Discursos dados por Sai Baba – 36. 24/10/66 El Único Purusha

Discursos dados por Sai Baba

{SB 06} (28 de 45 discursos 1966)

36. 24/10/66 El Único Purusha

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 05 cap. 53 )

El Único Purusha

24 de Octubre de 1966

Prashanti Nilayam

Dasara

Es parte de la naturaleza humana que el hombre desee alcanzar la presencia del Todopoderoso, verlo y estar siempre con él, pues en lo profundo del corazón humano está el impulso por alcanzar el lugar de donde ha venido, por recobrar la felicidad que ha perdido, la gloria que se le escapó. El hombre es en sí mismo di vino y por eso hay en él un llamado muy profundo que clama por el todo, del aire en la vasija que anhela el aire que la rodea. Los intentos por alcanzar la Presencia deben ser hechos pronto, pues la muerte está acechando para llevarse al hombre. Los pájaros que pasan por el cielo pueden ver la carroña que está en el suelo, pero no ven la red que está puesta para atraparlos. Así también, el hombre es capaz de ver lejos, hacia el futuro, por medio de su inteligencia, pero cuando se trata de la muerte que lo espera, está ciego.

Para alcanzar la presencia de la fuente de bienaventuranza, Dios, deben seguir los pasos de los grandes santos y buscadores como Jayadeva, Gouranga, Mira, Ramakrishna y otros. Practiquen sus enseñanzas, sigan su ejemplo. El camino de la actividad dedicada, de la entrega a lo más alto, del amor incomparable por la personificación del amor, ése es el camino más dulce, que da alegría a cada paso que se avanza. El nombre del Señor, que todos estos buscadores mantenían en su lengua, es descrito por ellos como más dulce que todas las cosas dulces juntas. Así como una linterna en la mano iluminará cada metro del viaje, porque va a ir con ustedes no importa lo lejos que vayan, el Nombre iluminará cada minuto de sus vidas. Cuando le preguntaron a Radha lo que deseaba del Señor, ella contestó que estaba contenta con tenerlo y que no buscaba otra cosa de él.

La mente se imagina que puede obtener alegría de los objetos alrededor de ella, acerca de los cuales los sentidos le transmiten información.

La mente puede ser dominada por el conocimiento de que todo es Brahman (Dios) o de que todo es su juego. Para saber que el mundo no es otra cosa que el juego de Dios y que ustedes no son sino muñecos en sus manos deben aprender de la devoción de las gopis, las pastoras con quienes convivió Krishna en Brindavan. Ellas estaban tan saturadas de su sentimiento de entrega a él, que perdían toda conciencia del cuerpo y tenían sólo una forma delante de sus ojos, un pensamiento en su mente, una canción en sus corazones, la de Krishna. Su devoción no era una pose superficial, una estratagema escapista, ni una alucinación temporal.

Era el aliento mismo de sus vidas, la razón misma de su existencia.

Un hombre oyó el ruido de un ladrón que entraba en su casa una noche, por lo que le pidió a su esposa que llorara a gritos, mientras él la regañaba en voz alta por exigirle que recuperara del presta mista todas sus joyas, o por lo menos su mangalasutra (collar matrimonial), que él había empeñado por tres rupias ese mismo día, y el marido respondió que estaba en la más abyecta pobreza; que no tenía ni un céntimo en la casa, que qué podía hacer.

Oyendo esta historia, el ladrón se regañó a sí mismo por todas las molestias que se había tomado para entrar en la casa y rápidamente se escurrió de allí.

Los trucos pueden tener éxito en los asuntos mundanos, pero no pueden engañar al Omnisciente. Las trampas sólo repercuten con tra el buscador. Cuando ladrones tales como el egoísmo tratan de robarles aviesamente la joya del conocimiento que han atesorado en su conciencia interna, busquen la ayuda de Dios para vencerlos y la recibirán.

La mente es la encantadora, la usurpadora que ha establecido su dominio sobre ustedes. Durante una fiesta de matrimonio en cierta ciudad, fue a la casa de la novia una anciana a quien la familia trató con reverencia porque pensaron que ella era una parienta del novio y los familiares de éste la honraban a su vez porque la creían parte del grupo de la novia. Se las arregló para disfrutar de la hospi talidad de ambas partes durante semanas hasta que alguien, por curiosidad, empezó a preguntarles sobre ella.

Cada parte la des conoció, y tan pronto como se dio cuenta de que habían descubierto sus trucos, la dama desapareció.

La mente también desaparecerá tan pronto como empiecen a indagar, pues es como una tela compuesta de la trama y urdimbre de los hilos. Cada hilo es un deseo, un anhelo, un apego. Remuévanlos y la tela desaparecerá. El engaño es el algodón, el deseo es el hilo, la mente es la tela. Por medio del renunciamiento, la trama y la urdimbre pueden ser eliminadas. El aspirante debe tener como sus guardianes personales al discernimiento y al desapego. Enton ces puede moverse por el mundo sin peligro.

