Discursos dados por Sai Baba
{SB 15} (42 de 59 discursos 1981 a 82)
16. 18/07/81 ¿Por qué los Colegios Sai?
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 11 cap. 21 ) Por qué los Colegios Sai? 18 de Julio de 1981 EN ESENCIA, EL hombre es mente y la mente es un conjunto de pensamientos. Estos pensamientos conforman su destino. Experimentamos los efectos de las acciones provocadas por tales pensamientos. ¿Cuál es exactamente la razón por la cual el mundo de hoy es muy diferente del que debería ser? La razón consiste en que las actividades humanas no son de la naturaleza que deberían ser. ¿Por qué, pues, estas actividades? Porque los pensamientos del hombre están corrompidos o están conduciendo a caminos equivocados. El remedio reside en reformar estos pensamientos de manera que sean puros, santos, tendientes hacia el desapego y al servicio a los demás. Toda actividad del hombre tiene un impulso que la mueve. Cuando van al mercado, es para comprar provisiones, al llegar a su casa con ellas, la actividad termina; ese impulso termina, sirviendo a un propósito. El estudiante va a la escuela a adquirir educación. Cada acto nuestro, aun el más insignificante, tiene que perseguir una meta; no obstante, olvidamos que todos los años de nuestra vida en este mundo también deben tener una meta, un propósito, un anhelo que nos impulse. ¿Para qué es la vida, para qué vivimos? Nadie se hace estas preguntas ni busca alguna respuesta; muchos responden orgullosamente que ellos viven solamente para sí mismos; pero esto es totalmente falso. Interróguenlos aún más; cada uno afirmará: «Como cuando tengo hambre; bebo cuando tengo sed; respiro el aire que necesito; me coloco una venda en el pie cuando me lo lastimo; tomo las tabletas cuando estoy enfermo. Yo vivo para mí mismo. Además, dos personas durmiendo en la misma cama tienen distintos sueños; por lo tanto, es obvio que vivo una particular y especial vida propia». Pero imaginen a una de estas personas solicitando a su jefe un aumento de sueldo, tal vez sus palabras sean las siguientes: «Señor, tengo a mi madre, a mi padre, soy casado y con cuatro hijos. Tengo mi esposa. ¿Cómo voy a mantener a tantas personas? Por favor, auménteme el sueldo». Pregúntenle ¿para quién trabaja? ¿Por qué busca más sueldo? ¿No siente él la responsabilidad de darles comodidad a otros? Él trabaja para sí mismo y también para su familia. Y esto no es todo, háganle a la persona otra pregunta: «Se va a celebrar el Gurú Purnima en Prashanti Nilayam. Nosotros vamos allá, ¿viene con nosotros?» Él contestará: «Qué lástima,, no tengo vacaciones, no puedo ni pensar en ir con ustedes». No obstante, si su esposa cae súbitamente enferma, la lleva al hospital, pide permiso por quince días y se gasta el salario de todo un mes. Pensemos en otra situación: este hombre está sentado frente a su platillo favorito y, justo cuando va a saborear el primer bocado, alguien entra corriendo con la noticia: «¡Su hijo está atrapado entre las ruedas de un autobús!» Hace a un lado el platillo que le gusta tanto, ignora el hambre y se precipita hacia la calle en donde ha ocurrido el accidente. Ama a su hijo más que a sí mismo y corre frenéticamente para salvarle la vida. Por lo tanto, la afirmación de que él vive para sí mismo es obviamente incorrecta; vive para sí mismo y para su familia. La mayoría de la gente vive absorta sólo en estos dos aspectos, incluso las personas que poseen una gran cultura y los encumbrados líderes políticos, no son la excepción. Esta estrecha forma de mirar las cosas es la causa de los problemas interminables que acosan al mundo. Nuestros deberes y responsabilidades no están limitados por estas dos actitudes; tenemos que elevarnos a más altos niveles de obligación. Cuando la ciudad o el pueblo en el que vivimos es asolado por una enfermedad infecciosa, la gente se reúne para tomar medidas. Esta persona que afirmó «yo vivo para mí mismo», también es uno de los líderes que tienen que implantar medidas preventivas. Se está preocupando ahora no sólo por su misma seguridad, ni por la de su familia, sino también por los habitantes del pueblo. Él siente que cualquier calamidad que asole al pueblo, lo afectará también a él. Por ello, debemos velar por la seguridad de nosotros mismos y también de la sociedad en que vivimos. Vivimos principalmente en el medio social. Nuestro nacimiento, lugar de residencia, nuestra muerte, todo está relacionado e integrado en un marco social. Sin la comunidad humana, el hombre no puede sobrevivir. Ésta es la verdad; ésta es la buena fortuna específica del hombre. La cigüeña de pico largo nunca se molesta en pensar sobre la triste suerte que les depara a los seres vivos que se come. De manera similar, los estudiantes de hoy se muestran indiferentes ante la sociedad que los nutre y que espera su gratitud. Cada individuo debe prepararse para fomentarla felicidad de otros diez; los estudiantes tienen que cambiar a la sociedad como un ente que