Discursos dados por Sai Baba
{SB 05} (58 discursos 1965)
30. 26/04/65 La hipocresía básica
25 de Abril de 1965 Prashanti Nilayam Hoy, como ayer, los pandits les hablaron del Sanathana Dharma o Justicia Eterna y de su grandeza. Yo también les hablaré sólo de esto, pues no hay nada más importante que el Dharma para la felicidad material y espiritual. El Sanathana Dharma les pide que veneren al maestro o acharya porque él trata de salvarlos del desastre, de ese mar de nacimientos y muertes en el cual se están deslizando por ignorancia. Tienen que aprender a nadar para escapar del rio desbordante; deben aprender la enseñanza del Señor o Gita, para escapar del turbulento torrente de los nacimientos y las muertes. El gurú les señala la meta, les revela la verdadera naturaleza del Atma. A un hombre que lucha en un pantano no lo puede salvar otro que también esté atrapado en el fango. Sólo uno que permanezca en terreno firme puede sacarlo. Así pues, el gurú debe tener los pies bien seguros por encima y más allá del fango del mar de nacimientos y muertes (samsara). Los rishis o sabios lucharon consigo mismos y se elevaron a las regiones más puras del pensamiento para descubrir su propia verdad. Sintieron la emoción de este descubrimiento y cantaron acerca de la libertad que lograron. Estos cantos sirven de postes de señales y todos los que reciben beneficios de ellos deben reconocer la deuda. ¿Cómo pagar la deuda a los rishis (rishi-rna)? Mediante el estudio, la reflexión sobre lo que ellos han cantado de su liberación, practicando el sadhana que ellos adoptaron, probando que ellos tenían razón por medio de la propia experiencia de ustedes. Existen asimismo otras tres rnas o deudas que mencionan las escrituras: pithr-rna, mathr-rna y deva-rna, la deuda al padre, a la madre y a los dioses, respectivamente. Una vez hubo un gran sabio llamado Udalaka, famoso por su erudición. Él tenía un hijo, Svetaketu, y una hija, Sujata. Entre sus discípulos estaba Kahodaka, un joven de buen comportamiento, virtuoso, devoto de su maestro e interesado en sus estudios. Pero él no podía mantenerse al mismo paso que los otros jóvenes brillantes y, así, se convirtió en el blanco de sus burlas. El gurú lo amaba aún más por causa de esto. La simpatía hacia su suerte se convirtió en gracia; ¡la gracia derivó en que el gurú ofreció su hija en matrimonio a Kahodaka! Mientras Sujata estaba en espera de su hijo, Kahodaka recitaba los Vedas como se establecen en las reglas disciplinarias, dentro del campo de audición del niño que se desarrollaba en el vientre. El nonato escuchaba la recitación, pero como ya estaba conciente de la pronunciación correcta de cada sílaba, cada vez que Kahodaka decía mal una sílaba, se agitaba de angustia. Así pues, cuando el niño nació tenía ocho curvaturas; ¡de hecho estaba encorvado en ocho lugares! Por supuesto se le llamó Ocho Curvaturas o Ashtavakra. Cuando Ashtavakra estaba todavía en el vientre, Sujata persuadió a su esposo de que buscara alguna ayuda monetaria del rey janaka para aliviar su terrible pobreza. Kahodaka llegó a Matila en medio de un gran ritual (yaga) que el rey estaba celebrando y tuvo que quedarse hasta el final; más tarde, las circunstancias lo forzaron a unirse a un debate competitivo con un celebrado erudito llamado Vandina, y a aceptar los términos establecidos por el retador, que eran que cualquiera que fuera derrotado en una argumentación sería arrojado al mar. Mientras tanto, Ashtavakra, a pesar de su deformidad física, se convirtió en un erudito pandit, lleno de intrincada sabiduría, siendo aún adolescente. El destino de su padre le fue ocultado al muchacho tanto por Sujata como por Svetaketu durante muchos años, pero un día alguien se burló de él diciendo que no conocía el destino de su padre y la triste historia le fue revelada al hijo. Inmediatamente, se dirigió a