Discursos dados por Sai Baba
{SB 10} (19 de 39 discursos 1970)
19. 15/08/70 El sacrificio es renuncia de deseos
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 08 cap. 3 )
El sacrificio es renuncia de deseos
15 de Agosto de 1970
Prashanti Nilayam
ERADI LES ACABA de decir que Bali Chakravarti desarrolló una enorme vanidad y, como consecuencia de esto, Dios lo castigó, enviándolo a las regiones más bajas. Como consuelo, se le permitió estar presente durante este festival para que sintiera felicidad al ver la prosperidad de su antiguo reino. Ahora bien, la vanidad es una hierba venenosa en cualquier campo de actividad. Aham, el ego, es el núcleo alrededor del cual se construye la personalidad. Esta última es la forma, esencialmente necesaria para todo ser encarnado; y es el akram dentro del cual cada ser debe estar, temporalmente, hasta que es liberado. No deben ustedes cargarse de apego hacia las propiedades, el poder ola autoridad; los pueden tener a su cuidado como una sagrada responsabilidad, como si ustedes fueran administradores temporales, pero no se apeguen a ellos, sufriendo cuando los pierden o gritando de alegría cuando aumentan. Por supuesto que debe existir el sentimiento de «yo», hasta que, debido a la constante contemplación de que el «yo» es Él, los dos se fundan y sean sólo «nosotros», Él y yo, al final.
Analicen la palabra aham. A (como en alfa, pero más corta) es la primera letra del alfabeto, la primera vocal que sale de la garganta cuando se abre la boca; el segundo sonido, ham, se produce con la boca cerrada con rigidez. Todas las letras quedan en medio de estas dos. Las vocales y consonantes que intervienen se llaman akshara, lo indestructible, lo eterno, lo siempre presente. Así que aham es el Akshara, el Ser Indestructible, lo que es todo esto y más. Identificarlo con cosas más pequeñas o concepciones más pobres es un sacrilegio. Ustedes se imaginan que son este endeble cuerpo y sus atributos debido a la ilusión que ha sobrecogido a la razón, la voluntad y la mente. Arjuna confesó que se había librado de esa ilusión engañosa, y dijo: «Mi ilusión se ha ido, y he recordado cuál es mi realidad».
Practiquen autoexamen: ¿quién soy yo?, ¿soy esta sustancia que es la mente?, ¿o la voluntad, la facultad de discernimiento, el intelecto?, ¿los sentidos, mis extremidades? Dense cuenta de que no son nada de esto. Ustedes son el aliento de Dios y gracias a él están vivos, activos, conscientes. Pero cuando se les pregunta dónde está Dios, señalan hacia el cielo con un dedo y dicen: «Allá arriba». Cuando alguien les pregunta dónde está Swami, dicen: «Allá arriba, en el primer piso» y señalan hacia el cuarto que está arriba del templo. Ustedes saben que yo estoy también a su lado.
Recuerdan a Dios cuando los asalta la angustia y lo olvidan cuando se liberan de ella. No se dan cuenta de que yo estoy siempre en todas partes, que Dios no está confinado en las altas regiones del cielo o en el cuarto donde tienen una imagen de Él. Él puede materializarse en todas partes mediante la oración sincera. Oren y pídanle firmemente, concentrándose en la Forma y el Nombre, Él responderá; pero no cambien el Nombre y la Forma según les dicte su capricho, porque así será imposible la concentración. Todos los nombres son suyos, todas las formas son suyas, pero cuando estén haciendo un esfuerzo por materializarlo, elijan el nombre y la forma que les sean más gratos.
Bali fue nieto de Prahlada, el gran devoto rakshasa del Señor. Bali dedicaba sus esfuerzos a las conquistas, expropiando la riqueza que otros habían acumulado, explotando, sintiendo el orgullo del ego satisfecho. Él tuvo que entender que la Divinidad era su realidad, que la conciencia de la Divinidad es el summum bonum de la vida, y no comer y dormir, ganar y perder, guardar y gastar. Onam no es una festividad para divertirse y deleitarse; tiene un significado más profundo que hay que entender. El ritual que Bali celebró atrajo a Dios en la forma de Vamana, «el joven discípulo errante», porque el sacrificio es renuncia; se llama sacrificio, no de animales, sino de nuestros deseos, incluyendo la riqueza y propiedades. ¡El Señor estaba tan complacido que se presentó ante Bali y le pidió regalos y homenajes! Sukracharya, el sacerdote de la familia de Bali, se opuso y fue castigado, como todo el que interfiere con las buenas acciones ¡y perdió su único ojo! Pues ¿por qué había alguien de contraponer regalos a Dios? ¿O cómo le nombrarían a ofrecerle al dueño como «regalo» lo que le pertenece? Quien cree que uno puede darle a Dios algo que no le pertenece es un «ciego», no tiene «visión». Eso es lo que enseña la experiencia de Sukra.
