Discursos dados por Sai Baba
{SB 05} (58 discursos 1965)
18. 27/03/65 El lago de la mente ( Manasa Sarovar )
27 de Marzo de 1965
Yelamanchili, Distrito de Vizagapatam
Desde hace tres años, los habitantes de Yelamanchili me han estado tratando de persuadir de venir a su aldea a darles el darshan y, al fin, su deseo se ha cumplido. Veo alrededor de 50 mil personas reunidas aquí. Por fin, ha llegado hoy esta oportunidad de otorgarles bienaventuranza, pues todo tiene su causa y su momento apropiado, karanam y kalam.
El pandit habló de la religión (matam) y de cómo se ha vuelto muy frecuente entre la gente el cambiar de religión, saltando de una a otra, sin conocer los principios de ninguna o tan siquiera hacer un intento por seguir los principios de la que ya conocen. Matam significa opinión, conclusión, punto de vista. A menudo, quienes diputan dicen, en la literatura de los Sutras: «Iti me matam» o «Ésta es mi creencia». Así, cuando mati cambia, es decir, cuando la inteligencia cambia, crece o se deteriora, matam, la opinión, también sufre un cambio. Esto es natural. Incluso entre los seguidores de una religión o matam, puesto que mati y sus principios son diferentes, no están todos dotados de la misma fe. De modo que de nada sirve seguir la razón; muchas veces, la razón sigue los dictados de los prejuicios y de las predilecciones. Uno debe seguir los dictados de los rishis, quienes estaban por encima de toda mezquindad y egoísmo. Ellos decían: «Iti Vedanusasanam»; o «Esto es lo que ordenan los Vedas». Ellos ni siquiera reclamaban haberlos descubierto. La gracia les revelaba las verdades básicas para el progreso del hombre.
El mismo Dios que, por su gracia, reveló los Vedas, ha tenido que venir una y otra vez siempre que la gente trata de oponer su insignificante inteligencia a la inteligencia eterna. Las inteligencias mundanas no son sino esclavas de los sentidos; descarrían al hombre, fascinado por el fuego fatuo del placer sensual. Los Vedas, en cambio, lo elevan hacia la felicidad eterna e inacabable, pero el hombre no les presta atención. Vaga en la oscuridad, buscando en el mundo externo lo que ha perdido en el mundo interno del espíritu.
Las escrituras establecen varias etapas de desarrollo espiritual y el rigor de la disciplina de cada etapa está en armonía con el nivel alcanzado por el aspirante. Así como un niño es alimentado con leche materna durante algunos meses, luego con leche de vaca, y más tarde con pan y alimentos, sólidos masticables cuando ya le han salido los dientes, así también los Vedas le dan al hombre alimento espiritual adecuado a su capacidad digestiva. En las primeras etapas, el conocimiento de la unidad (confundida como la diversidad) no puede ser aceptado. Así pues, se recomienda la devoción o la adoración. La devoción florece naturalmente porque es sólo la expansión del amor que está inherente en el hombre. Para afianzarse en la devoción son esenciales las buenas acciones, las buenas compañías, el saber escuchar y el buen comportamiento.
Vean el autocontrol y la humildad de Lakshmana. Cuando Rama le pidió que identificara aquellos ornamentos (arrojados por Sita cuando Ravana la llevaba por el cielo) que reconocía como propiedad de Sita, Lakshmana sólo pudo reconocer los anillos de los pies de su cuñada. Él dijo que acostumbraba verlos cuando caía a sus pies en veneración, como el primer deber del día. En relación a los otros ornamentos y joyas personales de Sita no pudo decir nada, porque nunca había levantado la vista para mirarla. En la actualidad, ¿cuántos hermanos pueden afirmar tal profundidad de veneración hacia sus cuñadas? Ahora, los jóvenes se comportan con rudeza, miran en forma insultante; siguen a las muchachas a lo largo de la calle y les hacen la vida difícil. O miren a Dharmaraja, quien prefirió la vida del hijo de su madrastra a la vida de sus hermanos Bhima o Arjuna cuando el Yaksha le ofreció otorgarle la vida de cualquiera de los cuatro que habían muerto: Bhima, Arjuna y los hijos de la madrastra, Nakula y Sahadeva. ¡Su magnanimidad salvó la vida de los cuatro! ¿Quién actuaría así hoy en día al tener que hacer esa elección?
