Discursos dados por Sai Baba
{SB 20} (31 discursos 1987)
19. 05/09/87 La redención por medio de la renuncia
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 20 cap. 19 )
La redención por medio de la renuncia
5 de Setiembre de 1987
El día en que los devotos alabanal Señor con adoración; el día en que la gente fraterniza con los pobres y los afligidos; cuando los servidores del Señor son invitados a un agradable festín; cuando los grandes vienen y relatan las glorias del Señor; solo ese día es un día sagrado y memorable; todos los demás son días de luto.
La mente siempre busca la paz, sin la cual no hay felicidad.
Desde tiempos inmemoriales, el hombre se ha esforzado por obtener paz. Pero la paz ha sido esquiva, porque el hombre ha seguido caminos equivocados para alcanzarla. Tomó en cuenta la satisfacción que se obtiene de los órganos de los sentidos –la vista, el oído, etc.– como fuente de paz mental. Siguió el camino erróneo al someterse a las exigencias de los sentidos. Con el fin de disfrutar de los placeres sensoriales está dispuesto a emplear medios injustos e incorrectos. Al buscar su felicidad y placer individual, no ha vacilado en destruir la paz y el placer de los demás.
En este proceso, tanto el individuo como la sociedad han perdido paz y felicidad.
Como resultado del aumento de los deseos centrados en él mismo, el egoísmo y el engreimiento egoísta se han desarrollado en la sociedad. En consecuencia, la relación humana básica que debería existir entre un hombre y otro ha sido totalmente minada.
Sin disciplina el hombre se arruina El corazón humano es como un océano de leche. Los Puranas han declarado que es en un océano de leche donde el Señor tiene Su morada. El corazón humano, que debería ser un océano de leche, se ha convertido en un océano de salmuera. La cualidad de la leche es la blancura. El blanco simboliza la naturaleza sátvica (es decir, la pureza). En el corazón sátvico, estarán engastadas cualidades como el amor, la compasión, la tolerancia y la paz. En las saladas aguas vagan libremente criaturas peligrosas, como las ballenas y los cocodrilos. Asimismo, en un corazón que no es puro, dominarán cualidades como el egoísmo y el orgullo.
En el corazón del hombre actual, el egoísmo y el engreimiento han llegado a alturas inconcebibles. Todo debe regirse por ciertos límites. No puede haber nada sin restricción. Sin disciplina ni límites, el hombre se está arruinando. El sol y la luna, las estrellas y los planetas, el viento y el clima todos están sujetos a ciertas reglas.
La naturaleza misma observa ciertas leyes divinas para funcionar.
Todas las cosas de la Naturaleza obedecen sus respectivas normas de conducta, incluso los pájaros y las bestias. Ejercen control sobre sus órganos sensoriales. Pero el hombre, dotado de un nacimiento sagrado y con inteligencia y razón, no observa ninguna restricción. Los pájaros y los demás animales no tienes reglas de conducta prescriptas. Pero estas reglas sí existen para el hombre.
Lo que acompaña al hombre hasta su destino final no son los logros mundanos (samsara), sino sus buenas acciones (samskaras).
El hombre está descuidando esas buenas acciones.
El hombre puede hacer que su naturaleza cambie Los animales viven y mueren sin que cambie su naturaleza original.
El hombre es diferente. Mediante la práctica y la disciplina puede hacer que su naturaleza cambie: que sea buena si era mala, o que sea mala si era buena. Todos los pensamientos, sentimientos y acciones están determinados por el hábito y la perseverancia.
Hasta una persona cruel puede volverse devota de la paz y el amor. Ratnakara, que era un asaltante de caminos, se convirtió en el sabio Valmiki.
Mediante la asociación con gente buena, la buena conducta y los buenos pensamientos, se puede cultivar la virtud y la bondad.
Hoy el hombre necesita, sobre todo, de la compañía de gente buena.
