Discursos dados por Sai Baba
{SB 29} (53 discursos 1996)
46. 10/09/96 La conquista del apego
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 29 cap. 46 ) La conquista del apego 10 de Setiembre de 1996 ¡Con qué habilidad logra moverse la lengua dentro de la boca, sin quedar atrapada entre los dientes! El hombre debería conducirse del mismo modo para evitar los peligros de la vida. ¡No olvides estas buenas palabras, oh hombre! Shankara consideraba que la existencia del hombre en la Tierra era como la de un actor sobre un escenario, que desempeña su papel, naciendo, creciendo y muriendo. La vida del hombre es como una gota de agua que brilla en forma tenue e incesante sobre una hoja de loto. Está llena de pesar y dolor. Renuncia al apego a esta vida y comienza a adorar a Govindha, ¡oh hombre, carente de sabiduría! (Poema Telugu) La vida humana es como una casa con muchas habitaciones en la forma de deseos. Los deseos y las decepciones están a la orden del día. Las dudas se han diseminado por todas partes. El hombre es atormentado por el temor, que lo persigue dondequiera que vaya o permanezca. Está atrapado en un laberinto de problemas. ¿Cómo ha de escapar de él? Incluso la felicidad que parece obtener de la vida va acompañada del temor. No puede liberarse de él. ¿Cómo puede lograrlo? Donde no hay apego, no hay temor. ¿Cómo ha de alcanzarse este estado? A través de la proximidad con lo Divino. Shankara exhortó a la humanidad a eliminar el temor cultivando Vairagya (desapego) y emprendiendo el viaje hacia el Atma (Ser). Mediante la Realización del Ser se comprende la verdadera naturaleza del temor. La alegría y el pesar, la ganancia y la pérdida, la luz y la oscuridad son pares de opuestos en los que la ausencia de uno es el indicio de su opuesto. Para ambos, el origen es el Atma. Todas las cosas se originan en el Atma. He aquí una flor. Tiene muchos pétalos. Éstos parecen distintos unos de otros. Pero todos surgieron del mismo pedúnculo. Éste es el asiento del Atma, de la cual los pétalos han surgido. Pero nosotros vemos a la flor como un solo objeto. La flor es una, aunque los pétalos son muchos. Los pétalos han surgido de un único pedúnculo. El océano, las olas y la espuma La analogía es aplicable a las infinitas olas que surgen en el océano. Las olas son muchas y distintas, pero están formadas por la misma sustancia que el océano. De las olas surge la espuma, que posee las mismas propiedades que las olas y el océano, aunque tiene forma y nombre diferente. Los tres están basados en el océano, y representan a los tres tipos de pruebas en lógica: Prathyaksha (percepción directa), Paroksha (prueba indirecta) y Anumana (inferencia). Ésta es la base lógica del Adhvaitha. Se denomina Thriputhi los tres en uno el principio Áathmico. En el ser humano, esta condición de tres-en-uno se encuentra en la unidad de cuerpo, mente y Atma. El cuerpo funciona sobre la base de la mente. La mente está basada en el Atma. El Atma es la base para todo. Es la base de la condición humana. Ésta es la doctrina del No dualismo. El descubrimiento de Siddhartha Después de un largo período, Shuddhodhana tuvo un hijo, llamado Siddhartha. El rey mantuvo a Siddhartha permanentemente dentro del palacio para que el niño no tuviera conocimiento de los sufrimientos que se padecían en el mundo exterior. En una oportunidad, Shuddhodhana le presentó su hijo a un pandit de alma elevada que había llegado al palacio. El pandit era un profeta. Le dijo al rey: “¡Shuddhodhana! Este muchacho se hará renunciante. Además se convertirá en un gran maestro de sabiduría para el pueblo”. Shuddhodhana se alarmó al oír esto. Temiendo que el príncipe desarrollara Vairagya (total desapego) si salía, lo mantuvo dentro del palacio. El rey lo casó cuando cumplió dieciocho años y lo coronó como heredero. Después de su coronación como Yuvaraja, Siddhartha deseó visitar el reino. No tenía sentido que un gobernante quedara confinado a su palacio. Debía saber cómo vivía la gente. Por lo tanto, quiso recorrer el país. A pesar de sus temores, el rey accedió al pedido del príncipe porque éste ahora era un hombre casado y era improbable que se escapara. La vejez, la enfermedad y la muerte Shiddhartha subió a su carruaje y comenzó a recorrer la capital. Vio a una anciana, doblada por la edad, avanzando penosamente por el camino, con la ayuda de un bastón. Le preguntó al auriga: “¿Quién es esta extraña criatura que se mueve por el camino?” “¡Señor! Cuando uno envejece, la espalda se dobla y uno se vuelve débil. Ésta es una anciana”. El