Discursos dados por Sai Baba
{SB 06} (28 de 45 discursos 1966)
18. 03/07/66 El pozo sin fondo
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 05 cap. 40 )
El pozo sin fondo
3 de Julio de 1966
Prashanti Nilayam
Por su descomunal apego por lo “visible”, el hombre se ha vuelto un extraño en el reino de lo “invisible”; pero resulta que lo invisible es la base de lo visible, lo que le da estabilidad y valor, lo que es verdadero y válido. A pesar de las advertencias hechas por incontables santos y maestros al paso de los siglos, el hombre de hoy en esta tierra de la India ha abandonado lo invisible por lo visible.
Sin embargo, sólo lo invisible puede dar contento y valor para enfrentarse tanto a la buena como a la mala fortuna. El ig norarlo ha causado el descontento y la angustia en cada corazón y hogar de hoy.
Desarrollen devoción y quedarán libres, ya que el Señor tomará su carga. El Ramayana es el gran texto para todos aquellos que anhelan entregarse a Dios y ganarlo. Desde el comienzo hasta el fin, ilustra los varios pasos que llevan a él y la bendición adquirida cuando uno lo alcanza. Lakshmana es un gran ejemplo; él renunció a todas las cosas que amaba con el fin de estar con el Señor y de servirlo. Una vez, mientras se encontraban en la selva, Rama dio instruc ciones a Lakshmana de que buscara un lugar adecuado para construir una cabaña para morar en ella. Lakshmana lloró cuando oyó estas palabras, pues las interpretó como que tenía libertad para pensar y actuar por sí solo. Él había entregado su voluntad a su hermano y sólo podía seguir sus órdenes; había perdido todo sen tido de juicio independiente.
Vibhishana es otro ejemplo de entrega total. Ravana tenía un séquito de cortesanos y ministros que complacían sus caprichos y halagaban su vanidad; mientras cada uno de ellos le aconsejaba que retara a Rama en guerra abierta y se quedara con Sita, Vibhishana, su propio hermano, lo reprendió por su necedad y su lujuria y lo instó a que se salvara a sí mismo y a su reino y a sus parientes devolviendo a Sita intacta a su señor. Cuando Vibhishana se fue con Rama, éste supo que Vibhishana tenía un corazón puro y que no podría sobrevivir en la envenenada atmósfera de Lanka. Así que se lo llevó consigo y lo salvó. El Señor gusta de que lo llamen como “El salvador de los buenos” más que por cualquier otro nombre, pues él es más feliz cuando salva a los angustiados.
Vean cómo cedió a los ruegos de Sugriva, que le pidió que le demostrara su valor antes de rendirse a él. Él quería salvar a Sugriva, que había perdido su reino y hasta su reina, y así, ¡estuvo muy dispuesto a que ese receloso suplicante lo pusiera a prueba! Bharata abandonó a su madre, su trono y toda riqueza y poder; disfrutaba del trabajo y de la pobreza, y moraba únicamente en el pensamiento de Rama en la selva y se negó a sí mismo todo lo que su hermano no podía tener. Por la constante contemplación de Rama, hasta su color cambió al color de Rama.
Sean un instrumento en las manos de Dios; dejen que los use para cualquier propósito que él prefiera. ¿Cómo puede uno cuestionar su voluntad? Hubo un mercader que le preguntó a un marinero acerca de su abuelo y de su padre. Parece que ambos habían muerto en el mar; y el padre y el abuelo de ese abuelo también habían muerto en el mar. Así, el mercader le preguntó al marinero por qué no tenía miedo de viajar por el mar. El marinero le preguntó al mercader dónde habían muerto sus antepasados, y éste le dijo que todos habían muerto en la cama; ¡entonces le preguntó al mercader si no tenía miedo de ir a la cama! La muerte viene a todos, en alguna parte, de alguna forma; pero el hombre sabio logra la visión antes del fin. Hagan brotar el fresco manantial de la devoción desde su interior; luego, las llamas de la ansiedad no podrán hacerles daño. Entonces, cada visitación de la calamidad tomará un nuevo sig nificado, como una señal de gracia, para fortalecerlos y volverlos como la madera endurecida, para sus propósitos.
A un perro acostado cómodamente en medio de una transitada avenida –ya habrán ustedes visto algunos perros disfrutando de una siesta en un lugar tan lleno de peligros, creando una isla para sí en medio del flujo de tráfico– le preguntaron por qué había escogido ese lugar. Respondió que él deseaba descubrir quiénes entre los peatones eran buenos y quiénes eran malos.
Explicó que aunque había suficiente espacio en ambos lados, algunos hombres lo azu zaban sólo por placer o por malicia con el fin de espantarlo. «Esos hombres son malos de nacimiento —declaró—.
Los otros, que se ocupan de sus asuntos, siguen su camino, sin preocuparse de lo que encuentran y que distrae su atención y demora su viaje, ésos son buenos.» Ese perro dijo la verdad, pues los hombres que no pue den dejar las cosas en paz están realmente obstruyendo su propio progreso.