Para la salud física, uno precisa librarse de las impurezas dentro del cuerpo y absorber cosas puras. De igual forma, para tener salud mental, el hombre necesita eliminar todos los pensamientos y deseos impuros de la mente y adquirir buenos pensamientos y buenos sentimientos juntándose con gente buena. Cada uno debe rogar: “¡Oh, deidades, vengan y moren dentro de mí! ¡Oh, demonios, huyan de mí!”.
Prahlada y Bali eran grandes devotos Prahlada fue un gran devoto de Dios. Hiranyakashipu, que no creía en Dios, le preguntó a su hijo:
—¿Dónde está tu Narayana?
—No hay lugar donde Él no esté —replicó Prahlada—. Lo puedes encontrar dondequiera que lo busques.
Hiranyakashipu señaló un pilar y le preguntó a Prahlada:
—¿Está tu Dios en este pilar?
—Sí. Él está allí —respondió Prahlada sin vacilar.
Hiranyakashipu hizo estallar el pilar en pedazos con un mazo, e inmediatamente el Señor Narasimha emergió de él. ¿Cuál es el significado interno de este episodio? Nuestro cuerpo es como un pilar. Solo cuando se destruye el engaño perteneciente al cuerpo, puede manifestarse lo Divino. Hoy en día, cada uno promueve la conciencia del cuerpo atizando los deseos que le vienen de los sentidos.
Prahlada, que era un ardiente devoto de Hari, tuvo un hijo, Virochana, quien era ateo. El hijo de Virochana, el emperador Bali, era un gran devoto de Dios. La celebración de Onam conmemora la grandeza de Bali, que era un rey sumamente recto y un gran devoto.
El bienestar de sus súbditos le importaba tanto como el suyo propio. Así actuaban los reyes en tiempos antiguos. Durante el reinado de Bali, la tierra era próspera y la gente vivía feliz y en armonía.
Bali era popular en todo el reino. Pero, cuando crecieron la fama y la reputación, también apareció el ego de Bali. El egoísmo acarrea la caída del individuo.
El rey Bali era un gobernante ejemplar No hay ningún motivo para que un hombre se sienta inflado por su ego. Si los pies, ojos, cabeza y manos del Señor están en todas partes y todo en el Cosmos está impregando de lo Divino, ¿cómo puede un hombre sentirse orgulloso de sus posesiones o logros?
Es solo un instrumento de lo Divino. El hombre debe esforzarse por reconocer la Unidad que subyace tras la aparente diversidad que ve en todas partes. Prahlada vio a la divinidad en todo. Tenía conciencia de que lo Divino lo impregna todo por dentro y por fuera.
La celebración de Onam es una ocasión para que la gente recuerde que, por su naturaleza, lo Divino está presente en todo.
Onam es celebrado por los keralitas, que visten ropas nuevas después de un baño ceremonial y comparten las delicias preparadas para el festival. Pero la celebración de Onam no debe limitarse a estas actividades. Cabe recordar que el emperador Bali era un rey ejemplar, cuya única preocupación era el bienestar y la felicidad de sus súbditos.
Cuando Bali le regaló todo su reino a Vamana, la gente se sintió inmensamente desdichada por la ausencia de un rey tan querido.
Para hacer felices a sus súbditos, Bali obtuvo el permiso de Vamana de regresar al mundo una vez por año para ver a su gente y alegrarse con su felicidad. Se cree que, el día de Onam, Bali cumple la promesa a su pueblo y este le muestra su amor y reverencia a un rey grande, benevolente y recto.
Aumento del egoísmo entre gobernantes y pueblo En tiempos antiguos, existía un inmenso amor y consideración entre los gobernantes y el pueblo. Hoy en día no existe esa clase de relación. La gente desperdicia la vida en pos de objetivos egoístas.