nutre su propia vida. Esto implica que deben renunciar a sus sueños de riqueza; sólo esta actitud de renuncia puede volver la vida santa. Los estudiantes hablan de amigos y de amistad, pero, ¿qué quieren decir con esto? Quieren decir el medio fácil para los caminos del vicio. Esto no favorece en nada las actitudes y medios santos y espirituales. La amistad debe servir como las pestañas a los ojos y las sandalias a los pies, el amigo debe ser «su otro yo»; el debe experimentar en igual medida la alegría y la pena del otro; los amigos deben ser como la leche y el agua. Déjenme darles un ejemplo: cuando hervimos la leche, en la cual se ha vertido previamente un poco de agua, ésta se disipa como vapor. La leche lamenta la separación: empieza a hervir. Entonces, la única forma de mantenerla en calma es verter una cucharada o dos de agua; su amiga regresa y está feliz. La leche no puede tolerar la separación de su amiga. Sus amigos de hoy en día no se apegan a ustedes, sino a su cartera o a alguna ventaja que pueden obtener mediante algún favor de sus padres; cuando su bolsa está vacía o cuando el padre no está más en el poder, les dicen adiós. Los amigos que inducen a otros a malos hábitos y acciones perniciosas, acechan alrededor en busca de víctimas. Un proverbio telugu dice: «Mucho antes que la verdad se ponga los zapatos, la falsedad recorre todo el mundo». La falsedad viaja más rápido y los falsos amigos también se adhieren con más rapidez. La verdad se revelará sólo muy lentamente a través de nubes de negaciones y dudas. Los estudiantes tienen que cultivar gratitud, compasión y tolerancia. Mostrarse benévolos con los desvalidos es una virtud humana fundamental; deben cultivar también un sentido de gratitud. Mostramos agradecimiento a la persona que nos dio alimento cuando el hambre nos aquejaba, al médico que nos cura la enfermedad, al amigo que nos salva de una crisis, al funcionario que nos da empleo cuando desesperadamente necesitamos uno. Pero, ¿estamos agradecidos con Dios que nos proveyó este cuerpo lleno de maravillas y nos dotó con cualidades y habilidades para vivir a través del tiempo? Alejandro le expresó gratitud a su madre por el cuerpo que él tenía. Sin embargo, se dijo a sí mismo que su agradecimiento tenía que ser profundo hacia Dios, quien concedió a su madre la gracia divina de haberlo engendrado. La juventud es la etapa de la vida en la cual el mínimo error conduce al desastre. Los pensamientos conforman el carácter; anhelan tener mucha riqueza porque imaginan que la gente rica es feliz. Los ricos tienen mucha comida pero no tienen apetito, los ricos ejercen poder sobre otros, sin embargo ellos están dominados por la enfermedad; los ricos pueden tener muchos sirvientes pero no pueden vivir en paz. Por lo tanto, ansíen ser ricos en virtud, en devoción y en dedicación a causas nobles. Sean ricos en un carácter excelente. Una firme adherencia a la verdad, a la renuncia, al genuino amor, al servicio sin egoísmo; ésos Los estudiantes de ahora creen que sólo el estudio de los libros es lo más importante; sin embargo, la verdadera prueba de la educación es ésta: ¿Pronuncian palabras suaves y dulces? ¿Ejecutan y planean buenas acciones? ¿Se están comprometiendo los eruditos con la sociedad y fomentando el bienestar de la misma? ¿Muestran agradecimiento a aquéllos que propician su felicidad? Éste debe ser su examen, no cuántos libros han leído o cuántos títulos han coleccionado. ¡Consideren a los académicos de hoy! Ellos están atados a la codicia, al recelo, a la envidia y la facción; no tienen firmeza de convicción. Debido a esto, los aqueja el insomnio y la inapetencia, todos sospechan de todos; la razón de esta triste condición es que ellos no tienen visión espiritual ni experiencia de esta naturaleza. Una persona rezaba a Lakhsmi, la diosa de la riqueza, tanto tiempo y con tal sinceridad, que ella decidió seguirlo a su casa y quedarse en ella, pero con una condición y sólo una: «No tienes que mirar hacia atrás, si te vuelves y tratas de verme, desapareceré inmediatamente», le dijo. El devoto accedió y comenzó a caminar rumbo a su casa, mas al oír el tintineo de las campanitas en los pies de la diosa y la risa que apenas contenía, la sospecha lo embargó. ¿Era la verdadera Lakshmi? Se dio vuelta para comprobarlo y Lakshmi desapareció de su vista. Nosotros también somos presa de la incredulidad; llevamos a cabo nuestra tarea pero dudamos si vamos a recibir lo que merecemos; éste es un síntoma de debilidad. La retribución es segura; ¿por qué dudamos? Estén satisfechos de haber hecho bien su tarea; nunca fallen en eso. Pero ahora, aun aquéllos que quebrantan la ley y se comportan de una manera equivocada, se valen de la misma para su protección cuando sus intereses son afectados; esto en verdad es una situación trágica. Sai ha sido testigo de esta tendencia que se generaliza inexorablemente en todos los países. Para poner fin a este mal, Sai ha establecido estos