( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 01 cap. 9 )
¡Examinen, experimenten!
25 de Marzo de 1958
Gokhale Hall, Madrás
¡He venido para reconfortar sus vidas, no para describir la mía! ¡Por esto no me agradó que Ramanatha Reddy y Kasturi hablaran de mí y de los incidentes de mi vida! Las vidas de ustedes son más importantes para mí, pues mi objeto es ver que vivan más felizmente y con mayor contento. Todos los seres tienen que pagar karma; es una obligación universal insoslayable. Algunos piensan que sólo las acciones meritorias (punya) y las pecaminosas (papa), las virtuosas o las viciosas pueden llamarse karma. Pero su respiración misma es un karma. Hay ciertos karmas a cuyos frutos ustedes no pueden renunciar. Hay karmas físicos, mentales y espirituales y el hacer cada uno de éstos para el provecho del ser es lo que se llama dedicación.
Se mencionó Puttaparthi y se les aconsejó que fueran allá y se inspiraran en los bhajans allí. Pero no hagan este gasto, pues dondequiera que se encuentren, cuando me llamen, su habitación puede transformarse en Prashanti Nilayam, su aldea puede transformarse en Puttaparthi. Siempre estoy alerta para responder, siempre listo para escuchar y contestar.
Quiero que ustedes estén activos, totalmente dedicados. Pues si no tienen actividades, el tiempo se hace pesado. No malgasten ni un solo momento del lapso de vida que les ha sido asignado, pues el tiempo es el cuerpo de Dios. Se conoce como Kalaswarupas, de la forma del tiempo. Es un crimen malgastar el tierno o perderlo en ociosidad. Asimismo, las aptitudes físicas y mentales que les han sido dadas por el Señor como capital para el negocio de la vida no deben desperdiciarse. Como la fuerza de gravedad que tira todo hacia abajo, el tamosakthi o la influencia de la pereza los jalará implacablemente hacia abajo. Deben, pues, estar siempre alertas, siempre activos. Como el recipiente de cobre que hay que frotar para que brille, la mente del hombre también debe ser frotada con las prácticas espirituales; o sea, actividades tales como japa o dhyana, repetición del nombre o meditación. El karma, que es natural y automático como la respiración, se vuelve vikarma cuando se hace conscientemente con un resultado definido a la vista. Un hindú y su amigo inglés llegaron una vez a la orilla del río Godavari; el hindú dijo: «Voy a bañarme en esta agua sagrada». Pronunció el nombre de Hari al meterse al agua y salió refrescado tanto de mente como de cuerpo. Sintió gran felicidad por haber tenido la rara oportunidad de darse un baño en el río sagrado. El inglés se rió y dijo: «Eso es sólo H2O. ¿Cómo puedes obtener una alegría indescriptible con sólo meterte en ella? Todo es superstición». Pero el hindú replicó: «Déjame con mi superstición; tú puedes quedarte con la tuya». El cínico sólo recibió una limpieza física, mas el creyente obtuvo además pureza mental.
Cuando se postran ante sus mayores, la mente debe también ser humilde; no es sólo el cuerpo lo que debe inclinarse. Hay muchos trabajadores sociales en Madrás que visitan los hospitales y dan servicio a los pacientes. La mayoría del trabajo que hacen es mecánico, tal como abanicar a los enfermos, escribir cartas y cantar bhajans, etc., sin preocuparse por sus necesidades reales. Muchos hacen esta labor porque es la moda actual de servicio social. Pero debe ser vikarma, hecho con la plena cooperación de la mente, con placer, con inteligencia y con reverencia. El paciente no debe sentirse desagradado por el alboroto del trabajador social; debe esperar con placer su venida, como cuando llega a él una persona muy cercana y querida. Si no les gusta este tipo de trabajo, no tienen por qué dedicarse a él. No recarguen su mente con la molestia de la tarea. El trabajo hecho mecánicamente es como la llama de una mecha sin aceite; el aceite es el entusiasmo mental, viertan un poco de aceite y la lámpara arderá clara y largamente.
En realidad, el karma es yoga cuando se efectúa sin apego; un sannyasi no debe siquiera recordar lo que hace; no debe efectuar ningún karma con la anticipación de cierto resultado. Este es el ideal nishkama o sin deseo a su máximo. El mejor karma es aquel que se lleva a cabo cuando llama el deber, porque tiene que hacerse, no porque sea ventajoso realizarlo. El sannyasi no debe tener ira, ansiedad, envidia o codicia algunas; mas su experiencia les debe decir que los sannyasis libres de estos pecados son muy raros hoy en día. No miren siquiera al sannyasi que le es tan infiel a su voto que desea nombre y fama o se dedica a la calumnia o la competencia. No se dejen llevar por tales personas a descreer en los Sastras y los Vedas. Aquel que está firme en la fe de que este mundo es un espejismo de la mente, sólo él es el Swami; los demás son meros Ramaswamis o Krishnaswamis (1) que tienen el derecho de usar el epíteto de Swami al final del nombre, no al comienzo.
