Discursos dados por Sai Baba – 26. 22/11/86 La Cuádruple Exhortación

Discursos dados por Sai Baba

{SB 19} (30 discursos 1986)

26. 22/11/86 La Cuádruple Exhortación

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 19 cap. 26 )

La Cuádruple Exhortación

22 de Noviembre de 1986

¡Estudiantes! ¡Maestros! ¡Personas interesadas y dedicadas a la Educación! La educación debe hacer de una persona la personificación concreta de la más alta Realidad, que es la base del universo material, de la vida en el mundo, de los dominios en expansión de la mente, y de la comunidad humana. Es el espejo que refleja la Divinidad intrínseca en el hombre, evidente en cada expresión de su carácter. El proceso educativo debe inspirar al hombre para que descubra la verdad, buscándola por medio del estudio del mundo objetivo. La plenitud está en la concientización de esta verdad que, cuando se ha conocido una vez, no necesita enmienda ni modificación ni revisión. La educación apunta a esta consumación en una vida que transcurre dentro de una atmósfera de unidad, carente de las variadas exigencias de la diversidad. La persona educada conoce la interrelación entre las cosas que aparecen como distintas.

La verdadera señal de una persona educada La educación debe revelar el sendero que le permite al hombre captar el manantial de Divinidad latente dentro de él, sin enredarse en la multitud de objetos creados. Debe poner énfasis en la transformación espiritual porque ésta es aun más fundamental que la elevación moral. La verdadera señal de una persona educada es su actitud en la que demuestra la misma igualdad con todos. Él ve en la sociedad la manifestación de la Divinidad. La educación no lo lleva de la naturaleza al omnipenetrante Atma o Ser. Lleva al hombre a estudiar la naturaleza desde el punto de vista átmico unificador.

Si los poderes de la naturaleza son aprovechados para fines egoístas, ellos se lo devuelven en forma de plagas. Cuando son reverenciados como revelaciones del Atma, se tornan beneficiosos.

La educación equipa al hombre con esta percepción. El proceso mediante el cual el hombre desecha su libertad y se ata en la red del deseo no será nunca una educación en el verdadero sentido de la palabra. Debe apuntar a la confirmación de la paz y la estabilidad en cada país, por un mandato y práctica continuos de la unidad básica.

Después de adquirir esta visión sagrada y esa inspiración, los jóvenes célibes (brahmacharis) accedían a la siguiente etapa de la vida, a la sociedad para fundar y cuidar sus familias. La ocasión era marcada por una convocatoria en la cual se les proveían lineamientos santos y se les recordaban sus deberes. Mientras los jóvenes están en el gurukula, con sus compañeros estudiantes y sus maestros, dedicados al estudio, deben esforzarse sin cesar por cultivar la serenidad, la pureza y el desapego, y tratar de identificar su verdad, ya que la etapa de estudiante (brahmacharya) marca el paso y decide el destino de las tres etapas subsiguientes de jefe de familia, recluso y monje.

¡Estudiantes! Cuando remolonean y no obtienen éxito en el estudio y la práctica de los ideales, sus madres están sumidas en la agonía. La madre patria, o Bharatamata, también sufre la misma agonía mil veces más, cuando se retrasan en adquirir excelencia moral y espiritual. Los estudiantes tienen la responsabilidad de salvar tanto a su propia madre como a su madre patria, de esta agonía y en su lugar, darles felicidad. Sólo el que haya asumido y realizado esta obligación podrá ser considerado un verdadero estudiante.

Cada uno de los líderes y personas mayores que conocen, los administradores y funcionarios, en los campos de la política y otros, cuando jóvenes fueron estudiantes como ustedes. Más adelante, ustedes tendrán que asumir sus roles. No ignoren este hecho. Ustedes deben ayudar al progreso de la madre patria, trabajando entre sus compatriotas con un esfuerzo sincero y como evidentes ejemplos.

