El mundo, Mi Mansión (25/06/1960)

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( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 01 cap. 26 )

El mundo, Mi Mansión

25 de Junio de 1960

Gokhale Hall, Madrás

Esta asamblea me recuerda el mar, pues en esta sala tenemos olas de personas que vienen de distintos rumbos y van hacia Dios; gente que sigue distintos senderos para alcanzar la paz y la felicidad. Mi misión es la de darles ananda o bienaventuranza y siempre estoy listo para hacerlo. Mi idioma quizá les cause dificultad a algunos de ustedes que no entienden el télugu, pero en una asamblea como ésta siempre habrá alguien que no entienda, cualquiera que sea el idioma que hable, así es que hablaré en télugu.

Hay cuatro cosas en las cuales el hombre debe interesarse: ¿Quién soy yo? ¿De dónde vine? ¿Adónde voy? ¿Cuánto tiempo estaré aquí? Los cuatro Vedas dan contestación a estas cuatro preguntas. Toda indagación espiritual empieza con estas cuestiones y los intentos de encontrar las respuestas. Supongan que se pone una carta al correo sin la dirección a la cual debe ir ni la dirección del remitente. Esa carta no llegará a ninguna parte. Es una pérdida de tiempo el haberla escrito. Así también, es una pérdida de tiempo el haber venido a este mundo, si no saben de dónde han venido y adónde van. La carta irá a la oficina de cartas no reclamadas. El alma individual (jiva) estará atrapada en el ciclo de nacimientos y muertes y no podrá nunca encontrarse. Para esto se necesita investigar la naturaleza del atma (atmavichara), y para llegar felizmente a las respuestas correctas, las prácticas espirituales son esenciales. Las respuestas deben volverse parte de su experiencia.

El sadhana o prácticas espirituales, deben hacerse de manera sistemática y disciplinada, en una atmósfera de virtud. Al igual que en esta sala tenemos ventiladores para refrescar el ambiente y hacer posible que se pueda sentar una concurrencia tan grande, así también los abanicos de la verdad, del deber, de la paz y del amor son necesarios para reducir el calor sofocante de la ignorancia (ajñana), de la falsedad (asathya), de la injusticia (anyaya) y de la indisciplina (akrama). En un mundo donde el dharma es insultado y negado a cada momento, la paz y la tolerancia son los caminos por los cuales el hombre puede salvarse.

Esto es la suma y la sustancia de todo lo que tengo que decirles y de lo que deben cultivar. En cada acto, tengan tolerancia, paciencia, ayuda mutua. En la familia, cultiven la paciencia y el respeto mutuo; en la comunidad, tengan dharma y justicia; en la comunidad de pueblos, tengan el ideal de la paz. Se dice que el cuerpo es el tabernáculo de Dios; el mundo es el cuerpo de Dios. Un pinchazo en un dedo del pie es inmediatamente reconocido como una lesión, pues el dedo es parte del mismo cuerpo. Así también, el sufrimiento en un rincón del mundo preocupa al Señor lo mismo que el sufrimiento en cualquier otro. Cuando se formó el estado de Andhra alguien me dijo que me habían sacado del estado de Madrás y me habían cambiado para Andhra. Yo le dije que el mundo entero era mi mansión y que Madrás y Andhra eran estancias en esa mansión. El mundo es un templo, el templo del Señor, su cuerpo en el cual reside.

Al venir aquí en el automóvil, pasé por varias calles y vi varios pandals (toldos) y salones decorados porque tenían discursos religiosos y conferencias y exposiciones de textos y escrituras sagradas. Se habían reunido masas de gente en cada lugar. No faltaba entusiasmo por las conferencias y los bhajans. Sin embargo, el ateísmo no tiene freno y el número de personas que niegan a Dios y vituperan contra los aspirantes que están en el sendero hacia Él va en aumento. ¿Por qué? Porque el comer el alimento no garantiza en sí la digestión. Sólo la práctica de una milésima parte de lo que han leído u oído puede ayudar a dar paz y alegría.

