Discursos dados por Sai Baba
{SB 20} (31 discursos 1987)
18. 16/08/87 El Avatar como ideal
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 20 cap. 18 ) El Avatar como ideal 16 de Agosto de 1987 Los hombres buscan pasarlo bien, una buena posición y buena vida. Pero no quieren cultivar buenos pensamientos, sabiduría o conducta recta. ¿Saben por qué les han sido dadas las piernas? ¿Es para vagabundear sin rumbo por callejuelas y veredas? No. Es para llevarlos al templo del Señor Shiva. ¿Saben por qué han sido dotados de ojos? ¿Es para mirar toda clase de cosas? No. Es para contemplar al Señor de Kailasa. Lo que la nación necesita hoy es idealismo. La sociedad y el mundo necesitan los ejemplos inspiradores de líderes ideales. Existen, sin duda, individuos ejemplares en determinados ámbitos. Pero es raro encontrar una sola persona que sea un modelo en todos los aspectos. Es posible que sólo Dios sea un ideal así. El Señor Krishna se destaca como una figura ideal única y es ejemplo las más altas cualidades en todas las esferas: social, política, ética y espiritual. Durante mucho tiempo se ha sostenido que Krishna fomentaba la guerra y no amaba la paz. Pero Krishna era, sobre todo, amante de la paz. Las formas de lo Divino no son necesariamente comprensibles para todos. Hoy en día la gente adora a Dios como Dios, pero no trata de entender las cualidades humanas ideales desplegadas por un Avatar. Solo cuando se reconozcan los ideales humanos ejemplificados por Sri Krishna –cuando Él encarnó como hombre y vivió entre los hombres–, podrá ser digna la vida humana. Vale la pena analizar de qué manera Krishna mostró estas señales de excelencia humana. Dharmaja y Arjuna pierden la paciencia La gran guerra del Mahabharata había empezado. Cada uno de los hermanos Pandava tomaba parte en enfrentamientos distintos. Dharmaja, el hermano mayor, estaba librando una terrible batalla contra Karna. Las fuerzas de los Pandava no podrían resistir los proyectiles que venían de Karna. Dharmaja estaba sometido a una gran tensión. El ejército de los Pandava huía. Dharmaja se retiró a su tienda muy preocupado, incapaz de soportar los reveses de la batalla. En ese momento, Arjuna entró en la tienda de su hermano. Al verlo, Dharmaja montó en cólera y le recriminó a Arjuna que todas sus proezas y el poder de su grandioso arco Gandiva habían sido totalmente inútiles. Incapaz de soportar esas acusaciones, Arjuna levantó su Gandiva y estaba a punto de disparar a Dharmaja cuando apareció Krishna. Krishna, tratando de apaciguar a Arjuna, le dijo: “¡Arjuna! No es conveniente que levantes tu mano en contra de tu hermano mayor. El primer rasgo de los hermanos es mostrar respeto por los mayores y ganarse su consideración. Olvidaste tu deber, permitiste que te provocaran con palabras y recurriste a una acción errónea”. Luego Krishna le pidió a Dharmaja que se retirara y aconsejó a Arjuna sobre cómo debía comportarse. Calmado por las palabras de Krishna y aceptando su sabio consejo, Arjuna se retiró a su tienda. Ejemplo de humildad Luego Krishna fue a la tienda de Dharmaja y, al ver la agonía en que este se encontraba, se inclinó y agarró sus pies y le dijo: —¡Dharmaja! No está bien que un hermano mayor como tú se comporte de esta manera. No debes culpar a tu hermano menor Arjuna con palabras tan fuertes. Seguramente ha hablado en un acceso de ira. Ustedes, los hermanos Pandava, que han sido un ejemplo para el mundo de amor fraterno, no deben permitir que la discordia dañe su unidad. Deben vivir de acuerdo con esa reputación. Por lo tanto, ve a buscar el perdón de Arjuna. Al escuchar las amorosas palabras de Krishna, Dharmaja sintió lágrimas en los ojos. —Swami —dijo—, me avergüenza que Tú, sostén y apoyo del mundo, agarres mis pies. Le pidió a Krishna que lo perdonara y fue de inmediato a ver a Arjuna para disculparse. Aquellos que ven estas acciones como