La Carencia de Visión Espiritual ¿Cuál es el significado de la expresión “progreso humano”?

Significa elevar el nivel de vida moral e iluminar la vida cotidiana con bondad y santidad. La vida tiene que ser un incesante proceso de reparación y reconstrucción, de desechar la maldad y desarrollar bondad. Los granos de arroz deben ser descascarados, a fin de volverse arroz consumible. El algodón debe ser transformado en hilo para convertirse en la tela que se pueda llevar como ropa.

Hasta las pepitas de oro deben pasar por el crisol y depurarse de toda escoria. El hombre también debe purificar sus instintos, impulsos, pasiones, emociones y deseos, para que él pueda progresar con buenos pensamientos, acciones y palabras. El individuo es valorado sólo sobre la base del nivel de transformación que ha logrado. Pero hoy en día, los gobernantes no tienen ninguna capacidad para transformar al pueblo ni tiene el pueblo el impulso de transformar a los gobernantes. La ausencia de visión espiritual es la causa de esta situación. Por lo tanto, los esfuerzos deben ir dirigidos ahora a cultivar esa visión entre los estudiantes que formarán a los ciudadanos y gobernantes del mañana. Deben promoverse en los estudiantes hábitos de disciplina y devoción en cuanto al pensar y al vivir.

Una Era de Novedosa Civilización Los estudiantes son los cimientos de una nación; son las raíces que la sostienen firmemente. Su carácter moral asegura un hogar de paz y una era de alegría y felicidad. La ciencia y la tecnología se han expandido vastamente hoy en día. Sus dones han hecho la vida más cómoda y agradable, pero han traído consigo aflicción y temor, las pérdidas y calamidades en un grado mucho mayor. Más que todo, han producido la dominación y concentración de la autoridad.

La razón de ello es una ausencia del discernimiento apropiado para aceptar y utilizar estos dones.

La presente es una era de novedosa civilización. El surgimiento de notas discordantes ha silenciado el llamado de lo divino dentro del hombre. Está ansioso de hacer de su vida un tiovivo, pero lo que está haciendo es convertirla en una dolorosa maraña de problemas.

No trata de descubrir la causa de esta contradicción. En lugar de esto, desperdicia sus años en un vacío y efímero alarde de jactancia. Está atrapado en la maraña de la velocidad y del “splash”: películas, aviones, radio, video, televisión, etc. Está inquieto y tiene que enfrentar incontables preocupaciones. El temor a una guerra inminente o a una hambruna lo ha atrapado. ¡Siente temor, temor en el hogar, temor en la calle! Si prevalece la inseguridad, ¿cómo puede el hombre ser feliz?

La razón básica de esta patética situación es la fiesta de gastos para satisfacer deseos sensorios con el fin de lograr que su hijo sea admitido, un empleado de clase media paga miles de rupias a la escuela. Entregará otros cientos de miles de rupias para obtener un puesto en un colegio profesional para su hijo o hija. Compite con sus vecinos en la compra, con la ayuda de préstamos o prácticas corruptas, de artefactos para exhibirlos. La tecnología arruina paso a paso el carácter de los hombres. El hijo obtiene un grado de LL.B.

(licenciado en Derecho) que resume el sacrificio de los ingresos de sus padres. No obtiene ningún trabajo. Entonces, decide hacer la carrera de leyes. Tiene que poseer un automóvil, aunque esté hambriento y sea pobre.

El hombre ya no es humano De este modo, la verdad, la justicia y la moralidad han ido erosionándose en todas partes y en cada campo. El hombre ya no es humano. ¡Estudiantes! Yo los exhorto a que tomen conciencia de esta trágica situación y se dediquen a la tarea de promover la felicidad y el bienestar de la gente y a que sean brillantes ejemplos de verdad, sinceridad e integridad. Abandonen la noción de que se están sometiendo al proceso de educación a fin de obtener puestos. Convénzanse de que están aprendiendo el conocimiento que lleva a la sabiduría, con el propósito de servir a los demás durante toda su vida.

