Discursos dados por Sai Baba
{SB 20} (31 discursos 1987)
24. 01/10/87 La adoración del Pranava Om
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 20 cap. 24 )
La adoración del Pranava Om
1 de Octubre de 1987
(Pranavopasana) ¡Escuchen el Pranava que emana del corazón del Cosmos! Llenen intensamente sus oídos con sus reverberaciones.
Sepan que es el árbol colmador de deseos el que cumple todos los deseos.
No olviden estas sabias palabras que dan buen consejo.
“Entre los Vedas, Yo soy el Sama Veda” (“Vedanam Sama Vedosmi”), proclamó el Maestro del Gita, Shri Krishna. “La esencia de los himnos del Sama Veda es el Udgitha” (“Samana Udgito Rasaha”), declara el Chandyoga Upanishad. Udgitha significa el Pranava.
La esencia del Sama Veda es el Pranava Om. El Pranava es el aliento vital. Las escrituras también declaran que el Omkara –la sagrada sílaba Om– es el mantra supremo de los Vedas (Omkaram Sarva Vedanam). De esto se deduce la gran importancia que tiene el Omkara para los visionarios y el significado fundamental que se le atribuye.
La sílaba Om se destaca entre las letras del alfabeto. Simboliza el Param Atma, el Supremo Omni-Ser. El Sama Veda es la personificación del Pranava.
La música en el Sama Veda El sabio Vyasa primero le enseñó el Sama Veda al Maharishi Jaimini. Después se transmitió a varios discípulos sucesivamente, y, en el proceso, se desarrolló en muchas ramas (sakhas). De las mil ramas que surgieron del Veda, solo tres han sobrevivido entre sus practicantes. Las otras se han perdido con el tiempo. Estas tres ramas son: el Kouthuma, practicada por los Nagar Brahmanas en Gujarat; el Ranayani, con adherentes en Maharashtra; y el Jaimini, seguido por un grupo de Karnataka. No hay grandes diferencias entre las ramas Kouthuma y Ranayani. “Ha”, “Hu”, “Ra”, “Ni” son sílabas importantes para las ramas Kouthuma y Ranayani. Para esta última rama, las principales sílabas son “A A”, “U U”, “Ra” y “Ni” (los sonidos se alargan durante la recitación).
Aunque breve, el Jaimini sakha tiene más importancia que otros. Es de base amplia y más atractivo debido al énfasis en la forma musical. Hay dos versiones: los himnos selváticos (Aranyi) y los himnos musicales (Ganam). Estos himnos incluyen cuatro clases de cantos: Gramina ganam, Aranyaka ganam, Uhaganam y Uhyaganam.
Los Gramina o cantos pueblerinos son aquellos que solían cantar los aldeanos mientras realizaban sus actividades diarias o en las danzas grupales durante los festivales. Disfrutaban cantando esas canciones. Entonaban los cantos Aranyaka cuando llevaban el ganado a la selva a pastar. Cantaban a viva voz, sin inhibiciones.
Sentados debajo de un árbol, se deleitaban entonando estos cantos de alabanza al Señor.
Los Uhaganam se parecen a la música del cine actual. El cantante expresaba el estado de ánimo que transmitía la canción –fuera de alegría o de dolor– con modulaciones artificiales de la voz.
Carece de verdadero sentimiento.
Uhyagana es el tipo de canto en el cual el cantante da paso a sus emociones y disfruta tanto de cantar, que busca comunicar su alegría a otros. El Sama Veda le ha dado al mundo estas cuatro clases de música.
El Pranava está presente en cada ser viviente El mantra del Pranava es más elevado que toda esta música.
Todo lo penetra. Es omnipresente. No hay un solo momento en que no estemos escuchando este Pranava. No podemos vivir sin él ni un segundo. El Pranava está presente en cada ser viviente. Es el sonido primordial sobre el cual se basan todos los demás sonidos.
El Pranava ha sido considerado igual que Brahmán, el Ser Cósmico.
El Gita ha declarado el Om como el monosílabo que representa a Brahmán. Así como el Om todo lo penetra, lo mismo ocurre con Brahmán. El aforismo védico “Ayam Atma Brahma” (“Este Atma es Brahman”) señala que ese Atma y Brahmán son uno y el mismo.
Por ende, Om, Brahmán y Atma significan la misma entidad.
