Discursos dados por Sai Baba
{SB 02} (49 de 52 discursos 1961 a 62)
49. 23/11/62 Planificación del plan de estudios (7:00 pm)
23 de Noviembre de 1961
Prashanti Nilayam
El Ministro Chenna Reddy «inauguró» el edificio de la escuela de Puttaparthi hace una hora; pero hasta el momento no habíamos podido efectuar el acto relativo a tan feliz suceso, porque esta aldea no tiene lugar suficiente para acomodar siquiera una décima parte de la enorme multitud de personas que han venido de toda la India. El ministro me conocía y Yo fui a su casa hace ocho años, mas su anhelo de venir a este pueblo y a esta Morada de la Paz Suprema se pudo cristalizar hasta hoy. Aun hoy, la apertura del edificio de la escuela es sólo un pretexto que él ha utilizado para venir a estar conmigo. Él ha venido directamente del distrito este de Godavari para cumplir con este programa y hacer realidad el anhelo de muchos años.
En los pueblos no hay dos personas que tengan el mismo punto de vista; esto causa y fomenta la malquerencia, el malentendido, el orgullo, la envidia, el odio entre los individuos. Tomen en cuenta que esto no se refiere sólo a la gente de este lugar; alude también a la que ha llegado aquí de miles de otros pueblos. Cuando se trate de algún asunto que interesa al pueblo entero no antepongan sus pequeños prejuicios, sus odios particulares; piensen únicamente en el bien común y la felicidad de todos. En tal caso sus simpatías y antipatías serán olvidadas… Se Me conoce como a Baba de Puttaparthi. Por eso ustedes en este pueblo tienen todos los derechos de venir a Mí, todos ustedes, en cualquier momento que quieran hacer algún bien para la aldea.
Hoy que la escuela primaria se está mudando a su nuevo y espacioso edificio con su bien ventilada terraza es en verdad un gran día en los anales de este pueblo. Es un día que inicia una nueva era en la cual la educación crecerá y dará como resultado virtud, humildad y paz.
Sé que sus corazones están llenos de otros pensamientos: los de expulsar a los chinos de las tierras que han invadido y ocupado, de simpatía por las familias de los soldados que han muerto o están heridos. El ministro Chenna Reddy también se refirió con mucho sentimiento a ellos. Pelearon por su país con objeto de mantener a raya al enemigo. El primer deber de ustedes es el orar por los muertos y el implorar por el regreso feliz y victorioso de los valientes luchadores del campo de batalla. También es su deber el buscar sus propias faltas y defectos a fin de corregirlos pronto. Asimismo tienen que descubrir e impulsar todas sus aptitudes y volverse hindúes fuertes, autosuficientes y bien desarrollados a fin de salvar su país y su cultura. Ante todo, deben tener una fe firme, fe en la victoria final de la verdad y el amor, de la justicia y la fortaleza. No han probado su fe y por eso no poseen conciencia de las potencialidades de ella.
Durante la guerra del Mahabharatha la gente tenía la fe de que «donde estuviera Krishna la victoria sería segura», pues Krishna siempre estará del lado de la verdad y ésta no acarrea derrotas. La India cuenta a su favor al dharma, es decir, tiene como aliado a Krishna; así los himnos triunfales sonarán pronto, si no es que ya han sonado. Los chinos no pueden hacer nada a la India, pues poseemos la potencia de las virtudes: la verdad, la justicia, el amor, la fortaleza. Estas son las armas verdaderas, las municiones genuinas, los armamentos auténticos. Cuando Aswathama entró subrepticiamente al campo de los pandavas y, ciego de odio, mató a los hijos de Draupadi cuando dormían, ella renunció a cobrar venganza en el demente culpable, pues era el hijo del gurú de los pandavas y tan merecedor de reverencia como el gurú mismo. Esa es la nobleza que conmovió los corazones de las madres de este país. No es una debilidad, endurece la fibra; desmoraliza al enemigo, que se acobarda por el miedo que lo corroe y la duda que lo acosa acerca de la victoria.
Por eso ¡sean valientes y seguros! El festival de Mi nacimiento no será echado a perder por noticias desalentadoras; será más feliz para ustedes por noticias positivamente buenas, estoy seguro.
Ahora debo hablar acerca de la escuela, motivo de este acto. El ministro Chenna Reddy es también ministro de Planificación y habló del programa para la educación. No importa la planificación ni aun el cumplimiento del programa educacional si las cosas aprendidas en las escuelas no son puestas en práctica. Por ejemplo, hay lecciones sobre la salud y la higiene hasta en los libros de texto de la primaria. Todas son memorizadas y repetidas, pero ¿hasta qué punto han sido puestas en práctica? Vean las calles del pueblo, el pozo del pueblo, la casas del pueblo, los niños del pueblo y diganme si cincuenta o sesenta años de enseñanzas de las reglas de la salud y la higiene han tenido algún efecto benéfico. Si estos asuntos que involucran la vida y el bienestar son descuidados, no preciso decirles que las otras materias enseñadas laboriosamente en las escuelas producen efectos menos positivos aún.
¿De qué les sirve a los niños saber la longitud del río Mississippi o la altura del Vesubio? ¿Por qué atiborrarlos de información que no van a necesitar nunca? Mejor denles el tónico para fortalecer su espíritu, el tónico de la repetición del nombre del Señor, el tónico de la meditación en la gloria de Dios dentro del silencio del corazón. Antes los niños aprendían el nombre de Rama al mismo tiempo que el abecedario. Solían leer y escribir «El puro, encantador y trascendental Brahma o Realidad» («Sudda Brahma Paraathpara. Rama»); ahora cantan: «Jingle bell, jingle bell, etc». Esta clase de jerga tonta y sin sentido se está extendiendo por todas partes como una venenosa infección que destruye las semillas de la paz y la alegría.
El doctor no receta cualquier medicina que tenga a la mano; él diagnostica la enfermedad, examina al paciente, se entera de sus antecedentes personales y familiares, sus hábitos, su alimentación, sus gustos y sus aversiones. Entonces prescribe el remedio apropiado para la enfermedad de la codicia, del odio, del descontento de este país que junto con el resto del mundo está sufriendo en la actualidad, los planificadores de la educación deben descubrir el remedio correcto. En tal caso se darán cuenta de que los primeros pasos en la práctica espiritual han de ser enseñados desde la niñez. De niño, el hombre ya posee el manantial de la alegría y de la paz en su corazón. Cuídenlo, denle la libertad más plena a fin de que brote y fertilice todos los campos de actividad; tal es el objeto verdadero de la educación.