colegios, donde la juventud debe aprender el arte de la renunciación y forjar un buen carácter; éstos son los dos ojos que pueden guiarlos con seguridad a través de la vida. La renunciación es la llave de oro que abre la puerta de la liberación. Una persona educada no debe deleitarse con la adquisición de bienes materiales y la acumulación de riqueza. Sai hace todo esto sólo para su bienestar y para enseñarles altos ideales, pero si su capacidad para comprender este propósito subyacente es limitada, ustedes sólo llegarán a conclusiones erróneas. Sai no ha construido estos colegios y estas casas para estudiantes, con un costo de millones de rupias, para proyectarse a sí mismo; en el mundo existen millones de colegios, pero estos colegios Sai tienen como propósito producir una generación de jóvenes que lleven vidas ideales. Si tan sólo los estudiantes asimilaran ideas correctas y encauzaran su sed de servicio como tarea espiritual en la sociedad, estarían proclamando que su humanidad tiene valor. Pregúntense a sí mismos si merecen la naturaleza «humana» que se les ha otorgado. La humildad, la vocación de servicio, la conmiseración por el sufrimiento de los demás, éstos son los rasgos humanos de los cuales deben ser ejemplo. Cierta vez, un amigo le preguntó a Bala Gangadhar T¡lak, quien fue un valiente luchador por la independencia de la India: «Señor, usted está al frente de la lucha nacional por la independencia y ha declarado que ésta es nuestra por derecho de nacimiento y que la obtendrá. Bien. Cuando logremos la independencia, ¿será usted primer ministro de la India libre o aceptará otro cargo?» T¡lak respondió: «¡Mi querido amigo!, si por un giro de la fortuna la India obtiene su independencia, regresaré a la escuela que fundé hace ya bastante tiempo en Puna y trabajaré, una vez más, como maestro de matemáticas. No estoy contento con ser un líder, deseo preparar cientos de líderes cada año; quiero ser un hacedor’ de reyes, no el rey». Los maestros ofrecen, los estudiantes reciben. El maestro debe tener mucho que impartir; los estudiantes deben sentir el deseo interno de aprender. Cuando el tanque está lleno, el agua corre cuando la llave se abre. Y el tanque debe tener una buena reserva de agua potable. Kalidasa describió en sus memorias un incidente que es pertinente subrayar: Dos famosos pandits encontrábanse en un duelo de conocimientos ante la delicia del emperador Bhoja y sus cortesanos. Ninguno era capaz de aventajar al otro, así que el duelo continuó durante varios días. Para dar fin a la contienda y declarar un vencedor, Kalidasa sugirió que el emperador organizara una competencia entre los discípulos de los pandits, y el pandit cuyo discípulo pudiera obtener una victoria sobre el discípulo oponente, sería declarado victorioso. Los alumnos estaban listos para entrar en la competencia y vencer a los rivales que desafiaban los conocimientos de sus gurús. La inferencia es ésta: sólo un gran maestro puede moldear un gran estudiante. Ahora, los estudiantes y profesores han caído en la haraganería, pues no desempeñan su trabajo con entusiasmo. Por un centavo de trabajo los profesores demandan cuatrocientas rupias; el trabajo que realicen debe ser desahogado y sus oficinas equipadas con aire acondicionado; debe pagárseles cada mes miles de rupias como salario. ¿Es que existe un peor modo de vida que éste? Tales personas están causando la ruina del país; la gente no trabaja pero desea una suma importante de dinero. ¿No se le llama a esto codicia? ¿De quién reciben ellos ese dinero? Tal vez ustedes respondan que el gobierno es el que paga. ¿Quién paga al gobierno? El pueblo, ¿no es cierto? ¿Acaso la educación que reciben es sólo para robar a lagente? ¡Estudiantes!: No alberguen tan nefastas ideas ni caminen por senderos equivocados. Ganen el dinero con esfuerzo, trabajando con ahínco, con el sudor de su frente; sólo así podrán vivir ustedes y su familia confortable y felizmente. Todos deben comprender bien el afecto que Sai les prodiga: él se preocupa por ustedes, sus tiernos niños; él ha construido este espléndido edificio para su beneficio y les ha dado toda la ayuda que necesitan. No les estoy suplicando que me ofrezcan gratitud a cambio. No. Al igual que el escritor hindú Prem Chand no podía borrar de su mente el dolor que le causó su hijo menor cuando éste se rehusó a tocar los pies de sus padres mientras el mayor sí lo hizo, yo también siento dolor cuando ustedes se comportan de manera errónea y abandonan el camino real de la verdad, la rectitud, la paz y el amor; me siento herido cuando desperdician el más precioso período de sus vidas. No puedo evitar preocuparme por su futuro y bienestar, aunque no recibo elogios si viven una vida recta, ni se me culpa si caminan por el sendero equivocado. Tengan en mente la reputación de sus colegios y el bien que el mundo espera de ustedes y afirmen en ustedes las dos cualidades de renuncia y buen carácter. Prashanti Nilayam 18 VII 81 |