actos de Dios pueden considerarlas demasiado triviales y pequeñas. “¿Por qué debe rebajarse de esta manera el Todopoderoso Señor Krishna?”, podrían preguntar algunos críticos. Pero los ideales que lo Divino busca ejemplificar para la humanidad se revelan solo por medio de incidentes menores como este. Debido al gran amor que siente por Sus devotos, el Señor hace muchas cosas que podrían parecer incorrectas. Pero las realiza debido a su preocupación por el bienestar del mundo y para que le sirvan de guía a la sociedad. Dios declara la verdad con palabras claras Para dar un ejemplo al mundo, el Señor se dedica a actividades aparentemente triviales y enseña las lecciones que pueden aprenderse de ellas. Dios ofrece un ejemplo de humildad y reverencia. En ocasiones, el Señor (en forma humana) puede ser duro y despiadado. Dirá la verdad sin miedo a las palabras. Aquí Krishna da el ejemplo. Dharmaja quería llevar a cabo el ritual sacrificial de Soberanía (Rajasuya Yajña) después de obtener la aprobación de los ciudadanos, ministros y sacerdotes. Buscó las bendiciones de Krishna para la realización del sacrificio. Después de escuchar la proposición de Dharmaja, Krishna sonrió y dijo: “Solo un soberano supremo, cuya soberanía haya sido aceptada por todos los soberanos del país, puede realizar tal yajña. Tú no eres un emperador soberano. Algunos gobernantes, como Shishupala, Jarasandha y Danthavakra, no reconocen tu poder. Mientras existan tales reyes, tú no estás calificado para realizar el Rajasuya Yajña. Acciones de Krishna en el arte de gobernar Krishna quería disuadir a Dharmaja de proseguir con su plan. Krishna nunca vacilaba en decir la verdad, sin importar la persona, el lugar o las circunstancias. Le dijo a Dharmaja que, si él quería realizar ese sacrificio, primero debía vencer a aquellos poderosos reyes. Al malinterpretar el sentido del consejo de Krishna, algunas personas lo verán como un instigador de guerras. Krishna no le exigió a Dharmaja que comenzara una guerra. Solo le habló acerca de las calificaciones requeridas para realizar el Rajasuya Yajña. Entonces, Dharmaja buscó el consejo de sus hermanos y se lanzó a derrotar a Shishupala, Jarasandha y otros. Debe darse el sentido apropiado a la actitud de Krishna en lo que se refiere al arte de gobernar. Cuando se inició el Rajasuya Yajña, se le asignó una función específica a cada uno de los hermanos. Krishna también se acercó respetuosamente a Dharmaja y le rogó que le diera alguna función a él, diciendo: —Tal como lo ve el mundo, tú eres el jefe supremo y yo, el súbdito. Por eso, por favor, asígname alguna tarea en este yajña. Dharmaja se sorprendió ante esta petición, pues venía de alguien que él consideraba el Omnisciente y Omnipresente Señor. Dharmaja dijo: —Yo te debo todo a ti. Tú eres el soberano, y yo soy sólo tu sirviente. —Lo que has dicho como un devoto es cierto —respondió Krishna—. Pero, desde el punto de vista mundano, como rey tú tienes que respetar las obligaciones prescriptas para un rey. Debes distinguir entre tus obligaciones con Dios y tus deberes seculares como rey. Esta distinción es tan cierta hoy como lo era en tiempos antiguos. La libertad individual y la ley fundamental son cosas distintas. Lo referido a asuntos de estado no debe mezclarse con las cuestiones personales. Krishna le pidió que le asignara una tarea específica. Dharmaja le dijo: —Krishna, asume tú cualquier tarea que desees. —Para asumir cualquier tarea que me guste no necesito pedírtelo —repuso Krishna—. Quiero hacer aquello que tú desees que yo haga. Ejemplo de Krishna sobre la eliminación del ego La discusión entre los dos siguió por un largo rato, y, finalmente, Krishna dijo que quería encargarse de recibir a los eruditos y a los sacerdotes que asistirían al yajñ He aquí un ejemplo de Krishna acerca de la eliminación del ego. ¿Por qué Krishna, una personalidad tan importante