Discursos dados por Sai Baba
{SB 12} (54 discursos 1973 a 1974)
21. 23/11/73 Elige a tu Dios
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 08 cap. 51 ) Elige a tu Dios 23 de Noviembre de 1973 Prashanti Nilayam Los tiempos han pasado. Las relaciones entre hombre y hombre, hombre y Dios, hombre y comunidad humana y hombre y aquellos a quienes se les confió gobernar sobre grupos de hombres, están siendo manchadas por el odio y la ira. Las personas de este país están aceptando lo incorrecto como correcto y están descartando lo correcto como incorrecto; están transitando ciegamente los caminos incorrectos. Y, ¡además están orgullosos de esto; creen que están progresando! La felicidad y la desdicha son las consecuencias de los atributos que uno cultiva y fomenta, siendo los tres principales el sátvico (no egoísta, ecuánime y tolerante), el rajásico (marcado por la actividad, la ambición, la pasión, la emoción) y el tamásico (marcado por la indolencia, la ignorancia, la inactividad, la pereza, la apatía). Cuando predomina lo sátvico, uno está feliz; cuando predomina lo rajásico, uno está disgustado. Cuando las cualidades tamásicas son dominantes, no puede haber alegría ni felicidad. Cuando los atributos siguen el sendero del apego y del placer, el hombre está confinado a las ruedas de pena-alegría, muerte-vida. Si buscan liberación y simpleza, lo conducirán hacia el amor, la luz y la liberación de la rueda de nacimiento-muerte. En la actualidad, el hombre está atrapado en la duda y la desorientación; no sabe qué camino seguir y con qué preparación. Pierde su preciosa herencia, se degrada a sí mismo y niega su naturaleza, que es verdaderamente Divina. La mente tiene que ser regulada y controlada mediante la razón. Las personas determinan la naturaleza de lo Divino a través de las categorías de la lógica y de la dialéctica. Pero el intelecto no puede comprenderlo; la razón no puede ahondar en ello. Pues ambos son formados por los propios prejuicios y predisposiciones. Apreciamos sólo lo que nos gusta; vemos sólo lo que nos gustaría ver. “¡Cuando la plegaria es respondida y uno obtiene lo que desea, Dios es real; cuando no son respondidas, Dios es un farsante, un producto de la imaginación!”. Arjuna aclamó a Krishna como el Dios omnipotente, omnipresente, omnisciente, cuando el enemigo era vencido, día tras día. Pero cuando su hijo Abhimanyu fue matado en el conflicto, deliró en su dolor que Krishna no lo había guiado adecuadamente ni lo había cuidado eficientemente. Su mente vacilaba con cada brisa de la fortuna. Para muchos, la mente también es el amo del intelecto. Uno debe estar atento y preservar la imparcialidad del instrumento llamado razón o intelecto. Clarifiquen la razón; entonces ésta revelará a Dios en todas partes, incluso en ustedes. Una vez que aceptan a Dios como el centro del Universo y de ustedes mismos, tengan esa fe fuerte y firme. Por supuesto, es difícil en la atmósfera de “carencia de fe” encender la lámpara en el corazón de uno y mantenerla encendida, recta y firme, sin vacilación ni parpadeo. Hoy, la esposa no tiene fe en su marido, el marido no tiene fe en su esposa, los hijos dudan del padre, el padre sospecha de los hijos; los estudiantes no tienen fe en los maestros, los maestros no pueden confiar en sus estudiantes; de esta manera, ¿cómo puede crecer la fe en una sola área, el área de la religión? Esta calamidad ha ocurrido desde que el hombre ha permitido que su facultad de razonamiento haya sido mitigada por la pasión y el prejuicio. Krishna dice en el Gita: “Yo soy el budhi (intelecto) entre las facultades”. “Les conferiré a ustedes la disciplina del budhi”, le dice a los que se consagran a Él. La razón es el instrumento mediante el cual la mente tiene que ser regulada y controlada; no debería subordinarse a los caprichos de la mente. Las razones para las encarnaciones de Dios. Hablando del Gita, mencionaré un problema que podría enfrentarlos con él. Krishna declara: “Samoham Sarvabhuutheshu” (Estoy parejo en todos los seres. Me comporto igualmente con todos. No tengo amor u odio, ni parcialidad ni prejuicio. La alegría y el pesar son introducidos