Discursos dados por Sai Baba
{SB 09} (30 de 35 discursos 1969)
17. 03/09/69 La araña en su propia tela
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 07 cap. 18 )
La araña en su propia tela
3 de Setiembre de 1969
Prashanti Nilayam
Gurú Purnima
LOS DÍAS DE FESTIVAL, como éste, están marcados en el calendario a fin de despertar la mente del hombre, que es muy dada a quedarse dormida por pereza o complacencia después de algún arranque de práctica espiritual. Son como campanas de alarma que suenan a intervalos durante el año, advirtiendo a los hombres acerca del viaje que les espera y de la meta más allá del horizonte. Dicen los sabios: «¡Por lo tanto, pongan atención, pongan atención! ¡Despierten, levántense, no se detengan hasta alcanzar la metal»
El hombre no debe ceder a la sed por los dones mundanos; él debe anhelar el don de la gracia, y ese anhelo impulsará a Krishna a hacerse visible a fin de calmar la agonía. La cultura de la India ha enfatizado el significado interno de las escrituras de los ritos y ceremonias. Se recrea en el simbolismo, pero siempre ha alentado a los buscadores a descubrir el velo y aprender el principio encerrado en el símbolo. Ha aconsejado a los recitadores de los sagrados Vedas cantar los himnos con plena conciencia del significado de las alabanzas y las oraciones.
Hoy estamos celebrando el advenimiento de Krishna. El avatar o encarnación en la forma de Krishna tiene vastos misterios incluidos en él. Brindavan, la selva de Brinda, es la enmarañada jungla de la vida. Las vacas cuidadas por el Señor Krishna en Brindavan no son otras que los seres humanos desvalidos sin su cuidado y guía. Gokula o el hato de vacas es el nombre dado en el Bhagavata, el libro sobre la gloria del Señor, a la región donde Krishna cuidaba las vacas; go significa también el individuo que está encerrado en el cuerpo, así que Gokula es la región habitada por el hombre. Ustedes saben que en telugu, «gita» significa rayo; en las Upanishads Dios es descrito como «el relámpago», es decir, como «el resplandor llameante a través de la espesa nube azul»; Krishna es azul como la nube azul; los Vedas dicen nila toyada» o sea la nube azul cargada de lluvia; el Bhagavata dice «nila megha», la nube azul. Ambos significan que él es tan profundo como el cielo o el mar y, así, ¡su color es el del mar o del cielo!
El rayo mencionado en los Vedas es el Gita, el verdadero Gita de Krishna. Las gopis, las sencillas pastoras de Gokula, buscaban a Krishna dentro y detrás de cada arbusto y huerto, pues él las cautivaba, pero siempre se mantenía alejado. Ésta es sólo otra manera de describir la búsqueda del Dios que sabemos que está dentro de nosotros pero elude nuestros esfuerzos por hundirnos en esa dulzura. Krishna se está ocultando en la oscuridad de nuestros corazones; deben buscarlo allí y mantenerse firmes. Él se escurre, pero deja huellas sobre la leche derramada por sus pies en su prisa por esconderse fuera de nuestro alcance. Sí, la lección es: reconocer sus pisadas en todo lo bello, en cada acto de bondad, en cada lágrima de gratitud, en cada suspiro de compasión, y descubrirlo en el huerto de nuestro propio corazón, lleno de la fragancia del amor y de la luz de la virtud.
Cuando tratan de mostrar la luna, dicen: «Mira, en la punta de la rama de ese árbol», ¡como si la luna estuviera justo encima de esa rama! Hay mucho camino que recorrer para llegar a la luna, pero pueden verla de lejos como un disco que emana una fresca y reconfortante luz. Así también, el Bhagavata y otras epopeyas y poemas muestran al Señor y los ayudan a verlo lo suficiente para causarles la curiosidad de acercarse más a Él; ¡eso es todo! Cada libro los lleva de una etapa a otra, revelando más y más de la benevolencia de Dios, hasta que están llenos de una insaciable sed de Él. Ese anhelo es su propia recompensa; transformará la voluntad de Dios en la forma de Él que anhelan ver. Una piedra que rueda, se dice, no recoge musgo; la piedra que se queda detenida se llena de musgo. La mente que corre de un libro a otro que describe el encanto de la Divinidad no puede llenarse del musgo de los deseos materiales.
Dios no es atraído al deseo; Él no tiene necesidades, está siempre pleno, libre y contento. No tiene ninguna aversión o atracción; no tiene ataduras de parientes y familiares. Un poeta cantó: «¡Oh Krishna! ¡Oh Gopala! No espero que tú seas bondadoso conmigo o que te conmuevan mis ruegos en busca de misericordia. Bien sé que mataste con tus propias manos a tu tío materno, y a la nodriza que vino cariñosamente a alimentarte con sus pechos. ¡Sin compasión alguna por el padre de tu más caro devoto, lo torturaste y mataste mientras su hijo, Prahlada, lo veía! Te acercaste a Bali pidiendo limosnas y cuando él, contento, colocó a tus pies todo lo que tenía, ¡pisoteaste su cabeza y lo enviaste a las regiones infernales! ¿Cómo puede un corazón que no tiene ternura derretirse ante mi miseria?» ¡Sí! El Señor está por encima de todos los apegos; no tiene favoritos ni enemigos; son ustedes quienes deciden la distancia entre Él y ustedes. Moksha, (la liberación) es la etapa en la cual el apego o engaño logra extinguirse. ¿Cómo, entonces, puede el otorgador de la liberación ser Él mismo atado por el apego?