y poderosa, asume una tarea tan humilde como lavarles los pies a los pandits? La moraleja está clara. El que aspira a ser un líder debe mostrar cualidades de liderazgo en todos los ámbitos. Para dar ejemplo al mundo, Krishna emprendió muchas tareas y nunca consideró nada demasiado pequeño o trivial. Debido a su ilimitado amor por los Pandava y al deseo de preservar su unidad y amor fraternal, Krishna hizo varias cosas que no se pueden comprender fácilmente. Antes de la guerra de Kurukshetra, Krishna fue enviado como delegado de los Pandava para negociar con Duryodhana y los Kaurava. El amor que existía entre los Pandava y Krishna no estaba basado solo en el parentesco o los intereses políticos. Era una unión de corazones. Los Pandava estaban dedicados a Krishna tanto como Krishna los amaba. No tenían otra opción más que enviar a Krishna como delegado ante los Kaurava. Cuando Krishna llegó a Hastinapura, la capital kaurava, notó que se había preparado una gran bienvenida para él. Los Kaurava, con su mentalidad cerrada, aparentemente esperaban poner a Krishna de su lado con este despliegue de exagerada hospitalidad. Ejemplo de Krishna como enviado Cuando Krishna bajó del carruaje, Duryodhana, Dushashana y otros lo saludaron y lo invitaron a quedarse en la magnífica casa de huéspedes. En ese mismo momento, Krishna les mostró las reglas que gobiernan los asuntos de estado diciendo: —Dushashana, he venido como enviado. Solo después de haber completado mi misión, podré aceptar tu hospitalidad. Hasta entonces no puedo ser tu huésped. Después de darles esta lección sobre los cánones políticos, Krishna prosiguió a la casa de Vidura. Este se preocupó mucho al ver a Krishna y le preguntó: —Krishna, tú lo sabes todo y puedes ver lo que está por ocurrir. ¿Cómo es que aceptaste esta misión? ¿Por qué los Pandava te enviaron aquí? Los malvados Kaurava son capaces de hacerte daño con sucias artimañas. Si sabes esto, ¿por qué viniste? Krishna respondió: —Vidura, no es que no lo sepa. Pero tengo que emprender estas misiones por el bienestar del mundo. Nadie puede comprender mis propósitos. Mi único objetivo es preservar el dharma. Quiero que entre los Pandava no exista ninguna división, que reine completa armonía y unidad entre ellos. Cualquier diferencia entre los Pandava sería desastrosa para el mundo. Estoy dispuesto a emprender cualquier misión aunque sea trivial o peligrosa. Krishna entonces fue al salón de audiencias de los Kaurava. Al entrar, Duryodhana y Dushashana le dieron la bienvenida y lo invitaron a tomar asiento en un sitio elevado especialmente arreglado para él. Todos los sabios y los notables del salón se levantaron cuando Krishna entró. Bhishma, asistido por Drona y Dhritarashtra, se acercó a Krishna y le pidió que se ubicara en el asiento destinado para él. Lo que Krishna dijo en esa ocasión es una lección práctica para el mundo: —¡Oh, Rey! Me sentaré sólo después que todas las personas aquí hayan tomado asiento. Krishna aboga por los Pandava Una vez que todos se hubieron vuelto a sentar, Krishna permaneció de pie y dijo: —Debo primero completar la misión para la cual he venido. — Se dirigió a Dhritarashtra y agregó—: ¡Oh, Rey! Tal como lo habías estipulado, los Pandava han regresado después de pasar doce años en exilio en la selva y vivir un año de incógnito. Hoy tienes que cumplir el compromiso que asumiste con ellos de que les devolverías su reino. Es tu deber honrar tu palabra. Krishna insistió en que Dhritarashtra debía cumplir la promesa que le había hecho a los Pandava. Y agregó: —Los Pandava son la encarnación misma del dharma. No tienen ningún sentimiento de enemistad u odio hacia nadie. Cuando estaba saliendo para Hastinapura, Dharmaja me agarró las manos y me rogó que te informara que, si él había cometido alguna falta, a sabiendas o no, deseaba que tú lo perdonaras. Si era necesario, estaba dispuesto a