Los gobernantes, por su parte, están también ocupados con sus propias ambiciones y deseos egoístas, y solo se preocupan de lograr y retener el poder y el cargo. El egoísmo ha crecido ampliamente entre los gobernantes y el pueblo. A menos que este proceso se revierta, el hombre no podrá encontrar paz ni felicidad. Controlen sus deseos. La paz crecerá en proporción a los límites que pongan a sus deseos. Todas las preocupaciones, dificultades y problemas del hombre aumentan cuando crec
en los deseos.
El hombre es el arquitecto de su propia felicidad o miseria. Solo las buenas acciones pueden producir buenos resultados. Cuando el individuo es bueno, la familia es buena. Cuando las familias son buenas, la sociedad se reforma. Si mejora la sociedad, mejora la nación. Si las naciones mejoran, el mundo se transforma. Por ende, la transformación debe comenzar con el individuo. ¿Cómo puede ocurrir esta transformación? Hay dos impurezas en el hombre que deben eliminarse: el egoísmo y el engreimiento, aunque esto no es suficiente. Deben desarrollarse cualidades como el amor, la tolerancia y la compasión. Hay que divinizar la vida.
¿Qué clase de existencia llevan hoy las personas? Están ocupadas en hablar mal de los demás. Se dedican a criticar. Están llenas de envidia. Hacen grandes alardes de logros triviales. No practican lo que predican. Este tipo de comportamiento los deshumaniza.
Deberían tener unidad de pensamiento, palabra y acción.
Hoy en día presenciamos el crecimiento desbocado del egoísmo por doquier. Este mal ha echado raíces profundas, y pasa de generación en generación. Debe erradicarse totalmente. La verdadera paz puede obtenerse solo por medio de la renunciación y el sacrificio. Hay una alegría suprema en dar. En la renuncia está la eliminación del temor. Mientras queden los deseos, el temor y la inseguridad nos seguirán acechando. Pregúntense acerca de la alegría que deriva del sacrificio y el dolor que sobreviene como resultado de los placeres sensoriales.
Bali da ejemplo del espíritu de sacrificio Lo que disfruten por medio de la renunciación se volverá una especie de yoga. Debe eliminarse la vanidad y el apego a los frutos de las propias acciones. No debe haber egoísmo al hacer el propio trabajo. No hay que pensar: “Este es mi trabajo; sólo yo tengo derecho a sus frutos”. Si siembran un árbol, ¿qué garantía tienen de que vivirán para disfrutar de sus frutos? Su progenie sí podrá gozar de ellos. Su deber es hacer el trabajo que les ha sido asignado. “Cumplir con el propio deber es yoga” (“Kartavyam yogam uchyate”).
El emperador Bali se destaca como ejemplo de pureza y sacrificio.
Rechazó el consejo de su preceptor, Shukracharya, cuando este se opuso al otorgamiento de tres pies de terreno a Vamana, porque Vamana era el Señor Vishnu mismo y ofrecer el don que este había buscado acarrearía la ruina de Bali. Este declaró: “Si el Señor mismo ha venido a buscar un don de mí, ¿acaso puede sucederme algo mejor que ser el donante, y que el Señor sea el receptor?”.
Al darse cuenta de que Bali no iba a seguir su consejo, Shukracharya recurrió a un truco para impedir la ofrenda que Bali estaba a punto de ofrecer: se convirtió en un insecto y ocupó la boca de la vasija de la cual Bali iba a verter agua mientras ofrecía el don. Vamana, al descubrir su estratagema, pinchó la boca de la vasija con un atizador. Como resultado, Shukracharya perdió un ojo.
Uno debe estar preparado para hacer todo clase de ofrendas a Dios, incluso para dar la propia vida. Esa grandeza tenía el emperador Bali. Él estaba dispuesto a ofrecer cualquier clase de sacrificio a Dios. Lo tenía todo: riqueza, poder, posición. Pero estaba decidido a dejarlo para honrar su palabra. Es raro encontrar personas que lo tienen todo y que todavía conservan el espíritu de sacrificio.
Los ricos rara vez son generosos. A menudo son mezquinos y avaros.
