Discursos dados por Sai Baba – 47. 20/12/67 El servicio espontáneo

Discursos dados por Sai Baba

{SB 07} (41 de 48 discursos 1967)

47. 20/12/67 El servicio espontáneo

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 06 cap. 29 )

El servicio espontáneo

20 de Diciembre de 1967

Ernakulam, Kerala

ESTA MAÑANA LES hablé de la perspectiva básica que deben tener cuando llevan a cabo las varias actividades de las Organizaciones Sathya Sai; ahora. voy a entrar más en detalle para que puedan establecer varios programas de trabajo para los diversos comités y grupos en sus propios lugares.

Los miembros hablaron hace un momento acerca de las actividades irreverentes e insensatas de los estudiantes y de la necesidad de encauzar sus actividades y energías por canales que los hagan ciudadanos útiles y merecedores. No están haciendo otra cosa que imitar a sus mayores y a los líderes. Encuentran que sus padres y maestros están peleando entre sí por ciertos fines o para ganar superioridad o poder, y por eso ellos también pelean con otros y entre sí. Los padres, maestros y mayores deben poner el buen ejemplo. De otra forma, todas estas actividades académicas y educativas no serán sino pérdida de tiempo, e inclusive dañinas.

Hay en el hombre una conciencia que le susurra el consejo correcto y detiene las manos injustas, a la cual el hombre casi ha logrado silenciar; pero es la voz de Dios y nunca podrán acallarla totalmente. Hagan que los niños tomen conciencia de esto. En Kerala hay una práctica, que felizmente existe en las áreas rurales, de que los mayores reúnan a los niños a su alrededor cada noche y pasen una hora o más recitando en voz alta las alabanzas de Dios. Es necesario revitalizar esta tradición. El tiempo pasado así es tiempo bien gastado; dará mucha paz y alegría. Siembren un árbol frutal y de él podrán obtener frutas; pero si siembran árboles de margosa no pueden esperar que produzcan naranjas. Si siembran falsedad, temor, discordia, eso cosecharán. Los Centros Sai pueden dar clases para los niños y contarles historias de las Upanishads y las epopeyas, enseñándoles cantos devocionales y escenificando con ellos obras de teatro sobre temas de los Puranas. Hagan que también desarrollen reverencia por sus padres, maestros y mayores. La atmósfera del hogar debe hacerse más pura, más santa. Ellos deben aprender, por la observación, que sus padres son felices y serenos porque tienen plena fe en Dios y saben que cualquier cosa que suceda es para mejorar. Los domingos pueden reunir a los niños y enseñarles, de manera atractiva, los textos religiosos. Pueden también darles nutritiva leche en ese momento para que puedan obtener a la vez la leche y la esencia.

Los médicos que hay entre ustedes pueden servir a los pobres tratándolos sin costo alguno; den a los pobres toda la atención y cuidado que prodigan a los pacientes ricos que les pagan. Háganlo por Dios; sientan que es la veneración que le están ofreciendo. Los abogados pueden ayudar a aquellos que por falta de un asesor legal tienen que quedar indefensos o sufrir a man Qs de hombres inescrupulosos. No publiquen estos actos de bondad; háganlos espontáneamente, sin fanfarrias. Es más valioso que demostrar su servicio con la ayuda de titulares y fotografías, los cuales reducen el valor de los actos de compasión. Deben sentirse incómodos cuando los que los rodean son infelices; si alivian su aflicción, los hacen felices y se hacen felices a ustedes mismos, ¿no es así? De igual modo, deben estar felices cuando lo son quienes los rodean. Esto es más difícil que lo primero, pero es la señal de los verdaderamente buenos. Es su deber reconocer a todos los hombres como a sus parientes y compartir su capacidad y talento con otros, para de este modo obtener los, mayores beneficios. Esa capacidad es un bien que debe salvar a todos. El servicio hecho en los asilos de minusválidos, débiles mentales, huérfanos, refugiados, etcétera, es en verdad muy beneficioso y una buena práctica espiritual, como también el que se hace en cárceles y hospitales. Visiten estos lugares a menudo, dando consuelo y fortaleza; enciendan la lámpara de la devoción en los reclusos y los pacientes. Canten bhajans; ayúdenlos a escribirles a sus familiares, denles libros que leer o léanselos ustedes; sean los parientes de aquellos que no tienen a nadie a quién llamar suyos. Su sonrisa será como una luz en su oscuridad.

Las mujeres devotas, si tienen el entusiasmo y apoyo, pueden iniciar grupos no sólo para cantar bhajans y estudiar textos y libros sagrados, sino para hacer servicio a las mujeres. Vayan a los barrios pobres y derramen luz y alegría allí. Reúnan a las muchachas desvalidas y traten de darles algunos medios de vida honorables. Endulcen su vida con cantos devocionales y la práctica de la repetición del Nombre y la meditación. Las mujeres también tienen derecho a saber que son el Alma engastada en una forma humana y también pueden sacar la fuerza, la alegría’ y la paz que el Alma tiene. Inculquen en ellas el hábito de la oración; esto limpiará la mente de todas las impurezas y hará que Dios brille en su pleno esplendor.

Ernakulam

20 XII 67