príncipe preguntó: “¿Esto les ocurre a todos como resultado de la vejez?” El hombre respondió: “Es inevitable. Es una ley de la Naturaleza”. El carruaje siguió su marcha. Un hombre enfermo se hallaba sentado bajo un árbol, tosiendo y gimiendo. El príncipe preguntó qué le ocurría al hombre que se encontraba bajo el árbol. El auriga respondió: “El cuerpo humano está expuesto a una variedad de enfermedades. Nadie puede decir cuándo alguien puede llegar a padecer una enfermedad”. El príncipe tomó nota de esto. El carruaje siguió avanzando. Cuatro personas llevaban un cuerpo muerto en andas funerarias. El príncipe preguntó qué era aquello que los cuatro hombres cargaban. El auriga respondió: “Es un cadáver”. “¿Qué es un cadáver?”, preguntó el príncipe. El auriga respondió: “Un cadáver es un cuerpo sin vida”. “¿Qué pasa con nosotros?”, preguntó el príncipe. “Nosotros somos Shivam (seres vivos)”. El príncipe preguntó: “¿Todos pierden la vida?”. “Sí. La muerte es inevitable, en algún momento”. El príncipe escuchó esto. Dejó caer la espada que tenía en la mano y regresó al palacio. Esa noche no comió. Se fue a la cama, pero no pudo dormir. A su lado dormían su esposa, Yashodhara, y su pequeño hijo. Los observó intensamente. Un pensamiento pasó como un relámpago por su mente: Sarvam duhkham (Todo es aflicción). Luego declaró: “Sarvam Bhayam, Bhayam, Bhayam” (Todo está lleno de temor). Luego declaró: “Sarvam shuunyam, shuunyam, shuunyam (Todo es vacuidad)”. Después de hacer estas declaraciones, abandonó el palacio. ¡Qué gran renuncia! Nosotros vemos cualquier cantidad de enfermos, ancianos y cadáveres. ¿Cuántos obtienen el sentimiento de renuncia después de ver estas escenas? Sólo Siddhartha tuvo este sentimiento. Para adquirir semejante control de los sentidos (como para renunciar a todos los apegos) la Gracia de Dios es necesaria. El reino de Jithendhriya Del mismo modo, un príncipe fue a cazar a un bosque. Cuando se sintió cansado y sediento, fue a un Ashram, para descansar y beber agua. El sabio de la ermita le preguntó al príncipe quién era y qué lo había llevado al Ashram. Él respondió: “Mi nombre es Jithendhriya. Vengo del reino de Jithendhriya. Necesito un poco de agua”. El sabio le ofreció agua y le pidió que tomara asiento. Quería averiguar si el extraño vivía de acuerdo con el nombre que llevaba (Jithendhriya significa alguien que ha conquistado los sentidos). Hay muchas personas que tienen nombres como Dharmaraju, pero sus acciones se contradicen con sus nombres. El sabio le pidió al príncipe que le entregara sus ropas reales y se vistiera con la túnica de un asceta. Tomó la ropa del príncipe, la salpicó con un polvo rojo y partió hacia el reino de Jithendhriya. En la puerta del palacio, el centinela saludó al sabio con reverencia y le preguntó cuál era el objeto de su visita. El sabio dijo que un animal salvaje había matado al príncipe en el bosque y que él había traído sus ropas. Pidió que le transmitieran este mensaje al rey. El portero sonrió y preguntó: “¿Quién está libre de la muerte? Todos los que nacen están destinados a morir. El nacimiento y la muerte van juntos”. Hay una práctica Del mismo modo, todos tienen una fecha de regreso, aunque no sea visible. Indiferencia hacia la muerte Después de oír las palabras del centinela, el sabio entró para encontrarse con el rey mismo. Le dijo al rey que su hijo había muerto y comenzó a llorar. Mientras el Sanyasi sollozaba, el rey se reía. El rey le dijo: “Tú llevas una túnica ocre, pero tus palabras no son dignas de un renunciante. ¿Por qué lloras? Éste no es un asunto para sentir pesar o preocupación. Al anochecer, cientos de aves regresan a un árbol para descansar. A la mañana siguiente se alejan volando. ¿Cuál es la relación entre las distintas aves? Del mismo modo, en el árbol de mi familia, las aves como la esposa y los hijos descansan por un tiempo y luego parten. Nadie puede decir cuándo partirá uno de ellos y hacia dónde. No hay razón para sentir pesar por su partida. Es una ley de la naturaleza”. El sabio sintió que el rey era un hombre sin corazón. Entonces fue a ver a la reina, pensando que como madre ella lamentaría la muerte de su hijo. Le dijo: “¡Madre! Tu hijo está muerto. Aquí están sus ropas”. Ella también rió. “¡Oh, Sadhu ! Tú eres alguien que ha renunciado a todo en el mundo. ¿Cómo puedes sentir preocupación por lo efímero? La vida es como un albergue donde los viajeros permanecen un tiempo y luego siguen su camino. Cada uno tiene su propio tiempo de partida. No es necesario lamentarse cuando alguien