Discursos dados por Sai Baba
{SB 14} (47 de 60 discursos 1978 a 80)
48. 07/03/80 El vibhuti
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 10 cap. 54 ) El vibhuti 7 de Marzo de 1980 MÁS DIMINUTO QUE lo diminuto y más inmenso que lo inmenso es como el Vedanta se refiere al Absoluto, a Brahman. Mediante esas descripciones, el Vedanta trata de representar el Ser Supremo pero ninguna puede ayudar a identificarlo o experimentarlo. Cuando mucho la descripción sólo puede parecerse a la inferencia obtenida por los cinco ciegos que trataban de describir lo que era un elefante tomando cada uno una parte diferente del animal. Aun aquéllos que lo han experimentado, no pueden comunicar totalmente a los demás el éxtasis, la paz, la luz y el amor. Los profetas y los sabios, a quienes se les atribuyen el establecimiento de las «religiones», han proclamado haber experimentado la conciencia del principio de Brahman. Aunque la escuela de filosofía charvaka negaba a Dios y las escuelas jainista y budista rehusaron aseverar su existencia. Shankara afirmó que Dios carece de forma y atributos y que es mejor describirlo como La Suprema Refulgencia. También dijo que el individuo no es diferente a lo universal, que el individuo es el mismo Brahman, que la naturaleza múltiple también es Brahman visto a través de un extraño velo, como una mezcla de verdad y falsedad, una ficción peculiar llamada maya o avidya. Brahman es la causa y la naturaleza (prakriti) es el efecto. La naturaleza es la manifestación engañosa de Brahman, lo que también puede llamarse lilavibhuti, o expresión de su gloria (vibhuN) plasmada como un simple juego (lila). Cuando se percibe el lila separado de Brahman, es una percepción falsa e incompleta. El lila es múltiple; Brahman es Uno. Descubrir el Uno en los muchos es el propósito de la existencia humana. Brahman es eterno, es el perpetuo esplendor; se le llama el reino de Dios. Lilavibhuti es prakriti o maya o avidya o Satán, con engañosas formas. El mundo objetivo es la superimposición sobre Brahman que engaña y deforma la realidad. Las personas ignorantes suponen que es real. Buda describió al mundo con cuatro características: 1) todo es pesar. Se le llama el mundo de la muerte, afligido por el dolor, el hambre, la enfermedad y la preocupación. Cuando tenemos hambre, nos gusta la comida, y cuando estamos satisfechos detestamos la misma comida que nos dio alegría; 2) todo es momentáneo, todo cambia; el capullo florece y se marchita, el rayo resplandece y después sigue la oscuridad. Todo individuo, cosa o cualidad crece y muere; 3) toda persona o cosa es única; hasta en los gemelos cada uno tiene alguna cualidad o actitud especial. No hay dos hojas, aun del mismo árbol, que sean iguales en todo. Los muchos están divididos en muchos más por estas diferencias. Por eso Buda declaró: 4) todo es vacío, sin valor. ¿Dónde están los padres y abuelos que se han ido? Sólo queda su recuerdo. ¿Cuántos imperios han sido sepultados en el tiempo? Al Nityavibhuti sobre el que aparece la estructura múltiple se le describe con seis características: 1) eterno; 2) indescriptible; 3) inmensurable; 4) incontaminado por asociación o impacto; 5) no afectado por disminución o limitación; 6) no enfocado o abordado por otra cosa, incomparable, igual sólo a sí mismo. Este Nityavibhutl es el principio átmico que subyace en todo ser humano. Se manifiesta como lilavibhuti y se proyecta como los muchos individuos y particulares mediante la interacción de las tres cualidades básicas de la naturaleza (gunas). El guna sátvico promueve la paz, la armonía y el amor; el rajásico está relacionado con el deseo: obliga al hombre a una constante actividad; el tamásico tiene la propiedad peculiar de deformar la realidad y de hacer que la verdad aparezca como falsa y lo falso como verdad; así, lo transitorio y trivial aparece como permanente y deseable. El sujeto, así como el objeto, son irreales; sólo el Alma o Brahman, la verdad en ambos, es real. Es por eso que los dos se clasifican como lilavibhuti, la magnificencia del juego de Dios. A través de ese juego ha emanado el cosmos. Este día es Yugadi, el día de Año Nuevo, el día en que despedimos al año y le damos la bienvenida a otro. En el lila, esas llegadas y salidas son comunes. Se afirma que durante este año la luna (Chandra) es el rey y el sol (Surya), el primer ministro. Saturno es el comandante en jefe. De los nueve planetas, cuatro están en posiciones favorables y cinco tienen posiciones dañinas. El año se llama Roudra, que quiere decir «terrible». Esto significa que en el año sucederán agitaciones y se afrontarán ansiedades. Pero el rey y el ministro son poderosos; mantendrán control sobre las cosas. Los planetas favorables asegurarán lluvias tempranas. Así que existe una buena oportunidad de que reinen la paz y la seguridad si la mente (cuya deidad reinante es Chandra) y el intelecto (cuya deidad que lo preside es Surya), trabajan al unísono. La gente debe aceptar la advertencia y no permitirse ser «terribles» unos con otros como hordas de monos borrachos. Deben recordar la unidad básica de toda la humanidad: Ekoham bahusyam (Desde el Uno provienen los muchos). Ekoham es el Nityavibhuti y bahusyam, el lilavibhuti. Demuestren que son divinos en su misma esencia. Su conducta y comportamiento deben reflejar la fe en su divinidad. Se celebra el día de Año Nuevo, después de limpiar y pintar la casa, que adornan colgando festones verdes en las puertas. Las personas se asean con esmero, visten ropa nueva y participan en las fiestas y comparten alegrías. Si con mucho esmero satisfacen los requerimientos del cuerpo, imagínense el cuidado que deben mostrar para adorar al residente divino en ese cuerpo. Cultiven la tolerancia y compasión, realicen actos plenos de amor y servicio, haciendo el máximo esfuerzo para ver a Dios en todo ser viviente. Prashanti Nilayam 7 III 80 |