Relaciones ejemplares entre gobernante y gobernados Bali se destacó como un renunciante ideal y ganó fama eterna.
Prahlada y Bali pertenecían al linaje de los Asuras (demonios), pero ambos eran grandes devotos de Dios. Sus vidas son ejemplos para toda la humanidad.
Una historia ilustra las relaciones ideales entre gobernantes y gobernados. Una reina estaba ungiendo con aceite la cabeza de su esposo, el rey, antes de que este tomara su baño. Mientras la reina aplicaba el aceite, el monarca notó en el espejo que la reina estaba llorando y le preguntó la razón de sus lágrimas. Ella respondió que, mientras pasaba el aceite, había notado algunas canas en la cabeza del rey, y pensar que él estaba envejeciendo la puso triste.
En ese mismo momento, el rey también sintió que ya había disfrutado de los placeres reales durante bastante tiempo y que había llegado el momento de que se retirara a la selva para dedicarse a asuntos espirituales. El rey y la reina llamaron a los ministros, les confiaron las riendas del gobierno y se fueron a la selva para llevar vida de ascetas. Cuando los súbditos se enteraron de la decisión de la pareja real, sintieron que no podían vivir lejos de esos nobles reyes y decidieron dirigirse a la selva en masa.
Cuando encontraron al rey, le preguntaron:
—¿Por qué has renunciado al trono? ¿Es por alguna falta de nuestra parte?
—He gobernado el reino durante bastante tiempo —respondió el rey—. Ahora que estoy viejo, deseo dedicar el resto de mi vida a pensar en Dios.
Al oír estas palabras, el pueblo lloró de angustia y todos se dispusieron a hacer penitencia en la selva.
La preocupación desinteresada de la reina por el pueblo Brahma se apareció ante el pueblo y le preguntó qué deseaba.
Como ellos carecían por completo de egoísmo, le pidieron a Brahma que le diera una larga vida a su rey. Brahma accedió a sus ruegos.
La gente corrió con alegría hacia al rey para decirle que Brahma le había concedido una larga vida y que, por lo tanto, debía regresar al reino para gobernarlo durante muchos años más.
El rey decidió regresar a la capital, pero la reina se rehusó a acompañarlo y dijo que permanecería en la selva. El pueblo no interpretó bien la decisión de la reina. Pensó que quizás ella estaba enojada porque habían pedido larga vida para el rey, pero no para la reina. Esta, sin embargo, era de otra estirpe. No estaba preocupada por sí misma y llevaba una vida austera. Brahma apareció ante ella y le preguntó qué deseaba. Ella preguntó:
—¿Es cierto que le otorgaste larga vida al rey? ¿De qué sirve que el rey goce de una larga vida si no ocurrirá lo mismo con los súbditos? Te ruego que les otorgues larga vida también a ellos.
Brahma quedó tan complacido con esa demostración de altruismo, que les otorgó larga vida al pueblo y a la reina también.
La herencia espiritual de Kerala Kerala es una región muy sagrada, una tierra de gran belleza.
Su exuberante vegetación le da un encanto especial. Esta belleza es un don divino. Dios es belleza. La belleza es Dios. Los keralitas deben reverenciar su tierra como si estuviera santificada por tres avatares: Narasimha, Vamana y Parashurama. Kerala es conocida por su ininterrumpida tradición de devoción a Dios. Aunque las vicisitudes de la política puedan haber traído algunos cambios, en esencia los keralitas han adoptado una forma de vida espiritual.
Aun aquellos que parecen ser ateos creen en lo Divino en lo más profundo de su ser. Los keralitas deberían tratar de preservar su herencia espiritual, sin importar los desafíos que afronten. Es un gran tesoro que deben guardar. Deben vivir de acuerdo con sus antiguos ideales y fomentar la fe entre ellos tanto en el precepto como en la práctica.
Discurso pronunciado en el Auditorio Purnachandra el 5 de septiembre de 1987.