El universo está compuesto de cinco elementos y se percibe por medio de los cinco sentidos de la percepción; aquel que sea amo de los cinco elementos puede pisar en donde sea. Esto es lo que Vamana hizo como Trivikrama cuando pidió y obtuvo de Batí tres pies de terreno. Con un pie midió la Tierra entera; con el segundo, el espacio. El tercero lo puso en la cabeza de Bali y lo presionó hacia las regiones inferiores. Uno puede obtener el liberador conocimiento de la realidad por medio de la gracia, la oración o el amor. Aquí, Bali lo obtuvo por medio de la gracia. No podrán alcanzar la meta sólo con buenas obras. En la bondad hay una «o» extra; algo que es un cero. Esto es, el deseo que impulsa, la fruta que los seduce, la reputación que los provoca, no son más que ceros absolutos, una gran «o»; déjenlos fuera, así tendrán un cero menos, es decir, tendrán a Dios.» Deseo más vida, es hombre. Vida menos deseo, es Dios. Bali fue bendito por medio de la renunciación. Se volvió el monarca de las regiones inferiores y Dios aceptó volverse el guardián de la entrada, guardián y guía. ¡Qué bendición!
Bali tenía la ambición de volverse Indra, el dios de dioses, el soberano de los cielos. Se dice que cualquiera que celebre cien ritos consecutivos con rectitud ceremonial, automáticamente se volverá Indra. Una vez que se instala de ese modo, Indra no está dispuesto a ceder su lugar a otra persona que haya celebrado sus cien sacrificios, así que hace todo lo posible para perturbar y profanar las últimas de las cien celebraciones para que nadie las termine. Bali también estuvo a treinta y seis minutos de completar la centena; el momento crítico de entronar a un individuo demoníaco como dios de dioses, debía evitarse, y Vamana apareció en escena pidiendo caridad: sólo tres pies de terreno. ¡Y qué pies los volvió en un abrir y cerrar de ojos! Indra se salvó de volverse un ex Indra. El sacrificio número cien fue abandonado debido a la calamidad que le ocurrió al monarca, su destitución y su transformación en un humilde sirviente de Dios.
La ofrenda es un acto meritorio si se entrega al necesitado en el momento requerido y de manera que lo satisfaga; debe hacerse sin orgullo y sin pregonarse, sin el aire de superioridad del dador, sin remarcar en la mente del que la recibe el hecho de que se le está ayudando a sostenerse en sus propias piernas, sin desprecio, sin que contamine la mente del que la da. Den como un acto de devoción a lo Divino que desean adorar en la persona a quien ofrecen lo que Dios les ha dado justamente para ese propósito. Una persona le preguntó a un ángel qué podía hacer para entrar en el cielo y sentarse en el trono de Indra. Cuando el ángel le dijo que sus ofrendas hechas en la tierra le daban ese derecho, él le regaló el Cielo al ángel, con lo cual se elevó a un nivel aún mayor.
Las cualidades de desapego y amor crecerán en ustedes cuando se adhieran a una disciplina: la repetición del Nombre. Tengan el Nombre Divino en la lengua y en el pensamiento durante todo el tiempo que estén despiertos. Vean a todos como la persona cuyo nombre adoran; oigan como historias de su gloria todas las historias que dice la gente a su alrededor; ¡su fila, su recreación! El amor los librará del egoísmo y expandirá su conciencia mediante la simpatía y la compasión.
Hoy es Onam, el gran festival
de la región de Kerala. Hagan hoy una oración especial: pídanle a Dios que desarrolle su sentido de desapego, pídanle que los ayude a encontrar el sendero que los lleve al autoconocimiento, pídanle que les conceda la luz y la razón para entender y experimentar la bienaventuranza más elevada.
El maharaja de Thanjavur, Sarfoji Maharaj, descendiente de Shivaji, invitó a Thyagaraja para entregarle muchos regalos muy costosos; pero el poeta, místico y santo consideró que era una prueba para tentarlo y hacerlo caer. Thyagaraja preguntó: ¿Es un costoso regalo más valioso para dar alegría, o la presencia divina es más útil para este propósito? La respuesta fue clara. El hermano de Thyagaraja, que ya se imaginaba como suyo el tesoro que el maharaja le concedería, se llenó de ira cuando se enteró de que Thyagaraja rehusó ir a Durbar, por lo cual lo echó de su casa y no le permitió regresar. También arrojó al río las imágenes que el santo adoraba, y por medio de las cuales experimentó que Rama residía en todos los seres.
Tukaram fue honrado por Shivaji con el regalo de un bello palanquín y cofres con joyas. Pero dijo: «Rama, no quitaré mis manos de tus pies porque sé que estás esperando escapar de mí en el momento en que mis manos toquen otra cosa que no sean tus divinos pies».
Cuando Thyagaraja murió, su esposa mantuvo su cabeza en el regazo, y cuando el santo gritaba «Rama, Rama» en éxtasis y agonía, tres tibias lágrimas brotaron de sus ojos y cayeron sobre la cara del moribundo, y éste exclamó: «i0h, yo soy propiedad de Rama, pero tú eres todavía propiedad de Kama!» La devoción es una entrega total; no un asunto de medio tiempo o algo que se toma a crédito. Cada pequeña parte se tiene que ganar y depositar; no hay sobregiros. La gracia se gana con disciplina y virtud.
Sublimen el amor que tienen por los placeres y los objetos mundanos en amor a Dios. No malgasten ni un segundo en escándalos ociosos o en alabanzas vacías. Inclinen su cabeza ante Dios, den la bienvenida a todo lo que sea su voluntad; sólo así tendrán a Dios como su guía y guardián.
Prashanti Nilayam
15 VII 70