El consejo que daban los gurús durante las convocatorias en las ermitas, cont
inúa siendo el mismo. “La madre natural y la madre patria merecen más reverencia que el cielo. Sus padres están sacrificando sus comodidades y hasta sus necesidades a fin de asegurar su progreso. Es deber de ustedes reverenciarlos y hacerlos felices.

Dedíquense a actos que otros respetarán y no a actos de los cuales se sentirán avergonzados. Honren a los mayores. Amen su tierra nativa”. Después de recibir tales directivas de sus gurús, los estudiantes regresaban a sus hogares con corazones llenos de gratitud y de pena por dejar las ermitas. La convocatoria marcaba el cierre de un dulce capítulo de su vida en el cual se implantaron los ideales a ser seguidos en años posteriores. Así que la despedida estaba llena de humildad y esperanza. Se daban cuenta entonces de que la vida incluía tanto el encontrarse como el separarse los unos de los otros. Grababan en sus corazones, en letras de oro, el consejo que les era impartido en el momento de la despedida.

El hombre no siente temor por el pecado ni amor por Dios Pero, hoy en día, en esta misma tierra, las convocatorias están contaminadas por ruidosas interrupciones, desagradable comportamiento y demostraciones de descreimiento. El hombre se ha vuelto tan estúpido que no siente ni temor al pecado ni amor por Dios. ¿Cómo entonces puede estar seguro, en paz, y escapar a la catástrofe? Estas dos cosas son los dos ojos de la humanidad. Sin ellos, el hombre va a trastabillar en la oscuridad, no importa lo erudito que pueda ser. ¿Dónde podemos encontrar a estudiantes con compasión en sus corazones, que derraman paz por doquier, rectos y fieles en su comportamiento, correctos y virtuosos? No se ven individuos que han iluminado su buena naturaleza innata con tales cualidades sagradas y estén deseosos de servir a los demás.

Ustedes deben adquirir y desarrollar la práctica de la verdad, la rectitud y la serenidad.

No ansíen adquirir culturas que son extrañas a la nuestra.

Tenemos un tesoro de oro en nuestra Bharat. ¿Por qué buscar afuera? La cultura de Bharat es sublime, esplendorosa, sagrada, divina. Puede llenar todos sus más altos deseos, saciar su más profunda sed.

Estoy en la búsqueda, estoy en la búsqueda De uno que siempre se adhiera al camino moral.

¿Puede ser mango la fruta de la planta del algodón?

¿Pueden jamás volverse caramelos los brillantes guijarros?

No se deben engañar por la forma; vean la naturaleza y juzguen.

Así es como los estudiantes deben cultivar su carácter. Esto es lo que Yo estoy buscando.

¡Estudiantes! Deben tener plena conciencia de las implicaciones de lo que significa ser estudiante. Deben trasladar esta conciencia a la práctica real. Atesorar la experiencia en sus corazones, compartir la alegría de esa experiencia con otros. No permitan que sus mentes se agiten con interminables deseos.

Primero, den esplendor a sus hogares, complaciendo a sus padres. Si les causan pesadumbre, su vida entera estará impregnada de aflicción y sus hijos, a su vez, seguro que los harán hundirse en el dolor. No sean arrogantes con sus padres porque ustedes han estudiado unas pocas cosas. “Consideren a su madre como Dios; consideren a su padre como Dios, consideren al maestro como Dios; consideren al huésped como Dios”. Sigan esta cuádruple exhortación con plena fe en su validez, obtengan bienaventuranza de ella e inspiren a otros con su ejemplo, para que la madre patria pueda progresar y prosperar. Cúmplanme este deseo, con Mis bendiciones.

Discurso de Clausura (22-11-1986), a la Convocatoria hecha por el Instituto de Educación Superior Sri Sathya Sai.