Lo que se necesita ahora es esfuerzo, valor y fe (utsaha, dhairya y viswasa). En cuanto al esfuerzo, deben seguir una rutina regulada aprendida de algún adepto en este campo. En cuanto al valor, deben tener conciencia de su propia importancia a fin de poder elevarse espiritualmente; no se traten nunca de pecadores nacidos en el pecado, criados en el pecado y dedicados al pecado. ¡No! Este tipo de autocondena no es lo conveniente para un hijo de Dios, un hijo de la inmortalidad (amrithaputra). En cada uno de ustedes, Dios es el espíritu motor, el alma misma. ¿Cómo entonces pueden ser malos, cuando están aquí para cumplir con los designios de Dios, de acuerdo con su voluntad, su plan, su ley? Él los ha dotado de muchas facultades para que puedan buscarlo y alcanzarlo. Por lo tanto, no son simples individuos indefensos y abandonados que pagan una sentencia de muerte. Son formas o encarnaciones mismas de la bienaventuranza (anandaswarupas) nacidas con una rica herencia, que es suya con sólo pedirla. Pero no la piden. Tengan fe en su destino y trabajen alegre y firmemente para alcanzarlo.

La devoción (bhakthi) es simplemente rakti o apego a bhagavan o Dios, afecto por el ser supremo. No se necesita ir muy lejos del hogar para cultivarla. Si la semilla es sembrada lejos de la mata madre, ¿va a ser diferente? Si la hierven, por supuesto no volverá a crecer y a ser una carga para el mundo. Similarmente, hiervan sus instintos e impulsos y escalden sus ansias sensoriales que los esclavizan. Esto los acercará más a Dios, dondequiera que se encuentren. Del Océano de Leche, cuando fue batido por los Devas y los Asuras, emanó la vaca de la abundancia, el árbol colmador de deseos, la diosa de la riqueza, el elefante de lndra de los cuatro colmillos, y también el veneno más mortal, el Halahala. De igual manera, la mente del hombre es batida por las fuerzas del bien y del mal cada día y de la misma mente emanan tanto el bien como el mal. El mal viene porque la mente fluye hacia los placeres sensoriales y se pierde en las ciénagas de la codicia y de la envidia, de la lujuria y del orgullo.

Cuando el león despierta de su sueño y ruge, todos los animales pequeños que dominaban hasta entonces huyen despavoridos. De modo similar, cuando ustedes despiertan y repiten el pranavamantra, Om, todos los mezquinos instintos animales que pavoneaban en la oscuridad huirán. En su propio corazón tienen a la entidad que está fuera del tiempo y del espacio; y si siguen en contacto con ella a través del pranava o por cualquier otro símbolo, los locos pensamientos e impulsos no se atreverán a acercarse. Si tienen la gracia de Dios, ningún demonio (graha) podrá hacerles daño; las influencias maléficas hasta de la más potente combinación de planetas con las cuales los astrólogos los aterrorizan, desaparecerán en un momento. Para obtener esa gracia, hay dos prescripciones: Priyam Vada, hablar con amor en lo que concierne al mundo; y Sathyam Vada, hablar la verdad en lo que concierne al prójimo. El amor es el arma; el autoexamen (vichara) es la rueda que debe ser accionada perpetuamente a fin de obtener la luz del amor. Hasta tanto no surja el amor, tendrán que estar en la oscuridad del odio, donde aun el más mínimo movimiento crea temor y suspicacias.

Nunca cedan a la indolencia o a la desesperación. Soporten las pérdidas y la aflicción con alegría; pues les ayuda a endurecer su personalidad. El diamante se encuentra entre las rocas; habrá que barrenarlas hasta llegar a la veta a fin de obtener el oro. Sigan el estricto régimen que el médico espiritual les recomienda a fin de hacer que la medicina produzca el mejor resultado. La batería de su carro se carga cuando vienen a Puttaparthi o cuando van a algún otro lugar santo. O por lo menos éste debería ser el objeto de su peregrinaje. Carguen la batería de su sadhana y luego, después de regresar a sus casas, no mantengan al carro ocioso. Si lo hacen, la batería se descargará; sáquenlo y manténgalo en marcha; entonces la batería se cargará sola. Así también, si no continúan con las satsangas (reuniones con personas buenas), sathpravarthana (el buen comportamiento), y bhajans y namasmarana, entonces toda esta carga se pierde.

No he venido para hacerme propaganda o publicidad ni para ganar discípulos o devotos. Yo les pertenezco a ustedes y ustedes a mí. ¿Cuál es entonces la necesidad de publicidad? No doy conferencias sino pociones para su salud mental y su tonificación moral. Por ello tomen mis palabras como la medicina necesaria para su salud.

Gokhale Hall, Madrás, 25-06-1960.