Prakriti o la naturaleza es una entidad muy antigua; es purathana, antiquísima. El jiva o ser viviente también es purathana, ya que ha tenido muchas llegadas y salidas anteriores. Sin embargo, ahora ha venido con un nuevo traje; es nuthana, nuevo, y viene como un peregrino a un lugar santo para ir de ronda. El jiva debe tener un guía que le muestre los lugares sagrados y le ayude a completar el peregrinaje. Ese guía es el Señor mismo; las guías turísticas son los Vedas, los Upanishads y los Sastras. La esencia de las escrituras se halla en esta sola regla: «repita el nombre del Señor, manteniendo su gloria siempre ante la mente».
El Señor es como Kalpatharu, el árbol divino que da lo que se le pide. Pero tienen que acercarse al árbol y desear lo que quieren. El ateo es la persona que está lejos del árbol; el teísta es la que se ha acercado. Esta es la diferencia. El árbol no hace ninguna distinción; le otorga dádivas a todos. El Señor no castigará ni tomará desquite si no lo reconocen o reverencian. No hay ningún tipo especial de adoración que le plazca más que otro.
Si tienen oído, pueden escuchar en cada sonido el Om que anuncia la presencia del Señor. Los cinco elementos juntos producen este sonido Om. La campana en el templo es para comunicar el Om como el símbolo del Dios omnipresente. Cuando la campana tañe Om, la divinidad que está dentro de ustedes se despertará y se hará consciente de su presencia. Ese es el significado de la campana que cuelga delante del altar interno en el templo.
Gánense el derecho de acercarse al Señor sin temor y el derecho de pedir su herencia. Deben liberarse hasta tal punto que cuando se aproximen a Dios no emane de ustedes ni siquiera la más mínima alabanza de Él. La alabanza es una señal de distancia y de temor. Ya habrán oído la historia de Kalidasa. Dijo que alcanzaría la liberación «tan pronto como me vaya», o sea, tan pronto como desaparezca el ego, pues en tal caso él brillaría con su esplendor natural, como Brahma o como el atma indestructible. Una vez tachado, el yo se convierte en una cruz (2); así, lo que se crucifica es el ego, recuérdenlo. Entonces la naturaleza divina se manifiesta sin impedimento.
El modo de destruir con más facilidad al ego es mediante la devoción, morando en la magnificencia del Señor y por medio de humildad y servicio a los demás como hijos de Él. Pueden llamar al Señor por cualquier nombre, pues todos los nombres son suyos; seleccionen el nombre y la forma que más les agrade. Por esto se han compuesto miles de nombres para las distintas formas o manifestaciones de Dios; tienen la libertad y el derecho de seleccionar cualquiera de ellos. El gurú les dará el nombre y la forma adecuados para su temperamento y su proceso de limpieza. Si el gurú les ordena bajo amenaza adoptar una línea de sadhana, declarando: «Esta es mi orden (agna)», pueden decirle que lo primero es la satisfacción de ustedes, no la de él. Deben hacer las prácticas en una atmósfera de alegría y contento.
El gurú no debe forzar al discípulo a que tome la dirección que él prefiere; el discípulo tiene el derecho de desarrollarse según sus propias intenciones, de acuerdo con su inclinación. La vieja relación del gurú y del aspirante o discípulo (sishya) está completamente trastornada hoy; los aspirantes ricos y pudientes ahora dominan al gurú y dictaminan cómo debe comportarse; y los gurues, de igual modo, deseosos de acumular fama y bienes, admiten los procedimientos recomendados por los aspirantes y así rebajan su condición. Examinen, pues, al gurú y sus credenciales, sus ideales y prácticas antes de aceptarlo. Aun en mi caso, no se dejen atraer por las simples historias de lo que yo creo con un movimiento de la mano, etc. No saquen conclusiones a ciegas; observen, estudien y sopesen. No se rindan ante nadie a menos que sientan la satisfacción interna de que están en el buen camino. Sobre todo, no hablen mal de los grandes hombres ni de los sabios. Esa es una señal de gran egoísmo e impertinencia nacidos de la presunción.
Hoy mi sugerencia para ustedes es la siguiente: así como se ocupan de las necesidades del cuerpo y le dan de comer tres veces al día a fin de mantenerlo en buenas condiciones de funcionamiento, de igual manera dediquen con regularidad algún tiempo cada día para mantener su conciencia interna en buenas condiciones. Destinen una hora en la mañana, otra en la noche y una tercera en las primeras horas del amanecer, las de Brahmamuhurtha, como se llaman, para repetir el Nombre de Dios y para la meditación. Sentirán descender sobre ustedes una gran paz y brotar dentro de ustedes grandes y nuevas fuentes de fuerza a medida que progresen en este sadhana. Después de algún tiempo, la mente morará en el nombre dondequiera que se encuentren y cualquiera que sea la actividad a que estén dedicados. Entonces, la paz y la felicidad serán sus compañeras inseparables.
Gokhale Hall, Madrás, 25-03-1958.
(1) Alusión a la costumbre de poner o adoptar esta clase de denominación como nombres corrientes de personas (N. de la T.).
(2) Alusión a la palabra «I», yo en inglés.