Mitila y buscó entrar al salón de audiencias del rey Janaka. Los guardias se rieron cuando él quiso que informaran al rey que había llegado un sabio védico ansioso por debatir con los pandits de la corte. Ellos lo despreciaron por su tierna edad, pero él dijo que por la edad no podía juzgarse. Al fin, él argumentó que su deformidad, por lo menos, le daba derecho a hospitalidad, y simpatía. Janaka se impresionó por la persistencia y valor del joven; ordenó que se le admitiera y arregló el debate que el joven buscaba. ¡Si comenzara ahora a contarles las preguntas absurdas con las cuales los pandits de la corte lo atormentaron y las respuestas con las que Ashtavakra se defendió, tomaría tanto tiempo que quizá estaríamos sentados hasta después de Shivaratri! Janaka hizo lo posible por disuadirlo; le dijo que era muy joven para arriesgarse a morir en el mar. Pero Ashtavakra argumentó que la sabiduría divina (atmavidya) no toma en cuenta el ser corporal (dehatatvam), el principio físico del cuerpo, y Vandina entró en debate con el joven deforme, resplandeciente de erudición espiritual; para gran asombro de todos, el joven dominó la situación; el viejo pandit se retorcía bajo las preguntas y falló; tuvieron que arrojarlo al mar; el hijo deforme de Kahodaka había triunfado sobre el ganador que había enviado a su padre a las olas. La madre se sintió encantada de que su hijo hubiera cobrado la deuda y salvado el honor de su estirpe. El padre debe animar al hijo por el ejemplo más que por el precepto. Prahlada le dijo a su padre que solamente el padre que dirige a su progenie hacia Dios merece obediencia y respeto. Todos los demás son, en lo que concierne a los hijos, ogros humanos como Hiranyakasipu. Hay algunos padres que se sienten mal porque sus hijos vieren a Puttaparti y temen que comiencen a hacer prácticas de adoración (puja) o repetición (japa) o recordación del nombre (namasmarana) y renuncien al hábito de fumar, de tomar o de jugar que han aprendido de sus padres. Tales padres no conocen el valor del satsanga, de las buenas compañías, para la paz y la felicidad. Ellos no dotan a sus hijos ni a sí mismos con la armadura contra los golpes del destino o de la fortuna. El mantra Gayatri desarrolla el poder de discriminación (dhi shakti) y así su consecuencia será el renunciamiento a las malas compañías y la búsqueda de almas afines. Si no disponen de buenas compañías, pueden rodearse de sus propios impulsos elevados y nobles pensamientos. Sumérjanse profundamente en su propia divinidad. El cocodrilo está feliz e indemne y es invencible en las profundidades del lago o del río. En cuanto se tiende sobre la tierra, se convierte en un juguete del hombre, un blanco fácil para la muerte. Las profundidades son su refugio, la fuente de su fuerza. No se desvíen hacia las partes poco profundas o hacia las arenas. Saben que el pájaro Garuda se alimentaba de serpientes. Ahora bien, una vez, Garuda fue al monte Kailas a presentar sus respetos a Shiva, quien lleva serpientes en su cabeza, brazos, muñecas, cuello, cintura y tobillos. Cuando las serpientes vieron a Garuda no tuvieron temor; incluso se atrevieron a sacar sus bífidas lenguas ante él y retarlo a que se acercara a ellas. Éste es el alcance del valor que les daba el lugar en el cual se habían establecido. Así pues, establézcanse ustedes mismos en el Atma; entonces ningún problema, dolor u orgullo, podrá hacerles daño. Hoy se habló de varios tipos de amor, pero todos están basados en el sentimiento del yo; es como un drama en una película, una trama dentro de otra. Deben sentir que todo esto es sólo un espectáculo pasajero, que son la figura central, la única figura, toda la figura. Tat tuam asi; Tú eres aquello; aquello es esto. El mundo externo es fundamentalmente uno, es en realidad Brahman, que aparece como muchos. Tuam son ustedes, ustedes