Hoy no hay amor, ni siquiera entre hermanos y hermanas, ¿qué decir del amor entre hermanastros? Este elevado principio moral aseguró una vez el progreso individual y la cohesión social. Ahora ambos están ausentes. El cuerpo —la lengua, el oído, el ojo— todos están siendo mal usados por el hombre. Sólo las bestias salvajes infunden terror, sólo el ganado se asusta; el hombre, que no es ni uno ni otro, no debería imitarlos. El hombre es realmente incapaz de temer, él es la personificación del amor: es hijo de la inmortalidad, es el templo de Dios. Ésa es la esencia de la enseñanza védica, tal como se encuentra en Los Upanishads.
El amor tiene que alegrar primero el hogar. Actualmente no hay amor entre los mayores y los jóvenes en el hogar; los hijos no veneran a sus padres. Esta declinación moral ciertamente minará la unidad y la fuerza. La declinación moral es peor que la declinación militar; conducirá a un desastre mayor. Si siempre repiten la idea de «mío, mío», ¿cómo pueden ser útiles a los demás?
El sacrificio es la sal de la vida; el yaga o sacrificio, y tyaga, el renunciamiento, son el secreto de la paz y la alegría. Go significa indriya o los sentidos; así, la palabra Gopala significa «Aquel que controla los sentidos». ¿Y por qué se les debe controlar? Para que no interfieran en el camino del renunciamiento o tyaga. Todos los sentidos son egocéntricos, egoístas. Deben ser educados para que se «dirijan hacia adentro», hacia el Atma que es universal. Eso se logra mediante la entrega, a Gopala, confiándole a él los sentidos. Cada quien debe pasar de las buenas acciones al reino del amor expansivo, y del amor debe aprender la lección del sacrificio, de la dedicación, de la sumisión al supremo y único Señor. Esto, lo lleva hacia la fe en la supremacía de la Divinidad, de que cualquier otra cosa no es más que su sombra, de que él es la única y absoluta realidad.
Puesto que estas cosas han pasado en esta región, debo decirles una cosa más. Hay muchos swamis y gurús que van de lugar en lugar con el declarado objeto de recoger dinero de sus devotos. Este es un acto aborrecible, especialmente si son sanyasines los que se dedican a esto. Muchas personas también han comenzado a utilizar mi nombre con el objeto de recoger dinero o cosas para diversos propósitos. Si tales personas vienen a ustedes, rechácenlas con la amonestación de que están haciendo mal. Yo pido devoción, sinceridad, práctica espiritual, purificación de los corazones, nada más. Sólo los mendigos piden dinero. Yo nunca me asociaré con lo temporal, lo impuro, lo vulgar y lo malo. Además, ¡hay algunos que afirman que yo «estoy entrando en alguien» y hablando a través de ellos! Ellos pretenden ser mis transmisores y comunican a otros mi consejo y mis sugerencias como si yo los hubiese autorizado o como si yo mismo hablara a través de ellos. Ahora escuchen bien esto. Yo nunca hablo a través de otro; yo nunca me posesiono ni uso a otro como vehículo de expresión. Yo vengo directamente, de frente, tal como soy, para otorgar paz y alegría.
Yo no acepto de ustedes flores que se marchitan, frutas que se pudren, monedas que no tienen valor fuera de las fronteras nacionales. Denme el loto que florece en su Manasa Sarovara (1) –las claras y transparentes aguas del lago– de su conciencia interna ; denme los frutos de la santidad y de la disciplina constante. Yo estoy por encima de toda esta etiqueta mundana que les ordena ir a ver a los mayores con alguna fruta o flor en la mano. Mi mundo es el mundo del espíritu; allí los valores son diferentes. Si son felices, con fe en Dios y temor al pecado, ¿no es suficiente «servicio» para mí? Ello me complace muchísimo. En el distrito oriental de Godavari y en sus alrededores están apareciendo gran número de personas que afirman estar «poseídas» por mí, con sus propios grupos de heraldos y agentes. Ordénenles que se vayan, dondequiera que lo
s encuentren. No cedan a sus tácticas ni rebajen su propia dignidad como devotos del Señor.
(1) Es el lago de agua clara más alto del mundo.