La refulgencia y lo refulgente en el estado de ensueño Cada ser humano experimenta cuatro estados de conciencia en la vida diaria: 1) jagrat o estado de vigilia; 2) svapna o estado de ensueño; 3) sushupti o estado de sueño profundo; y 4) turiya, el más alto estado de conciencia. En el estado de vigilia, uno ve y experimenta el mundo fenoménico a través de los cinco alientos vitales, los sentidos, la mente, el intelecto y el ego. También están las cinco envolturas del cuerpo. Todos estos juntos sirven para dar cuenta de la experiencia del mundo fenoménico en el estado de vigilia. Sin el Atma, el estado de vigilia o la experiencia del mundo fenoménico no puede existir. Por eso, el Atma en este estado se conoce como Vishva. También es llamado Vaishvanara o Viratpurusha.
Se dice que Krishna le reveló a Arjuna Su forma cósmica o Vishvasvarupa. En realidad, significa que Krishna le demostró a Arjuna que lo Divino está presente en todas partes, en todas las cosas, en todo momento. El cosmos entero es una proyección de lo Divino.
El Atma que aparece en el estado de vigilia como el cosmos fenoménico en su forma densa, aparece en el estado de ensueño en su forma sutil (sukshma). Los objetos y formas que se experimentan en el estado de ensueño tienen realidad solo en ese estado.
Carecen de existencia en otros estados. Todas las alegrías y las aflicciones experimentadas en el estado de ensueño son experiencias únicas del Atma que se han creado por sí solas. Si diez personas están durmiendo en una habitación, sus experiencias en el ensueño son únicas para cada persona y no tienen nada en común.
Esto significa que cada persona crea su propio estado de ensueño y experimenta sus propios sueños.
Hay una luz que brilla en el estado de ensueño. Se conoce como tejas. Al Atma como el experimentador en este estado se lo llama El Refulgente (Taijasa). Aparte de los sueños, la presencia de Taijasa puede demostrarse con un ejemplo simple. Cuando cerramos los ojos, decimos que está oscuro y no podemos ver nada. ¿Quién es ese que puede sentir esta oscuridad? Hay una entidad que experimenta la oscuridad cuando los ojos están cerrados y la describe como oscura y negra. A esa entidad se le dice Taijasa debido a que está presente como una luz interna durante el estado de ensueño.
Prajña es el estado de bienaventuranza permanente En el tercer estado, el de sushupti, la experiencia de los estados de vigilia y de ensueño está ausente. Es el estado de sueño profundo. Todos los sentidos están fundidos en la mente, y no puede verse ni imaginarse nada. En este estado sólo existe la conciencia integrada o prajña. Es gracias a prajña que uno es consciente de este estado. Todos los órganos de los sentidos están totalmente inactivos. Solo continúa el proceso de respiración. Debido a prajña, uno es consciente de la continuidad del Ser en el estado de sueño profundo y experimenta un sentimiento de bienaventuranza.
Con todos los sentidos aquietados, solo el Ser está consciente en la forma de prajña manifestado en la respiración. Por eso los Vedas han declarado: “Prajñanam Brahma” (“Prajña, la Conciencia constante integrada, es Brahmán”). Prajña es el estado de la bienaventuranza inmutable y permanente descripta por los Upanishads.
Es la entidad permanente que existe por igual en el estado de vigilia como el cuerpo; en los sentidos, como el Motivador interno (antahkarana), y en el estado de sueño profundo, como el Atma. Por esta razón se la llama Conciencia Constante Integrada. No es diferente de Brahmán o del Atma. Podría surgir la duda de que ni Brahmán ni el Atma son visibles. Pero al entender lo que es el Pranava, se puede experimentar la identidad de Brahmán y del Atma.
¿Cómo conocemos y oímos el Pranava? No es perceptible. Es algo que debe ser absorbido. Todo lo que se ve en el universo visible, todo lo que se oye en el reino del sonido, las múltiples experiencias del corazón, todas ellas están subsumidas en el Pranava. Hasta en el estado de sueñ
o profundo, el proceso de inspirar y espirar continúa sin cesar. Aquello que sostiene el proceso de respiración es el Omkara, que así proclama su identidad con Brahmán y el Atma.
El cuarto estado es el silencio o Turiya. Este es un estado de completa e inefable bienaventuranza en el cual solo se experimenta la Conciencia Universal. Está más allá de toda descripción.
El Omkara visto como el Brahma de cuatro caras Además de los cuatro estados de conciencia, el Omkara también tiene cuatro elementos constituyentes: A-kara, U-kara, Ma-kara y Adhiratha (el sonido del zumbido, mmm…).
A-kara, la “A”, primero y principal sonido del Omkara, es la primera letra del alfabeto. En el estado de vigilia, es considerada una manifestación de la Forma Cósmica o Viratpurusha y se la personifica como Vishva, el poder que gobierna y sostiene el mundo fenoménico.
La “U” es la sílaba que representa el estado de ensueño. Es el segundo sonido del Omkara. Tiene la forma de la refulgencia o Tejas.