en ustedes por ustedes mismos, no por Mí en ustedes, a través del apego de desearlo). Siendo esa Su declaración, puede surgir una duda en vuestras mentes: ¿Por qué también anunció Él que encarnaría de era en era, para estimular a los buenos y castigar a los malvados? ¿Cómo es que Él habla de hombres buenos y malos? ¿No significa esto que a Él le gustan algunos y otros le desagradan? ¿No son todos partes de Él? ¿No son las olas partes del océano? Sí. Todos son partes de Él. La mano es vuestra; los dedos son vuestros; las uñas son vuestras. ¿Por qué entonces emparejan y cortan las uñas? La orina y las heces están en ustedes, son de ustedes, pero sin embargo tienen que eliminarlas para mantener la salud. Bajo ciertas circunstancias, uno tiene que cortar una extremidad para salvar el cuerpo. De hecho, los Kauravas eran virus peligrosos que habían originado una herida que se esparcía; Krishna tuvo que extirparlos mediante una cirugía mayor con Arjuna como Su “asistente”, para salvar el “cuerpo político” de Bharat. Cuando uno está hundido en el lodo del “deseo”, uno puede distinguir con claridad entre “bueno” y “malo”. Para lograr esto, el intelecto tiene que estar puro y claro, agudo y fuerte. No debería haber el menor rastro de egoísmo, envidia o codicia en el aliño del hombre, pues éstos arrastrarán los argumentos hacia una tangente. Mentes fluctuantes, ojos erráticos, no pueden ayudarle al intelecto a decidir correctamente. Denle importancia a los ideales de la tolerancia y del amor. Cuando uno elige a un compañero de vida en la actualidad, la primera consideración es otorgada a la belleza externa y al atractivo. Después, la posición económica es tomada como la base. ¿Cuán rico es él o ella? ¿Cuánto gana? Preguntas como, cuánta educación tiene, cuál es el nivel social de la familia a la que pertenece, son planteadas más adelante. Dejándose llevar por meros adornos y vanidades, las personas ingresan en el matrimonio y se enredan en el sufrimiento o en una vida familiar destructiva. La familia no puede ser estable si está construida sobre una base así de delgada. Se le debe dar máxima importancia a los requisitos fundamentales de un buen carácter, elevados ideales de tolerancia y sacrificio, amor y servicio. Cuando la belleza se marchita o la riqueza disminuye, también el vínculo se hace menos fuerte. Sucede lo mismo con el Dios a quien eligen, adoran y con quien anhelan vivir. No tendrían que elegir a Dios por los beneficios con que pueda colmarlos. No esperen que Dios satisfaga vuestras ambiciones mundanas o materiales; y cuando no se cumplen, no abandonen el Sendero hacia Dios. “Baba, aparece en mi sueño esta noche”, demandan y, si esto no ocurre, Él no es Sai Baba, Él es el Rai Baba (Baba de piedra) y van en busca de algún otro Dios que esté siempre a vuestra entera disposición. Deben aferrarse a vuestra fe, sea lo que sea que pudiese pasar, éxito o fracaso, encuentro o decepción. Cuando Dios es vuestro centro mismo, inamoviblemente asentado en vuestra conciencia, no habrá lugar para el júbilo o el desaliento. Dios es bienaventuranza, y cuando Dios es el eterno manantial en ustedes, tendrán bienaventuranza por siempre. Los dos senderos del Bhakthi Yoga. El hombre tiene que involucrarse en la actividad, para su sustento y con motivo de la felicidad. Pero tiene que elegir inteligentemente su actividad y sin una sobre-participación en sus consecuencias. Utilicen la actividad para conseguir lo que es realmente bueno. Busquen algo supremo, algo del valor más elevado, algo que esté más allá de la disminución y del declive, eso es verdadero bhakthi (devoción). Bhakthi es el amor y el Un árbol tiene un tronco y el tronco ramas largas y anchas, con ramas más pequeñas con hojas y flores. El Karma Yoga es el tronco para el árbol de la vida; las ramas, hojas y las fragantes flores simbolizan el Bhakthi Yoga; y el fruto maduro y la dulzura en él, es el Jnana Yoga, la Sabiduría. Si el árbol no produce frutos y si el fruto no es dulce, entonces, así tampoco podría crecer en absoluto. El Bhakthi puede fluir a lo largo de dos senderos: el Saguna Bhakthi y el Ninguna Bhakthi. Cuando sienten que