Discursos dados por Sai Baba
{SB 16} (32 discursos 1983)
16. 24/07/83 En forma humana
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 16 cap. 16 )
En forma humana
24 de Julio de 1983
Un gran yogui resolvió ahondar en la gloria del principio divino y se retiró a las profundidades de un bosque silencioso. Empezó a llevar a cabo prácticas ascéticas: se sentó en la postura de loto y mantuvo cerrados los ojos, sosteniendo sus dedos de manera correcta en chin mudra.* Así, continuó su penitencias (tapas) durante cinco largos años. Dios, deseando probar su sinceridad y su honradez, se presentó ante él en forma de niño. En ese momento el yogui tenía los ojos entreabiertos. El niño le preguntó: “Abuelo, ¿por qué has cerrado así tus ojos? ¿A quién le rezas? ¿Has descubierto qué apariencia tiene Dios?” El yogui respondió: “Niño, lo he visto tanto como mis ojos están abiertos”. A partir de entonces, los ojos del yogui se abrieron a la mitad. El niño regresó y le preguntó: “Abuelo, ¿qué tanto de Dios has visto ahora?”, a lo que el asceta respondió: “Muchacho, he conocido la mitad de él”.
*Posición de los dedos pulgares e índices unidos y los otros tres extendidos hacia afuera.
Tras un año, el niño regresó. Por ese tiempo el yogui mantenía sus ojos completamente abiertos: “Abuelo, ¿has visto y conocido a Dios? A tal pregunta, el yogui respondió: “Sí, lo he conocido”. Así que el niño tornó a preguntar: “Dime ¿qué es lo que has entendido?”. Y el yogui dijo: “He entendido que el Señor está más allá del entendimiento”. Ahora Dios estaba frente al yogui en forma humana, pero el asceta no pudo identificarlo ni reconocerlo.
Sai otorga el amor de mil madres
Cuando Dios toma la forma humana y está detrás, delante y a su lado, hablándoles, moviéndose con ustedes y permitiéndoles cultivar cercanía con él en varias formas, ustedes no lo reconocen. La Divinidad no se puede reconocer fácilmente cuando está encarnada. Ella dice: “No soy una masa de carne y sangre; no soy un manojo de deseos, como lo es la mente; no soy el conjunto de ilusiones que la imaginación es; yo soy el Paramatma (Espíritu supremo), el principio y el fin”.
“Soy el apremio dentro de ustedes, el conocimiento que buscan como resultado del apremio, de su propio ser”. Una palabra de Swami asegura el tesoro de todas las riquezas, una sola mirada suya otorga todas las dádivas; es la mirada a parijatha (la flor del árbol que colma los deseos). Los brazos de Sai confieren el hai (suave descanso) que da la madre, mas no una madre, no, sino el amor de mil madres”. Este Sathya Sai es ese Prema Dhayi (el dador del amor).
Al jugar y cantar con nosotros, estar y comer con nosotros, no debemos extraviarnos y creer que la Divinidad solamente es un ser humano y nada más; generalmente olvidamos la verdad.
¡Encarnaciones del amor divino!: ustedes deben tener muy clara la diferencia entre un nacimiento ordinario y el advenimiento del avatar. El karma es la causa del nacimiento humano ordinario. El nacimiento en un cuerpo humano es la recompensa al mérito adquirido por medio de acciones correctas pasadas. ¿Cuál es el karma que ha ocasionado el advenimiento? Se podría decir que también éste debe tener algún karma como antecedente. Pues bien, en su caso, ustedes han ganado el tipo de vida a que tienen derecho como consecuencia de los buenos y malos karmas del pasado. No podrán cambiar el vehículo o instrumento a menos que crucen por el cúmulo de consecuencias, porque éste es el trabajo que se les ha asignado en el drama cósmico sobre el escenario del mundo. Su papel es el asignado como parte de una obra. Puede que aparezcan en la primera escena, pero no podrán cambiar su maquillaje.
Sin embargo, Dios no está limitado ni afectado por el karma; él asume un papel, no como consecuencia de ningún karma sino para premiar al que es bueno e imponer un justo castigo por el malo. Dios encarnó como Narasimha como consecuencia de las malas acciones de Hiranyakashipu y de las buenas acciones de Prahlada. La verdad es que el cuerpo que utiliza el avatar no es un producto del karma, diseñado de acuerdo con la naturaleza de las acciones individuales en vidas anteriores. Dios, como avatar, puede moldear o cambiar el cuerpo en cualquier forma que desee; puede desarrollarlo o descartarlo como y cuando quiera. Ninguna persona o poder puede afectarlo; todo sucede como él desea y decide. Ver al avatar como el cuerpo que ha asumido es incorrecto. El gurú tiene la obligación de enseñar a la humanidad esta gran verdad acerca del Paramatma y el Atma, así como de la gloria y compasión de Dios.
Discurso de Guru Purnima, Prashanti Nilayam, 24-7-83.