Discursos dados por Sai Baba – 14. 29/07/69 La voz del océano

Discursos dados por Sai Baba

{SB 09} (30 de 35 discursos 1969)

14. 29/07/69 La voz del océano

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 07 cap. 17 )

La voz del océano

29 de Julio de 1969

Prashanfi Nilayam

Gurú Purnima

EL BUSCADOR DEBE SER muy vigilante acerca de su punto de vista, de lo que busca visualizar, de las cosas que anhela mirar, pues es la vista la que decide acerca del apego, del dolor, de la pasión, etcétera. Ustedes son el ser más noble de la creación y así, deben desarrollar una visión que no vea ni alto ni bajo, que vea todo impregnado de divinidad y, por lo tanto, no diferente lo uno de lo otro. Shankara declaró: «Hagan que su visión esté cargada de conocimiento; entonces lo visto aparecerá en su verdadera luz como Brahman».

Tal visión es llamada divina, supernatural, suprasensorial y auspiciosa. Cada cuerpo que ven delante de ustedes es un espejo en el cual, si sólo abrieran sus ojos, podrían ver la imagen de Dios. El Dios en ustedes está en cada uno de ellos también. No imaginen distintos a los demás, son sólo ustedes en muchos espejos diferentes. El mundo está lleno de sus parientes; todos son chispas de la misma llama. El Gita dice: «Los pandits ven a Brahman en el erudito, el sabio, el venerado y el venerador, la vaca, el elefante, el perro y el que come carne de perro». Tales pandits son muy raros en la Tierra; los hombres pretenden ser pandits con base en la erudición que ostentan, no en la visión que hayan ganado.

Algunos pandits explican de esta manera el verso del Gita que declara que Dios encarna cuando el dharma (la rectitud) declina: «El dharma se sostuvo en cuatro piernas en la Edad de Krita; tuvo sólo tres en la era siguiente, el Threta Yuga; después, en la Edad de Dwapara, se sostuvo precariamente en dos, y ahora, en la Edad de Kali, tiene sólo una pierna sobre la cual pararse». También dicen, al mismo tiempo, que Dios encarnó como Rama en la Edad de Threta y como Krishna en la Edad de Dwapara, con el propósito declarado de restaurar el dharma. De acuerdo con ellos, cuando Krishna encarnó, el dharma tenía dos piernas, pero cuando su carrera humana se cerró, el dharma perdió una más y tuvo que sobrevivir en agonía, con una sola pierna. ¿Se podrá creer jamás tal absurdo? No. Las encarnaciones de Dios han cumplido siempre sus tareas, el dharma siempre ha sido totalmente restaurado.

Lo que ellas restablecieron sobre firmes bases es la verdad, pues, como lo anuncian los Vedas, no hay mayor dharma que la verdad. La verdad se va escondiendo, distorsionando, es declarada en decadencia, y el avatar reafirma su vigencia y valor. Dios se viste de la verdad; los buenos buscan la verdad, los malos son salvados por la verdad. La verdad libera; la verdad es poder, la verdad es libertad, es la lámpara que ilumina el corazón y disipa la duda y la oscuridad. La refulgencia de Dios es la verdad. Denle la bienvenida a Dios en su corazón, instálenlo allí como resultado de su anhelo. Estén siempre preocupados por Brahman; entonces tendrán derecho a ser conocidos como brahmines; preocúpense por la piel y todo lo que contiene y esto les dará derecho a ser conocidos como chandalas (los que trabajan el cuero y la piel).

Tenemos a Kanaka, nacido en una casta baja. Era un ardiente devoto y anhelaba con insoportable angustia poder ver a Krishna. Así que un día fue a Udipi, donde hay un famoso templo de Krishna establecido por el gran sabio Madhvacharya. Siendo de casta baja, no podría entrar al templo y pararse delante del altar donde estaba la encantadora estatua de Krishna develada por el maestro preceptor. Estuvo parado delante de la puerta externa, pero la estatua estaba escondida por el asta de la bandera delante del altar. Se fue por el muro externo y buscó algún resquicio entre las piedras a través del cual pudiera tener un leve atisbo. Él vio una piedra suelta; con sus dedos rascó la argamasa y abrió una pequeña grieta, y cuando miró ansiosamente por ella, sólo vio la espalda de la estatua, ¡pero quedó sobrecogido de deleite! Bailó en éxtasis, cantando la gloria de Krishna. Justo en ese momento, la estatua se volteó hacia él y Krishna le otorgó la plena visión de su encanto y majestad. El anhelo había sido recompensado por la gracia.