Dios está muy lejos, mucho más elevado, mucho más allá de ustedes, y cuando suplican por misericordia, demandan por Gracia y oran por bendiciones, es Saguna; ustedes Lo adoran como Señor y Maestro, como Guardián y Salvador; ustedes pasan por los ritos de alabanza, propiciación y postración, sumisión y servicio. Pero cuando practican la disciplina de verlo a Él en todos los seres, como el núcleo de cada célula o átomo, vivo y consciente, y experimentan la Unidad con toda la Creación (pues la Creación no es sino Su cuerpo y ustedes también están en ella y son de ella) entonces es Ninguna. El Ninguna es la contemplación del azúcar; el Saguna es la adoración de alguna muñeca de azúcar, la cual ha captado vuestra fantasía y ha atraído vuestro amor y lealtad. Entre los ritos tenemos el yagna (rito de sacrificio), la principal característica descripta en los Vedas. El significado de los ritos realizados en Yagna. Un rito importante en el Yagna Védico se llama Soma-pa. Para captar el significado interno de los ritos Védicos u otros, uno tiene que dedicar algún pensamiento al simbolismo. Por ejemplo, tomemos este Soma-pa mismo. Pa significa “bebe” y generalmente se supone que el ritual indica beber un jugo llamado soma. ¡No! Soma significa la Luna; y la Luna no puede ser tragada o bebida por el hombre. También significa la “mente”: “la mente cambiante que sufre muchos altibajos, nunca es la misma por mucho tiempo”. Es por eso que los Vedas dicen que la mente fue mimada por la Luna. Así, beber la Luna significa el proceso por el cual se controla la mente, se la extingue y se la hace inofensiva. Ese es el propósito del Yagna, el sacrificio de los caprichos de la mente para ganar el reino de la Eterna Verdad Universal. Con la mente dejada intacta, ningún Yagna es fructífero, pues tiene cientos de trucos mediante los cuales puede arrastrarlos a la perdición. Fijen la mente en el nombre (el símbolo del sonido) del Señor; entonces, no puede desviarse. Lo Divino es la llama de la lámpara que arde eternamente en el altar, es decir, el cuerpo. Mantengan la llama a resguardo de las necedades del viento, es decir, las ráfagas de pasión y deseo, que soplan desde todos los sectores. Siéntense en un lugar tranquilo, lejos de los grupos atestados de personas o de sensaciones o pensamientos que distraen. Cuando alcancen la etapa en la que puedan estar completamente absortos en el Nombre y en la Forma que representa, no es necesario aislarse de la distracción. Pero eso no significa que puedan hacer ostentación de vuestras prácticas espirituales en el mercado, como algunas personas locas lo hacen ahora. No anhelen la aprobación y la apreciación del público. Oren para que Dios apruebe, acepte y aprecie vuestros primeros pasitos y balbuceos. Impregnen cada momento de amor, de Dios. Limpien vuestras emociones, pasiones, impulsos, actitudes, reacciones. Esa es la esencia de la disciplina espiritual, de acuerdo con lo establecido por todas las creencias. Examinen vuestra mente, vuestros pensamientos; no busquen a la persona plagada de faltas. Vean sólo pureza. No hablen mal de nadie; y si caen en la calumnia, arrepiéntanse y decidan no volver a dar rienda suelta al hábito otra vez. No humillen a nadie; respeten a las personas por lo bueno en ellas. El dolor ante vuestro comportamiento los acechará durante vuestros últimos momentos. Que cada acto de ustedes se presente como vuestra credencial cuando abandonen el mundo. Que ni un solo acto sea un inconveniente o un débito. Impregnen cada momento de Amor, es decir, de Dios. ¿De qué vale pasar horas en dhyana (meditación), si cuando se levantan y se mueven entre los hombres, esparcen ira, causan resentimiento mediante vuestras palabras y acciones? El Gita les pide que sean “sathatham yoginah” (siempre controlados, siempre moderados, siempre uncidos con lo Divino). Así, estén atentos, sean firmes, sean honestos. La persona estable conquista la sabiduría. Mediante la ausencia de una cuidadosa atención, una chispa puede devenir en un inmenso incendio; mediante un cuidado alerta, hasta un incendio puede ser reducido a un chisporroteo. Prashanti Nilayam, 23/11/1973 |