada, una vida que conduzca a buenos pensamientos, con alimentos y ocupaciones sátvicos. Mientras no prueben mi prescripción a fondo y sinceramente, es mejor que se queden quietos. Si ni siquiera conocen un guijarro, ¿cómo podrán evaluar una montaña?

Pueden no temer nada, pero deben tenerle miedo a la verdad. No hay nada tan atemorizante como la verdad; su verdad, por ejemplo, pues la verdad de ustedes es la verdad del universo.

Es posible que hoy piensen que no tienen necesidad del Señor; mas cuando los acose el hambre empezarán a desear la comida. Por lo tanto, laven sus corazones con lágrimas de alegría para que el Señor pueda instalarse en ellos. Un zamindar (terrateniente) puede poseer todos los campos hasta la línea del horizonte por todos los lados, sin embargo se dignará sentarse sólo en un pedazo que esté limpio. Del mismo modo, cuando el Señor elige el corazón de un devoto no significa que los demás corazones no son suyos; lo que Él quiere decir es que no están limpios. Él está en cualquier parte, cada cosa es suya, su mirada reposa en todos. Si Dios no fuera todo esto, ¿cómo podría brillar, o existir, como hasta ahora?

Por consiguiente, tengan plena fe en Dios y en sí mismos. Dedíquense siempre a buenas acciones y actividades beneficiosas; hablen, digan la verdad, no inflijan dolor por la palabra o acción o siquiera por el pensamiento. Este es el camino para alcanzar la paz; es el mejor beneficio que pueden obtener en esta vida.

Rajahmundry, 01-09-1958.

1 Un sacrificio de chathurmasya. Chathurmasya, periodo de cuatro meses.