venir en persona y pedirte perdón a tus pies. Esta es la noble y recta actitud de los Pandava hacia ti y tu pueblo. No es correcto tener malos sentimientos para con los nobles Pandava. Al escuchar a Krishna, Dhritarashtra dijo: —Son la progenie de dos hermanos. ¿No son todos ellos iguales a tus ojos, Krishna? Esta es una sola familia y un solo reino. ¿Es correcto que tú veas a los Kaurava de una manera y a los Pandava de otra? El lazo de amor entre Krishna y los Pandava Krishna entonces le explicó claramente a Dhritarashtra la verdad de la situación, sin reservas y sin medir sus palabras: —¡Dhritarashtra! No hay nada en común entre los Kaurava y los Pandava. Los Pandava son la personificación misma del dharma. Yo me muevo con ellos como su aliento vital. Déjame decirte lo que me ata a los Pandava. Un cuerpo tiene muchos miembros. En mi cuerpo, Dharmaja es como la cabeza; Arjuna representa mis dos brazos; Bhima es como mi estómago; Nakula y Sahadeva son como mis dos pies. Krishna es el corazón de este cuerpo. Mi relación con los Pandava es como la del corazón con el resto del cuerpo. En cuanto Duryodhana y Dushashana oyeron estas palabras, se indignaron y sus ojos se enrojecieron. Cuando uno está inflado por el orgullo y la proeza física, tiene los ojos inyectados de sangre. Para los malvados Kaurava, esto era natural. Todos los ancianos de la Asamblea estaban de acuerdo con Krishna. Dhritarashtra, sin embargo, quiso retirarse para descansar. Su verdadera intención era tener una charla con Krishna en privado, lejos de la presencia de sus hijos. Se retiró a su habitación. Krishna se dirigió allí. Dhritarashtra, sosteniendo su dos manos, le rogó a Krishna: —Mis hijos son unos malvados. Mi afecto por ellos me ha cegado. Sin duda, los Pandava son rectos. Su adhesión a la verdad y la justicia es ejemplar. No encuentro la solución a este problema. No le den tregua a la maldad Krishna le habló a Dhritarashtra con términos fuertes: —¡Dhritarashtra! El afecto por los hijos es algo bueno. Pero un excesivo apego a ellos puede ser dañino y peligroso. ¿No tratamos de librarnos de la orina y las heces de nuestro cuerpo? Dhritarashtra dijo: —Estas son cosas inanimadas, pero ¿cómo puedo librarme de mis hijos, que son mi carne y mi sangre? Krishna le dijo que lo que es malo debe ser desechado sin contemplación, y lo mismo las personas malvadas, así sea un hijo, una esposa o los propios padres. —Haz todo lo posible para convencerlos de que vuelvan al camino correcto. Pero, si estos intentos fallan, debes abandonarlos. Después de esta charla, Krishna se dio cuenta de que su misión de paz no iba a tener éxito. No regresó al salón de audiencias de los Kaurava. Subió a su carruaje y volvió a la casa de Vidura. Mientras tanto, los Pandava estaban en una gran agonía, preguntándose cómo le habría ido a Krishna con los malvados Kaurava. No podían comer ni beber nada, y cavilaban sobre lo que podría haberle sucedido a Krishna, esperando ansiosos su regreso. Al ver a Krishna regresar y bajar del carruaje, los Pandava se alegraron mucho. No le preguntaron cómo le había ido en su misión. Solo les interesaba saber que había regresado sano y salvo. Eso era suficiente para ellos. No tenían ningún pensamiento acerca de su futuro. Su amor por Krishna era tan grande, que sintieron una gran alegría al verlo bien. Dharmaja fue el primero en abrazar a Krishna. Después, los otros hermanos lo abrazaron y lo bañaron en lágrimas de alegría. Sahadeva, el más joven de los Pandava, habló con voz quebrada: —Aunque no me gustaba que Sri Krishna saliera en esta misión, no hablé debido a mi juventud y porque habría sido poco auspicioso objetar un v No me preocupa si hay paz o guerra, o si pierdo la vida. Para mí es suficiente con que Krishna esté bien. Cómo trabaja lo Divino para el bien de los devotos Así era el amor que sentían los Pandava por Krishna. “Tal como uno