Dios no tiene deseos ni necesidades. Él no confiere ni deniega; es el eterno testigo. Para ponerlo en un lenguaje que puedan comprender, Él es como el cartero que no se preocupa por el contenido de las cartas que entrega a los destinatarios: una carta podría comunicar la victoria; otra, la derrota; ustedes reciben lo que han merecido por sus obras. Hagan el bien y tendrán el bien en recompensa; sean malos y acepten el mal que les será devuelto. Ésa es la ley, y realmente no hay ninguna ayuda ni impedimento.
Ravana es un mahafma (Alma grande); Tataki, descrita como una ogresa, ¡es también una mahatma!; es decir, tenían destrezas sobrehumanas y misteriosos poderes. Todos son divinos, Dios es el motivador interno de cada uno. Son mahatmas no sólo en el sentido en que todos son mahatmas; son mahatmas rajásicos, esclavizados por sus emociones y pasiones, rápidos en enojarse y lentos en olvidar las ofensas que se les infligen. Rama y Lakshmana son mahatmas sátvicos, personificaciones de las destrezas y poderes que la rectitud y la virtud pueden proveer. Un martillo de hierro al rojo vivo puede ser forjado por un martillo de hierro frío, ¿no es así? Así también, una persona al rojo vivo por la emoción y la pasión puede ser forjada por el martillo que no conoce el calor de la ira o del odio. Ésa es la razón por la cual Rama fue capaz de vencer y destruir a Ravana. ¿Por qué? La palabra satva en sí misma significa fuerza, poder, vigor, vitalidad, pues la virtud es poder, la bondad es poder. Un hombre se enoja porque es débil; es un bravucón, porque es un cobarde; miente porque está seguro de que merece ser castigado y es demasiado débil para poder aceptar el castigo de buena gana.
El bebé humano, nacido inocente en el reino de la rectitud (Dharmakshetra), en la plenitud de lo sátvico, va recogiendo, con los años, el musgo de lo rajásico y tamásico, y cae en el área llena de conflicto del campo enemigo (Kurukshefra). Ésa es la historia del Mahabharata en cada vida. Kurukshetra es un campo de batalla entre «nuestra gente», en el sentido egoísta, y la «gente justa», en el otro campo. ¡Esto es lo que el primer versículo del Gita anuncia! ¿Qué significa esto realmente? Por un lado están los impulsos rajásicos y tamásicos alimentados por el sentido de «lo mío» y «lo nuestro»; por el otro están los sátvicos, los atributos justos e inmaculados del amor,, la tolerancia, la verdad y la rectitud, que son divinos y promovidos por Dios. El combate entre las dos fuerzas las que arrastran hacia abajo y las elevadorasno conoce armisticio. El baño diario asegura la limpieza, la batalla diaria mantiene a los malvados enemigos a distancia, fuera de la posibilidad de hacer daño.
Se dice que durante la
batalla de Kurukshetra, que duró dieciocho días, Vyasa tenía la mente desgarrada de contrición a causa de que los contrincantes eran los dos bandos de su propio linaje. Por eso no podía presenciar aquella matanza fratricida. Un día, estaba tan agobiado por el remordimiento que se apresuró a irse lejos de las llanuras que al otro día se empaparían de sangre con el holocausto que estaba por desatarse. Caminando precipitadamente, vio una araña escabulléndose por el suelo. «¿Por qué vas tan rápido?», le preguntó el sabio. La araña corrió fuera del camino, se subió a la punta de un hormiguero, y desde ahí respondió: «¿No sabes que el carro de guerra de Arjuna pasará pronto por este camino? Si me atrapa bajo sus ruedas, estoy perdida». Vyasa rió ante estas palabras y le dijo: «No habrá ojos que lloren cuando tú mueras; el mundo no sufrirá ninguna pérdida cuando seas aniquilada; no dejarás ningún vacío cuando desaparezcas». La araña se sintió herida en lo más hondo por el insulto y temblando de rabia, exclamó: «¿Cómo es eso? ¡Eres un sabio engreído! Piensas que si tú mueres, será una gran pérdida, mientras que yo no haré ninguna falta. Pero yo también tengo esposa e hijos a los cuales amo; yo también tengo casa y una provisión de comida. Yo también me aferro a la vida tan tenazmente como tú te aferras a tu gente. Siento hambre, sed, dolor, angustia, alegría, placer, así como la agonía de separarme de mis parientes y amigos. El mundo existe en mí y para mí como en y para los demás seres vivos».
Al oír esto, Vyasa inclinó la cabeza y caminó en silencio, murmurando el verso: «El hombre y la bestia y el gusano, todos los animales son iguales» (Saamanyam ethath pasubhir naraani). Pero se dijo: «inquirir acerca de lo Esencial, anhelar la Belleza, la Verdad y la Bondad, alcanzar la conciencia de la unidad subyacente, estos atributos de sabiduría son los singulares tesoros del ser humano», y siguió su camino.
A través de su sabiduría, el hombre puede ver al Dios interno en la araña y en cada ser existente dentro de los límites del espacio. El receptáculo puede ser diferente, pero el contenido divino es el mismo. El sabor del agua salada será salobre, así prueben la carga de un camión, un vaso, un balde, un sorbo o una gota. El sabor de lo divino puede ser experimentado en el átomo o en el cosmos, en el amigo así como en el enemigo, en el virus y en el universo. ¡Ésa es la realización, la liberación, la iluminación, la revelación! Esta esfera cambiante está cargada de lo Omnipresente Divino (Sarvam Vishnu Mayam Jagat). El sabio Thyagaraja cantó: «¡Oh Sitarama!, por tu infinita compasión brillas en la hormiga y en la Trinidad!» Krishna está en el huerto y en el campo de batalla, soplando la caracola o tocando su cautivadora flauta, manejando el látigo y las ruedas, la fuerza invisible detrás de cada pensamiento, palabra y acción del hombre en todas partes, en todo momento.
Prashanti Nilayam
3 IX 69