deja el mundo”. Entonces el sabio fue a ver a la esposa del príncipe para averiguar si al menos ella reaccionaba en forma diferente. Le dio la noticia de la muerte de su esposo. Ella observó: “Cuando llueve, las hojas caen de un árbol. Cuando hay una inundación, dos trozos de madera se juntan por un rato y luego se vuelven a separar. En este océano de la vida yo soy uno de esos trozos. El príncipe era otro. Nos juntamos y ahora nos hemos separado. ¿Por qué sorprenderse o lamentarse por esto? La causa de todo esto es el apego o la posesividad. Los hechos en sí no tienen la culpa. Están destinados a ocurrir. ¿Por qué preocuparse por ellos?” El verdadero desapego El sabio comprendió que todo lo que el príncipe había dicho acerca del reino era cierto. Sin embargo, quiso poner a prueba al príncipe mismo. Regresó a la ermita y exclamó ante el príncipe: “¡Oh, príncipe! Tu reino ha sido asolado por invasores y tu padre y madre son mantenidos prisioneros. Debes partir inmediatamente para recuperar el reino y liberar a tus padres. Prepárate para la batalla”. El príncipe respondió: “Todo lo que ha ocurrido se debe a la Voluntad de Dios. Yo no traje conmigo ese reino cuando nací. ¿Acaso puedo llevármelo cuando muera? ¿Por qué habría de librar una guerra para recuperarlo? No es mi reino. Mi reino es el reino del Atma (Espíritu). Me estoy esforzando por tomar conciencia de ello. Ése es el Reino de los Cielos. Es lo que intento obtener. No se lo puede obtener librando una guerra. Ha de ganarse sólo a través del amor. No tengo interés en otros reinos. Sean fieles a su papel Entonces el Sanyasi se postró ante el príncipe y le confesó: “Nosotros vestimos como renunciantes, pero no tenemos ninguna de las cualidades de los verdaderos renunciantes. ¡Cuántos jefes de familia están llevando vidas libres de apegos mundanos!”. Quisiera relatarles otra historia para mostrar que uno ha de ser fiel al papel que le toque desempeñar en la vida, cualquiera que éste sea. Una vez apareció un actor en la corte de un rey, disfrazado de Shankaracharya, declarando enfáticamente el carácter irreal de todas las relaciones humanas y la transitoriedad de todas las posesiones mundanas. El actor hizo una exposición tan enérgica del Adhvaitha que el rey ordenó a sus ministros que le obsequiaran al actor una bandeja con monedas de oro. Pero el hombre disfrazado de Shankaracharya se negó firmemente a aceptar el regalo, diciendo que no sería digno de él recibirlo en su papel de Shankaracharya. Al día siguiente, el mismo actor apareció en el papel de una hermosa bailarina y realizó una danza excelente ante el rey. Éste quedó tan impresionado con la danza que le ordenó a su ministro que obsequiara una bandeja con monedas de oro a la bailarina. Esta vez, la bailarina se negó a aceptar lo que le ofrecían diciendo que era una recompensa muy pequeña por su representación. El ministro, que se había dado cuenta de que la bailarina era la misma persona que había venido como Shankara el día anterior, le preguntó entonces al actor por qué se había negado a aceptar la bandeja con monedas de oro el día anterior y pedía más ese día. El actor explicó que había rechazado el ofrecimiento anterior para cumplir con su papel de renunciante. Sin embargo, en el papel de una bailarina tenía la libertad de pedir más, ya que era natural que los bailarines hicieran tanto dinero como pudieran. El llamado de Shankara a la humanidad Shankaracharya dirigió un llamado a la humanidad para que los seres humanos comprendieran que, como tales, debían cultivar los valores humanos y practicarlos. De otro modo, estarían traicionando su verdadero papel en la vida. Shankara recorrió el país, exhortando a la gente a vivir vidas espirituales, abandonando las cualidades animales. Sus discípulos asimilaron la esencia de las doctrinas de Shankara y se convirtieron en expertos expositores del Adhvaitha. Por un tiempo, la doctrina Adhváitica predominó en toda Bharat. Sin embargo, con el paso del tiempo, la doctrina perdió su influencia. ¡Estudiantes! Yo no quiero que todos ustedes se vuelvan Sanyasins y lo abandonen todo. Sólo quiero que cumplan con sus obligaciones, depositen su fe en Dios y comprendan que hay una Realidad fundamental que subyace en todas las cosas. Cuando tomen conciencia de esto, el desapego se desarrollará espontáneamente en ustedes. El desapego no se adquiere por compulsión. A medida que crece el amor por Dios, la indiferencia hacia las cosas del mundo se desarrolla naturalmente. Discurso pronunciado en el Sai Kulwant Mandap, el 10-9-1996. |