siente, así se vuelve uno” (“Yadbhavam tadbhavati”). El amor del Señor por un devoto es tan intenso como el amor de un devoto por el Señor. Considerando el bienestar del devoto y el bien del mundo, Krishna realiza acciones, grandes o pequeñas, únicamente para beneficio de otros. Es indiferente a la alabanza o a los reproches. Su único propósito es proteger a los devotos y cumplir sus deseos, pequeños o no. Desde su punto de vista, todas las cosas son iguales. Corrigiendo los defectos de los hombres, llevándolos por el camino recto, el Señor, en su encarnación humana, busca por todos los medios elevar a la humanidad al más alto nivel. La gente común puede preguntar si es apropiado que Dios haga ciertas cosas y no haga otras. Desde un punto de vista mundano, las cosas pueden parecer triviales o importantes. Pero desde la óptica de lo Divino, no existen tales diferencias porque Él ve todo con el mismo amor Divino. No analiza si uno es grande o pequeño. La lección que Krishna enseña a Arjuna Una vez Arjuna se encontraba en un estado de gran desaliento. Estaba disgustado con la vida y quería suicidarse esa misma noche. El Omnisciente Señor Krishna decidió impedirlo. Se presentó en la residencia de Arjuna y le dijo que quería discutir un asunto muy urgente con él y, por lo tanto, quería cenar con él esa noche. Mientras Shubadra, la esposa de Arjuna, y los demás estaban ocupados en otras cosas, Krishna pidió a Arjuna que ambos se reunieran en una habitación privada. Tan pronto como Arjuna estuvo dentro, Krishna atrancó la puerta. Entonces sujetó firmemente los pies de Arjuna, quien de inmediato exclamó: —¡Swami! ¿Hice algo incorrecto? ¿Por qué actúas así? —Con todos tus títulos y tus logros —respondió Krishna—, está muy mal que pienses en el suicidio. Tú eres importante entre los Pandava. Tú conseguiste el arco Gandiva de Shiva después de sufrir grandes penurias. Deberías ser el amo de tus sentidos y no su esclavo. Hoy has sido dominado por tu mente y tus sentidos. No es digno de ti. Prométeme que por ninguna circunstancia volverás a pensar en el suicidio. Tu vida es mía, y mi vida es tuya. Lo Divino es el morador interno en todos los seres. De modo que estoy presente en todos. Si tú piensas en suicidarte, serás culpable de atentar contra la vida de tu amado Krishna. —¡Swami! —dijo Arjuna—, yo ignoraba las sutiles verdades que acabas de revelarme. Por favor, perdóname. De aquí en adelante, en lo que me queda de vida, no pensaré en ese acto. Krishna, debido a su amor por los Pandava, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa, hasta una nimiedad, para protegerlos. El Señor es omnipresente. Sus ojos, pies y manos están en todas partes. No hay nada muy bajo o muy elevado para Él. En una ocasión, incluso llevó las sandalias de Draupadi cuando le aconsejó a ella que buscara la bendición de Bhishma para salvar a sus esposos de la destrucción. Con el fin de dar el ejemplo al mundo, el Señor hace muchas cosas en su encarnación humana. Arjuna no está de acuerdo con Krishna En una ocasión, Krishna estaba conversando con los hermanos Pandava cuando Arjuna expresó su desacuerdo con ciertas afirmaciones de Krishna, que se enfureció y abandonó el lugar. Se había alejado apenas un poco, cuando Dharmaja, Bhima y Nakula se volvieron hacia Arjuna y lo increparon por haber insultado a Krishna, quien era su mismo aliento vital. Incapaz de soportar este reproche, Arjuna oró internamente a Krishna. Entonces Krishna regresó y les dijo a los hermanos: —Lo que Arjuna ha hecho es propio de la naturaleza humana. El hombre es de mente inconstante y propenso a las dudas. Cuanto más intelectual sea una persona, tanto más está sujeta a estos rasgos. Estas personas no creen firmemente en nada. Debido a tu intelecto, tú, Arjuna, actuaste sin comprender lo que había sucedido antes ni lo que va a suceder. Por ende, de aquí en adelante no confíes en tu