Una vez un renunciante entró en la casa de un terrateniente, pe ro se sorprendió de ver que el dueño de la casa se estaba dando un baño de barro. Cuando le preguntó por qué, éste le dijo: «Yo quiero demostrar que no puedo pagarme nada más costoso; aunque, a decir verdad, tú eres un monje a quien puedo confiar esto:

he acumulado un buen tesoro para los malos días». El sanyasin lo llamó tonto y lo exhortó a que gastara el dinero en buenas obras mientras podía. Le dijo: «No seas como las abejas que sólo obtienen un poco de humo de todos los días de trabajo que pasan en la colmena acumulando la preciosa miel en el panal. Se les hecha humo para ahuyentarlas y así sacar el panal para obtener la miel. No pospongas la utilización de esa riqueza hasta el último aliento».

Den al mundo sólo una importancia secundaria; el primer lugar debe ser reservado para la lucha por librarse de sus lazos. La Madre del Universo (Jagad Janani) se apresurará a ir hacia ustedes y acariciarlos cuando dejen los juguetes y lloren. Anhelen desde lo profundo de su corazón; anhelen con todo su ser, no dejen ningún resto de apego en la mente; sólo entonces podrán obtener la gracia de Seshasayi, “Aquel que se reclina en la serpiente suprapsíquica”.

No se preocupen por el cinismo de los mundanos; pueden tratar de arrastrarlos por desvíos, lejos del camino real del discernimien to y la renunciación. Aun los avatares son blanco de hombres pequeños que se deleitan en derramar veneno sobre los grandes; ¿cómo pueden entonces escapar aquellos que buscan expandir su amor y universalizar su visión?

Los Pandavas nunca prestaron oídos a la maledicencia acerca de Krishna; tenían una comprensión de su gloria y se entregaron total mente a él, y Krishna correspondió a su amor. Él declaró que Dharmaraja era su cabeza, Arjuna sus hombros, Bhima su tronco y Nakula y Sahadeva sus pies. Él era el corazón. Ésa era la relación entre los Pandavas y el Señor; pero sólo los Pandavas la reconocían, creían en ella y se beneficiaron de ella, mientras que otros no.

El Señor es el Morador del Corazón.

Al recibir la noticia de que Krishna había dejado el mundo al término de su misión, Dharmaraja decidió emprender la Gran Marcha (Mahaprasthanam) hacia el norte, en silencio, sin mirar hacia atrás, hasta caer muerto. Le propuso este paso a Bhima y le preguntó qué decidía, a lo que Bhima entonces respondió: «Her mano, ¿somos hoy diferentes de lo que éramos cuando tuvo lugar el gran juego de dados?

Entonces tú nos apostaste y nos perdiste, sin pedir nuestra aprobación.

Ahora también, cuando decides un curso de acción como el mejor para ti, es también lo mejor para nosotros, pues somos como los cinco alientos de un cuerpo, los cinco aires vitales que lo sostienen conjuntamente». Su “cuerpo” era uno y Krishna era su corazón.

Para las gopis, Krishna era su corazón. Así es como se nos muestran en el Bhagavata. Reverenciaban a Krishna como a su pati, su Amo, su Señor, pues en realidad el Señor es el único Purusha; el hombre y su fuerza, el ser, el morador interno (At
ma) que reside en el cuerpo. Todos los demás son a-balas, femeninos, débiles, el sexo más débil. Aun los más heroicos de los hombres se quejan y lloran cuando están afligidos, en silencio y soledad. Tienen momentos de debilidad lo mismo que los demás. Cuando están indecisos y aquejados por las dudas, recurren a la oración y a la súplica; también ellos son débiles. Sólo el Señor puede ser llamado fuerte, bajo todas circunstancias, inexpugnable, impartiendo fuerza a todos. Así, cuando ustedes lean acerca del amor de las gopis, re cuerden que todos los seres son “femeninos” y que sólo el Señor es el Purusha.

Es sólo por medio del amor que Dios puede ser per suadido de revelarse y así ganar uno el conocimiento.

Debo pararme ahora porque estos devotos de Bangalore han construido un jhula (columpio de flores) e insisten en que me siente y me balancee en él. No me gusta esto. ¡Cuán feliz sería de mecerme en el columpio de sus corazones, en el jhula del Om, balanceándome al son de Tat-Tuam-Asi que se eleve de los co razones de los seres humanos desde los siete mundos! ¡Cuán magnífico sería eso! Pero ustedes sientan en el jhula de sus co razones a su mente, no al Señor Madhava, por eso la humanidad carece de paz y alegría.

Dásara, 24-X-66