Discursos dados por Sai Baba
{SB 09} (30 de 35 discursos 1969)
30. 28/10/69 La belleza y el deber
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 07 cap. 31 )
La belleza y el deber
28 de Octubre de 1969
Prashanti Nilayam
SU TAREA COMO servidores de sí mismos (swayam sevaks) habrá terminado cuando conozcan bien la tarea para la cual han ganado este cuerpo humano con todas sus potencialidades y posibilidades. Es para crecer en amor, expandirse en amor, practicar el amor, fortalecer el amor y finalmente volverse amor y fundirse en el ilimitado amor que es Dios. Toda sus vidas deben ser amor, vivir con amor y para el amor. Es decir, amor expresado por medio del servicio a aquellos que hacen brotar ese amor de ustedes, y sacándolo ayudan a aumentarlo y profundizarlo. La disciplina espiritual está diseñada para canalizar ese amor, para que pueda irrigar al corazón, que de otra forma se secará.
Los voluntarios que tienen el privilegio de trabajar en Prashanti Nilayam tienen que establecer el ideal para trabajadores similares en el mundo entero, pues aquí el servicio emana de una genuina comprensión del significado y propósito de la vida. Cuando se conoce esto, cada paso será correcto y conducirá a la rectitud. Y si hay rectitud en el corazón, habrá belleza en el carácter; si hay belleza en el carácter, habrá armonía en el hogar; si hay armonía en el hogar, habrá orden en la nación; si hay orden en la nación, habrá paz en el mundo. La rectitud consiste en ampliar el horizonte de su compasión. Esto necesariamente promoverá el máximo de felicidad humana.
La religión es tres cuartas partes del carácter. Nadie puede pretender ser religioso si sólo observa los sacramentos y reglas y no es recto y compasivo. Sólo el carácter puede fortalecerlo a uno para soportar los golpes del dolor y el placer. Sólo el carácter puede hacer que un hombre exclame: «La muerte para mí es una broma; el nacimiento no puede causarme temor». Esta semana que han pasado trabajando como voluntarios aquí es una semana de desarrollo del carácter, de práctica espiritual. Han estado sirviendo a su propio ser todos estos días.
Mantengan este estado mental cuando regresen a sus pueblos y a sus ocupaciones; no abandonen sus ganancias y corran detrás de cosas fútiles. Sirvan a todos como encarnaciones de la Voluntad Divina. Esto les dará una inmensa felicidad, una felicidad que ninguna otra actividad puede conferir. El pájaro chakora espera con el pico abierto las primeras gotas del rocío que viene del cielo; no disfruta de ningunas otras. Así también, ustedes deben anhelar la oportunidad de consolar, confortar, alentar, sanar, ayudar a alguien que lo busque. Véanse en él; sientan su alegría como suya, su dolor como suyo.
¿De qué utilidad será tener un auto si ignoran el arte de conducirlo o usarlo para ir de un lado a otro? ¿De qué sirve tener un radio si no conocen su manejo y las maneras de beneficiarse de él? ¿De qué beneficio es tener un cuerpo si no buscan conocer la mejor forma de utilizarlo? Aprendan de los santos y sabios que han conocido la verdad acerca del camino que van a recorrer y de la meta que tienen que lograr. Esa meta es Dios. Él está más allá de todas las nociones de lo bueno y lo malo, de lo correcto y lo erróneo. Éstas son medidas terrenales con las cuales se mide y juzga lo temporal. Él no tiene forma, miembros, cualidades, inclinaciones, prejuicios ni predilecciones en absoluto. Decir que él es la forma misma de la verdad (Sathyaswarupa), de la sabiduría (Jñanaswarupa) y de la bienaventuranza (Anandaswarupa) tampoco es correcto, pues él no tiene ninguna forma propia: él es la verdad, es la sabiduría, la bienaventuranza. Ésa es la experiencia de aquellos que lo han probado.
No hay vasijas en el barro, pero en las vasijas sí hay barro. Tampoco hay característica alguna en Dios, pero en las características de la verdad, la sabiduría y la bienaventuranza está Dios. Dios está en todas partes, pero ningún vehículo espacial puede tropezarse con él, ningún piloto espacial puede espiarlo. Él es demasiado sutil para todas estas clases de contactos, más sutil que el éter. Así, no presten oído a las personas que juran que no hay Dios. No saben de lo que hablan, es decir, Dios es demasiado vasto, más allá del alcance de la razón o de la imaginación; pueden obtener sólo vislumbres de la felicidad que se deriva de la contemplación de su magnificencia.
Prashanfi Nilayam
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