intelecto. Cumple la voluntad de lo Divino. Entonces Arjuna respondió: —Obedeceré cualquier cosa que digas. Fue entonces cuando el Señor le transmitió a Arjuna esta afirmación: “Concentra tus pensamientos en Mí, sé Mi devoto, adórame siempre y yo te aseguro que ME alcanzarás”. Sigan los ideales establecidos por Dios para la humanidad En estos días, son muchos los que dicen ser devotos pero no se comportan como tales. Es necesario practicar lo que se dice. Solo entonces las personas serán dignas de ganarse la gracia del Señor. De nada sirve ofrecer solo adoración a Dios como tal. Se deben comprender los ideales establecidos para la humanidad por Dios en su encarnación humana y vivir de acuerdo con ellos. Deben fomentarse los valores humanos. Sin cualidades humanas, la mera forma humana carece de valor. Solo el hombre que practica los valores humanos se vuelve verdaderamente humano. El hombre debe su nombre a la posesión de la mente. La mente es un fajo de pensamientos buenos y malos. Cuando el hombre llena su mente de pensamientos buenos y puros, se vuelve puro y lleva una vida pura. La moral se basa en la buena conducta. Las actividades puras, sagradas y de servicio constituyen la conducta correcta. Esa conducta lleva al florecimiento de la excelencia humana. Los hombres deben, antes que nada, cultivar la fe en Dios. Sobre la base de esa fe, deben esforzarse por vivir de acuerdo con los ideales que Dios, en su forma humana, ha dado a la humanidad, tanto por el precepto como por el ejemplo. Hoy en día, a pesar del enorme progreso científico y tecnológico, los hombres sufren de falta de paz y seguridad. La verdadera paz puede obtenerse solo por medios espirituales. No se puede alcanzar de ninguna otra forma. Al vivir en la sociedad, deben comprender la interacción entre esta y el individuo. Es un proceso continuo de dar y recibir. El individuo contribuye a la sociedad y obtiene beneficios de ella. Se puede entender esta interacción gracias a un episodio de la vida de Alberto Einstein, el gran científico. Ejemplo de humildad de Einstein En la residencia donde vivía Einstein había una muchacha muy floja en matemática y que a menudo tenía problemas en esta materia. Un amigo le sugirió ir a ver a Einstein, el más grande matemático viviente, para que la ayudara a aprender bien esa materia. La muchacha se acercó a Einstein, y él aceptó gustoso darle clases a diario. La muchacha se lo agradeció mucho y ganó confianza debido al ofrecimiento de Einstein. La madre de la muchacha, que había observado que su hija visitaba al gran matemático diariamente para recibir instrucción, sintió que la joven le estaba haciendo perder el tiempo al científico al pedirle que le enseñara matemática elemental. Un día fue a visitar a Einstein y se disculpó por la intrusión de su hija. Einstein le dijo: “No piense que solo le estoy enseñando matemática a ella; aprendo de su hija tantas cosas como las que le estoy enseñando”. Einstein era consciente de que las personas que son muy buenas en alguna materia pueden tener fallas en conocimientos generales o sentido común y en los asuntos mundanos. Aunque era un gran científico, no desdeñaba las pocas cosas que podía aprender de una niña en edad escolar. Esta disposición a aprender de cualquier persona o fuente es señal de verdadera grandeza. Einstein le daba gran importancia a la compañía de la que uno se rodea. Solía decir: “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Si se juntan con gente buena se volverán buenos; si andan con personas malvadas, se volverán malos. La vida humana es un gran don de Dios. Debe valorarse como tal Discurso pronunciado en el Mandir de Prashanti, el 16 de agosto de 1987. La grandeza de cualquier individuo depende de la reforma de su carácter. No depende de su poder, dinero o posición. Así que primero deben tratar de aumentar sus buenas cualidades o sus virtudes. –Baba |