Discursos dados por Sai Baba – 48. 21/12/67 Dios, siempre cercano

Discursos dados por Sai Baba

{SB 07} (41 de 48 discursos 1967)

48. 21/12/67 Dios, siempre cercano

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 06 cap. 30 )

Dios, siempre cercano

21 de Diciembre de 1967

Tirupunitura

LOS DOS ACTOS de hoy, para los cuales me han llamado, son ambos interesantes, porque uno trata de las necesidades físicas del hombre y el otro, de las necesidades espirituales. La primera piedra, que acabo de colocar hoy en el Hospital de Niños, bajo el cuidado del Ministro de Salud, quien está aquí, pronto será una fuente de consuelo para los que sufren. El salón de oración que ahora voy a inaugurar dará solaz a la mente, y fuerza y firmeza en todas las empresas que requieren valor y fe en el poder supremo que rige el universo. La salud espiritual es preservada y promovida por la atención a las tres cualidades o gunas: el equilibrio (satva), la pasión (rajas) y la inercia (temas). La salud física es preservada y nutrida por la atención a los tres humores: los aires, la bilis y la flema. Estos tres humores no deben ser viciados ni desequilibrados. Un cuerpo sano es el mejor receptáculo para una mente sana; la enfermedad vuelve la mente inestable y ansiosa. Lo material y lo espiritual son como los dos platos de la balanza; deben ser cuidados en igual medida, por lo menos hasta que se alcance una cierta etapa en el desarrollo espiritual.

El servicio al hombre puede ser hecho en cualquiera de estas maneras; pero servirlo con el ejemplo es la mejor de todas. No sean un mal ejemplo para sus vecinos o los miembros de su familia. Sean buenos y esparzan bondad. Ésta es la razón por la cual antiguamente, cuando el alumno terminaba su educación, el maestro lo exhortaba a decir la verdad y observar la rectitud: «Sathyam veda, dharman chara». Esto se debe a que después de¡ periodo de estudio, el joven debe dedicarse a las buenas obras. De modo que debe dársele el consejo más beneficioso, en el momento apropiado. Debe decirse la verdad sin hipocresía ni artificios; no debe provocar daño.

Los actos también deben ser regulados por la supremacía de la rectitud. Se le pide que no descuide el conocimiento que ha adquirido, sino que lo recuerde y cultive cada vez más poniéndolo en práctica. «Trata a tu madre como a Dios; trata a tu padre como a Dios; trata al preceptor como a Dios; trata a tu huésped como a Dios». Éstas son importantes declaraciones y deben ser cumplidas. Y luego, acerca de la prestación de servicio, el maestro tiene algunos consejos muy buenos que dar. Den con reverencia, den con generosidad, den con modestia, den como a un amigo; den sin pensar en la recompensa; no den con ostentación. El servicio en el hospital, el servicio en el grupo de bhajans, todos deben hacerse con humildad y reverencia. Sólo entonces puede producir la purificación de la mente, que es el principal beneficio que se puede obtener del servicio.

La recitación constante del nombre de Dios cualquiera de los millones de nombres con los cuales lo identifica la imaginación o la inteligencia humanas es el mejor medio de corregir y limpiar la mente del hombre. Es por esto que el poeta cantó:

«¡Oh lengua! Eres muy hábil para saborear y apreciar los sabores agradables. Te voy a decir algo que te va a gustar mucho; es verdad, es una información muy ventajosa para ti. Pronuncia las nectarinas palatiras, los nombres de Dios: Govinda, Damodara, Madhava, y deriva de ello exquisita alegría».

Por medio del Nombre pueden mantener a Dios siempre cerca de ustedes. La oración y el culto siguen a la recitación del Nombre, pues la gloria y la gracia de Dios los llevan a adorarlo y a confiar en él para todas sus necesidades. Al comienzo, el adorado y el adorador son distantes y diferentes, pero a medida que la práctica espiritual se reafirma y consolida, se van mezclando y se vuelven cada vez más un conjunto, un ser compuesto, pues el individuo y el universo son uno; la ola es el mar. La fusión se cumple. A1 ocurrir la fusión, el ego queda disuelto; se esfuman todos los símbolos y signos de lo particular, tales como nombre, forma, casta, color, nacionalidad, secta y los derechos y deberes correspondientes a los mismos.

Para aquellos que ya se han liberado de la estrechez de lo individual, la única tarea es la elevación de la humanidad, el bienestar del mundo y el derramar amor. Inclusive, aunque permanezcan quietos, el estado de bienaventuranza en el cual se encuentran extiende esa bienaventuranza a todo el mundo. El amor está en todos, el amor es de todos, el amor es todo.

Tirupunitura

21 XII 87