mismos. Y, ¿qué les dice la experiencia a todos los sabios? ¿Cuál es el profundo descubrimiento contenido en la sabiduría de los Vedas? Tat es tuam, tuam es tat; no hay segundo, sólo hay Uno. Si actúan, sienten o hablan en contra de Una vez sucedió que en un pueblo se montó un drama, Harischandra, en el que Harischandra y su hijo, Lohitaksha, fueron seleccionados de una de dos facciones rivales, y como Chandramati actuaba un hombre de la otra. Lohitaksha cayó muerto, mordido por una cobra, como lo exigía el drama y Chandramati, la madre, tenía que llorar. Todo el mundo esperaba, que el actor hiciera esto muy realistamente, pero como el joven pertenecía al partido contrario, ¡Chandramati se rehusó a llorar! Esto causó un pequeño revuelo, las «marionetas» se habían engañado a sí mismas apegándose a su papal. Se les olvidó que estaban representando «papeles». Ésta es la hipocresía básica: afirmar que son un personaje del drama pero no decir las palabras, no mostrar los sentimientos ni realizar los actos que harían de su papel un éxito. Muchos pandits afirman que son exponentes de los Vedas y los Shastras, pero no es lo que enseñan lo que dice qué son, sino la forma en que viven. Muchos cantan la gloria del Señor, pero pocos viven en su constante presencia y en la perenne conciencia de su gloria que llena el universo. Ellos cantan ¡Udipi Krishna! pero no hacen que sus corazones sean udipi, para que Krishna pueda venir e instalarse en él. Hay ciertas horas especiales en las que tienen que realzar sandhya o adoración y repetir el Gayatri, Ésta es una disciplina muy buena. Justo antes de que el sol se levante, debe hacerse el ritual de la mañana. Jonalagada Sathyanarayana Murti describió muy poéticamente la calma, el color, el silencio elocuente de estas horas, los pájaros y las flores que se despiertan, la tierra que se alegra con el toque del rocío. Éste es el momento cuando ustedes también deben aclamar al sol naciente con el Gayatri. Ayer, un orador describió al Gayatri como igual a Ramanama o el nombre de Rama, hoy otro shastri dijo que era el perfeccionamiento del nombre de Krishna o Krishnanama y del Bhagavata; yo les pido que fijen su meme en cualquier nombre que traiga a su conciencia la gloria y la gracia del Señor. Asimismo, entrenen sus manos a hacer actos que sirvan al Señor que brilla en cada ser. Todos los hombres son él; él afeita como el barbero, hace vasijas como el alfarero, almidona y plancha como el dhobi (lavandero). Él motiva, él inspira, él proyecta, él calma. Ustedes toman una hoja de papel en la cual mi forma está impresa como si fuera yo mismo; la veneran, caen al suelo ante ella en veneración; ¿por qué entonces no pueden venerar a todos los seres humanos, creyendo que yo estoy en cada uno de ellos, en una forma aún más clara? Gayatri es una oración para el desarrollo de su intelecto, para que puedan alcanzar esta visión. Así pues, permítanme aconsejarles esto a los mayores que están aquí. Han traído sus hijos, nietos o pupilos ante mi presencia para la imposición del cordón sagrado (Upanayanam) y para la enseñanza del Gayatri (Gayatri-upadesham). Están felices con su suerte; pero ellos repetirán el mantra sólo si ustedes también lo repiten sinceramente. Y es bueno para ustedes también. Por lo tanto, arrepiéntanse de haber dejado de tomar esta medicina inapreciable. Empiecen hoy la práctica de sandhya. Apréndanla de sus hijos o nietos poniendo a un lado su sentimiento de superioridad. Si tienen el camino verdadero para alcanzar la meta, ¿para qué esforzarse por los espinosos senderos de la selva? Hagan la adoración como se prescribe y sentirán descender una calma dentro de ustedes, una calma que no será perturbada por ninguna tormenta. No necesitan huir a algún valle de los Himalayas, pueden hacer de su corazón ese valle por medio de la disciplina de la adoración o sandhya. |