Lo principal es el control y la sublimación de los sentidos. El dejarlos ir por su cuenta, dirigiéndolos al mundo objetivo de los sabores, olores, formas, melodías y comodidades, es caer en un pozo sin fondo. Es como encerrar un tesoro en una caja de oro con un cerrojo de oro. Los ladrones obtendrán un mayor botín, eso es todo.
El Bhagavad Gita habla de la devoción, del conocimiento y de la acción como yogas, y por yoga se entiende lo que Patanjali quería que se entendiera: «el aquietamiento de las agitaciones de la con ciencia» (Chita vritti nirodha). Vishnú es el ejemplo supremo de esta quietud, pues él es Shantakaram Bhujamga Shayana, la imagen misma de la calma apacible, aunque esté reclinado sobre una ser piente de mil cabezas, que es el símbolo del mundo objetivo con sus colmillos venenosos. Estar en el mundo, pero no ser del mundo, no quedar atado a él, ése es el secreto. Maricha abandonó hasta el impulso vital cuando tuvo la oportunidad de morir a manos de Rama, con sus ojos fijos en la encantadora forma divina. Él sabía que Rama era, como decía, Vigrahavan Dharmah, el Dharma en forma cognoscible. Por esto le dio las gracias a Ravana por la oportunidad que le daba de morir herido por la flecha de Rama.
El dominio de los sentidos, de las pasiones y de las emociones es un proceso duro y lento, que será coronado por el éxito únicamente a través de un esfuerzo sistemático. Tomen la ira, por ejemplo.
Había una vez un enorme luchador pavoneándose por una calle, orgulloso de su fuerza física y de su victoria sobre muchos rivales. Al verlo, una mujer de mediana edad se rió con disimulo ante su tamaño y apariencia. El luchador rechinó los dientes, lleno de ira, y se abalanzó contra ella. La mujer le gritó: «¿Qué clase de hombre fuerte eres que no puedes tomar la risa de una mujer con calma?», y el luchador tuvo que bajar la cabeza, avergonzado.
Sabana (for taleza) es el mejor sadhana. Ésa es la mayor lección de los Shastras.
¿Cómo puede el hombre servir a los demás o al Señor que reside en todos cuando los sentidos lo arrastran lejos de ese servicio o cuando las pasiones se asoman para empañar el amor que inspira el servicio? Lokesha, el Señor del Mundo, está dedicado a derramar felicidad en el mundo; el hombre debería dedicarse a difundir felicidad a su alrededor. Ésa es la manera de cooperar y compartir la tarea del Señor. Cada mala acción precipita la caída. Ravana raptó a Sita; los hombres pueden preguntarse por qué cuando él realizó esa inicua acción las llamas de la ira divina no lo redujeron a cenizas; o por qué la ira de una mujer casta no lo consumió. Era porque la consecuencia de todas las austeridades que había pasado y los dones que había recibido de los dioses eran como una coraza que lo protegió durante mucho tiempo. Sin embargo, Ravana tenía que encontrarse finalmente con su destino debido a su propia insensatez y maldad. El Señor no es más que un testigo: él está por encima de todo odio e ira y del apego derivado de “lo mío” y “lo tuyo”.
Los Rakshasas de Lanka eran adeptos en sacrificios y
rituales; cada hogar en la isla estaba bajo una capa de humo que emanaba de los fuegos sagrados de la adoración ceremonial. Ése es el camino para obtener la bendición, pero ese camino sin dharma los llevó a la destrucción. Ghojaraja una vez sostuvo una discusión en la corte sobre la importancia relativa del karma y el dharma. El karma, el dharma y Brahman son las tres etapas del progreso espiritual.
Se ha visto que todos eran igualmente importantes en la etapa apropiada del desarrollo. Los poetas solían pedir protección usando la palabra dehi, que Kalidasa una vez interpretó como: «No te están pidiendo a ti; se están dirigiendo a ti como dehi “aquel que tiene el cuerpo”, “aquel que se ha incorporado en este equipo físico” », es decir, el Atma. «Te están recordando que eres esencialmente el morador en el cuerpo, no el cuerpo con el cual te identificas ». Una vez un poeta se acercó a Bhojaraja buscando ayuda y cuando el emperador puso delante de él una bolsa llena de monedas, rehusó aceptarla porque, dijo: «Debes darme algo que te hayas ganado con el sudor de tu frente, no algo de que te hayas apropiado del trabajo de otros». El emperador apreció el argumento y le pidió que fuera al día siguiente. Cuando el poeta se presentó a la mañana siguiente como lo había indicado, Bhoja le dio dieciséis monedas de cobre que había ganado en casa de un herrero manejando el martillo para forjar el hierro candente. El poeta extendió su mano para recibirlas pero, ¡qué maravilla!, eran monedas de oro, no de cobre. El trabajo del rey las había hecho de pura ley.
Uno debe dar únicamente lo que ha ganado legítimamente.
Entonces dehi (el morador) da sin deha (conciencia del cuerpo).
Prashanti Nilayam, 3-VII-66