El tercer sonido es “Ma” o “M”. Representa el estado de prajña (conciencia integrada). Revela el significado interno de todo. También se conoce como la entidad unificadora, el Antaryami, el Contralor Interno, el Sutratmaka (el Coordinador átmico). Estos nombres diferentes indican que el Atma es el Morador Interno en todos los seres. No tiene forma. “Ma” significa esta profunda verdad. Una vez combinados los sonidos “A”, “U” y “Ma” o “M”, emerge el cuarto sonido: el que se oye en el estado de turiya o silencio. Es la vibración “mmm…”, conocida como Adhiratha.
Como el Omkara tiene cuatro sonidos, se lo considera el Brahma de cuatro caras. También se lo describe como Shabda Brahmán, Brahmán en la forma del sonido cósmico. El sonido cósmico (Shabda Brahmán) contiene el Gana Brahman o Brahmán como la música. El sonido cósmico está presente en todo. Por eso, es el primero entre los ocho poderes cósmicos atribuidos a lo Divino.
Comprendan el significado interno del Sama Veda Solo cuando se comprende y experimenta el significado espiritual único del Omkara y se toma conciencia de que todo lo que uno lee o escucha emana del Pranava, se puede entender el significado interno del Sama Veda. Se puede conocer el poder cósmico del sonido una vez que se comprenden apropiadamente el Sama Veda y el Pranava. Este conocimiento no puede obtenerse por la exploración externa. Debe adquirirse desde adentro. Si la fuente de toda luz y de todo sonido, el Pranavasvarupa, está dentro de uno, ¿de qué sirve buscarla afuera? El primer requisito es tener fe en que el Señor, que se manifiesta en el sonido cósmico, está presente dentro de todo en la forma del Pranava (Pranavakara).
Con el fin de alimentar esta fe, es necesario renunciar al lenguaje impuro. No hay que emplear malas palabras ni escuchar habladurías.
Tampoco hay que hablar en exceso. Las charlas ociosas, los chismes, las calumnias y las murmuraciones deben dejarse totalmente de lado. Hay una gran energía en el poder del habla, que no debe malgastarse de ninguna forma. Esta es la disciplina suprema que debe cultivarse en la vida diaria.
La vida humana es un largo mantra Este es el gran mensaje del Sama Veda. Proclama la divinidad y el deleite inherentes a las palabras y los sonidos que son sagrados y puros. Lo que decimos no debe causar dolor a nadie. El que se dedica a las habladurías es menos que humano.
Cuando se pronuncian sonidos sagrados, como los mantras, debe entenderse su significado. De otra forma, la repetición del Nombre divino se vuelve un ritual mecánico. Incluso la vida humana es un largo mantra. También es un tantra, una técnica espiritual.
Y, además, un yantra, un dispositivo geométrico simbólico y espiritualizado.
Un don tan sagrado debe utilizarse de manera digna.
Hoy en día, solo se destacan uno o dos de los Vedas. Debemos esforzarnos por devolverles toda su plenitud y su gloria tomando conciencia del nectarino valor de su mensaje. Recobremos la fe en lo Divino y hagamos de la devoción a Dios el sostén de la esperanza en nuestra vida. Sin devoción, toda nuestra educación carece de valor.
La devoción y el sacrificio ¡Encarnaciones del Amor Divino! El hombre necesita, sobre todo, dos cualidades: devoción a Dios y espíritu de sacrificio. Sin sacrificio no puede haber devoción. El sacrificio es la llave para la inmortalidad.
El hombre está atrapado en los lazos del egoísmo y el egocentrismo. ¿Cuánto tiempo durarán estos apegos? ¿Por qué sacrificar la bienaventuranza duradera de una vida orientada hacia la divinidad por los mezquinos oropeles de las posesiones mundanas?
Dedíquense a servir a la humanidad con un espíritu de dedicación y sublimen sus vidas.
Sin duda, el trabajo es importante para ganarse la vida. Pero deben estar preparados incluso a sacrificarlo para servir a la nación y defender la verdad, con fe en Dios. Todas las posesiones y las relaciones son transitorias. Solo dos cosas permanecen: la rectitud (dharma) y la buena reputación (kirti). Esta última se obtiene solo mediante las buenas acciones propias, no como un obsequio de otros. Eviten todo lo malo y busquen la compañía de los buenos.
Sean buenos en pensamiento, palabra y obra.
Tomen conciencia de la omnipresencia de lo Divino en la forma del Omkara tal como se proclama en el Sama Veda. Practiquen la meditación sobre el principio del sonido primordial (Omkara Upasana), conscientes de que lo Divino es omnipresente, y alcancen la fusión con lo Divino como meta del nacimiento humano.
Discurso pronunciado en el Auditorio Purnachandra, el 1 de octubre de 1987. 25.