Discursos dados por Sai Baba – 22. 07/08/88 Los grandes y los buenos

Discursos dados por Sai Baba

{SB 21} (34 discursos 1988)

22. 07/08/88 Los grandes y los buenos

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 21 cap. 23 )

Los grandes y los buenos

7 de Agosto de 1988

Es raro en este mundo tener la compañía de los buenos; los malvados son muchos.

Las piedras de granito se encuentran en todas partes, pero a los diamantes hay que buscarlos.

La diversidad de creencias y de pautas culturales entre los hombres es bien conocida. Aunque las condiciones climáticas sean las mismas en distintas regiones del mundo, las formas de vida y las costumbres de las personas varían. Esta diversidad es inherente a la Naturaleza. No es un defecto, sino un ornamento.

Estas diferencias no se observan entre las aves y las bestias. Esto se debe a que no tienen la capacidad de pensar. Sólo el hombre tiene esta capacidad.

Sin considerar la instrucción recibida, la posición o la inteligencia, el hombre desea dos cosas: convertirse en una persona importante y ser un buen hombre. Nadie quiere ser de baja posición o despreciado.

¿Cuál es la diferencia entre un hombre importante y un buen hombre? La importancia de un hombre suele estar basada en atributos mundanos. Un hombre importante es capaz de atraer a la gente. El hombre bueno trata de mantenerse con su propio esfuerzo.

Hay que ver claramente la diferencia entre ambos. El hombre importante disfruta de muchos lujos y comodidades. El hombre bueno experimenta la bienaventuranza de lo Divino. Ser alguien importante implica una cualidad Rajásica. La bondad tiene una cualidad Sátvica.

Los hombres importantes suelen ser personas que tienen preferencias y aversiones, apegos y odios, y el ego inflado. La bondad se expresa en la dicha pura y el servicio desinteresado a otros. El Dharma (la conducta recta) es como un espejo. Les revela cuál es su deber hacia sus padres, sus amigos y demás personas. El modo en que cumplen con su deber determinará cómo les irá más adelante en la vida.

Cuatro clases de templos Hay cuatro clases de templos: el primero es Vidyalaya (el Templo del Saber); el segundo, Bhojanalaya (el Templo de la Comida); el tercero es Vaidyalaya (el Templo de la Curación), y el cuarto, Devalaya (el Templo de Dios). Los cuatro son, por igual, lugares de adoración. Sin embargo, debido a las flaquezas de la naturaleza humana, no se los considera del mismo modo. Las personas van a un Bhojanalaya (hotel), comen alguna comida que les gusta y se marchan felices. Concurren a un Vaidyalaya (hospital), le dicen al médico cómo se sienten y reciben de él las medicinas adecuadas. Con esto, el propósito de ir al hospital ha sido logrado.

Si piden comida en un hospital, ¿la recibirán? En un hospital sólo pueden solicitar un tratamiento médico. Cuando van a un Vidyalaya (una institución educativa) deben buscar sólo conocimientos sobre las materias que les interesan.

Cuando las personas concurren a un Devalaya (templo de Dios), no siempre se comportan adecuadamente. En un templo, a ustedes debería importarles adorar a Dios, sin pensar en otra cosa. En lugar de concentrar la mente en la Divinidad, se le permite vagar de aquí para allá y pensar en asuntos mundanos inútiles.

Como resultado, las personas tienden a olvidar que, si obtienen la gracia de Dios, todas las demás cosas podrán lograrse con facilidad.

Algunas personas que han venido a Prasanthi Nilayam empiezan a tener dudas y forjan vínculos y contactos indeseables. Así malgastan el tiempo y los recursos. El tiempo es valioso y debería usarse de manera provechosa.

Corrijan sus faltas y santifiquen sus vidas Todos necesitan educación, riqueza y fuerza física. Sin embargo, el valor de cada una de ellas depende del modo en que ustedes las usan. Cuando un hombre bueno recibe los beneficios de la educación, ésta madura y se vuelve sabiduría, haciendo que su vida sea ideal. Sin embargo, cuando una persona mala recibe educación, queda inmersa en las controversias y la educación misma se contamina. Cuando un hombre bueno obtiene riqueza, la usa para una buena causa. Redime su vida a través del sacrificio.

Sin embargo, la riqueza en manos de una persona mala fomenta la arrogancia y el orgullo y, finalmente, ocasiona su ruina.

La fuerza en un hombre bueno le permite ayudar a los débiles y servir a la sociedad. La fuerza en una persona malvada la alienta a causar daño a la gente y hostigar a los débiles. Así, el valor de la educación, la riqueza y la fuerza física depende de cómo se las utiliza.

Solo cuando el individuo se transforme y se vuelva bueno, la sociedad podrá cambiar para mejor. Los hombres deben dedicarse a un proceso constante de autocorrección, en lugar de buscar las faltas en los demás. Si en vez de buscar cien faltas en otros, el individuo corrige una de las suyas, santificará su vida.

No den cabida a los celos y el egoísmo Antes de emprender cualquier actividad, analicen si es correcta o incorrecta, buena o mala. Mientras se lo cuestionan, a veces aparece una fuerza maligna. Son los celos. Estos empañan la visión y tienen una compañía malvada llamada Ahamkara (el egoísmo).

Este ego busca constantemente dominar el cuerpo y la mente.

Ambos elementos malignos siempre están buscando establecerse, especialmente en las mentes de los jóvenes. Hay que esforzarse al máximo para no permitirles la entrada.

Bhakti (la devoción) es esencial para experimentar Ananda (la bienaventuranza Átmica). Bhakti es la fuente del verdadero shakti (poder) del hombre. Este poder dota al hombre de diversas habilidades.

Gracias a este poder, es posible desarrollar finalmente virakti (desapego). Cuando el desapego crece, el hombre alcanza mukti (la liberación). Este no es un estado o un objeto especial. Es la eliminación gradual de todos los deseos. Es preciso reducir al máximo los deseos que surgen de Kama (la lujuria), Krodha (la ira) y Lobha (la codicia). Los estudiantes deberían esfozarse especialmente por librarse de estas tres malas cualidades. Amplíen su visión y desarrollen el espíritu de unidad con todos los seres vivientes.

Tal vez no sea fácil hacerlo, pero con la práctica constante y la disciplina espiritual puede lograrse.

Discurso pronunciado en el Mandir de Prasanthi el 7 de agosto de 1988.

Al igual que el agua subterránea, la Divinidad está allí, en todos. Recuérdenlo. El Señor es Sarvabhutantaratma, Sarvavyapi. Él es el Atma de cada ser. Él está en ustedes y en todos los demás por igual. No está más presente en un hombre rico, más importante o más gordo.

Su chispa ilumina la caverna del corazón de todos. El sol brilla sobre todos por igual; Su Gracia se derrama sobre todos por igual. Sólo ustedes erigen los obstáculos que evitan que los rayos de Su Gracia les den calor.

—Baba