El anhelo lleva a la entrega y la entrega da la más alta alegría. Dejen todo a Su voluntad, acepten todo lo que suceda, asi sea agradable o doloroso. Había un rico mercader en Bagdad que vivía virtuosamente y con temor de Dios. Tenía una hija a la que amaba con todo su corazón debido a que ella era la verdadera encarnación de la virtud. El padre decidió que la daría en matrimonio sólo a un joven que estuviera íntimamente apegado a Dios, sin importar ninguna otra cualidad que lo pusiera en ventaja o desventaja. Empezó a buscar un novio de esa clase en las caravanas, en las mezquitas y en todos los lugares donde se reunían personas buenas y virtuosas. Un día viernes, en una mezquita, reparó en un apuesto joven que, arrodillado, oraba a Dios con sincero fervor, aun después de que todos los demás se habían ido. Se aproximó a él y le preguntó si quería casarse con su hija. El joven le contestó: «Señor, yo soy el más pobre de los pobres. Sobre mi cabeza tengo un techo que gotea y me siento sobre un piso de grava; ¿quién querría casarse con un mendigo como yo? Yo me casaría con alguien que no se opusiera a mis prácticas espirituales y compartiera mi pobreza».

El mercader sintió que él era el más apto para casarse con su hija y celebró pronto la boda. La muchacha llegó a la casa del faquir y comenzó a limpiar el piso. Estaba feliz de que su esposo fuera de su misma condición: ella también era una peregrina en la senda de Dios y realizaba ejercicios espirituales. Mientras barría el piso encontró en un rincón un plato con un pedazo de pan. Le preguntó a su esposo por qué lo tenía en ese lugar y él le respondió: «Lo tengo ahí porque no sea que mañana, cuando haga mi recorrido, no encuentre lo suficiente para comer». La muchacha le replicó: «Me avergüenzo de ti. Tienes muy poca fe en Alá. El que nos ha dado el hambre, ¿no nos dará también el pan? No he de vivir con una persona de esta naturaleza. Tú no tienes fe en Dios y su misericordia». Después de decir esto dejó al faquir.

El Gita dice que si abandonan todo dharma y se refugian sólo en Él, entonces Él los salvará del pecado y secará sus lágrimas. Abandonar el dharma no significa que pueden decir adiós a la virtud y a la acción correcta; significa que deben abandonar el egoísmo de que son el «hacedor»; tengan fe firme en que Él es el «hacedor» de cada acción. Ésa es la verdadera renunciación. Hay en el mundo hoteles, hospitales, lugares de entretenimiento, de esparcimiento físico, museos, etcétera; pero no importa cómo se llamen, son todos hogares de dolor. La única Morada de la Felicidad es el templo de Dios, es decir, el propio cuerpo donde Dios es el guía y guardián interno.

En este día de Guru Purnima, el consejo que puedo darles es éste: no odien a nadie, sigan la prescripción del Gita para la salud espiritual que dice: «No sientan enemistad hacia nadie». La razón de este mandamiento es que Dios es el Espíritu interno de cada cosa que existe. Así, el daño hecho a cualquier ser es un sacrilegio, es como hacerse daño a uno mismo. El amor se transforma en veneno si el odio lo contamina. Amen a algunos pero no odien el resto, pues ese odio manchará el amor y lo hará mortal. El amor viene automáticamente al alma realizada, pero el aspirante tiene que cultivarlo por medio del servicio y de la indagación sobre la unidad del Alma. El amor debe fluir no sólo de la lengua o de la cabeza sino, principalmente, del corazón.

Obtienen la calificación que sus respuestas en el examen merecen, ni más ni menos. A veces, si obtienen sólo 5 o 6 de un total de 10, aun el 5 o 6 puede ser cancelado y se les asignará un cero, pues no hay mucho que escoger entre cero y el 5 o 6 que pudieron obtener. Pero si obtienen un número muy cer
cano al mínimo requerido para pasar, los dos o tres puntos que les falten serán añadidos, como notas de gracia, y podrán ser promovidos. Esto es también cierto de la práctica espiritual. Un progreso deficiente en ella es tan malo como un fracaso; un éxito cercano será apreciado y la gracia los hará pasar.

El día de Guru Purnima, generalmente la gente es iniciada a la vida espiritual por algún preceptor y obtiene las directrices para cumplir algún voto, ayuno o vigilia. Estos preceptores no pueden pretender el estado de gurú tal como está delineado en esta estrofa: «Gurur Brahma, Gurur Vishnu, Gurur Devo Maheshvara; Guruh sakshat Parabrahma, Tasmai Shri Gurave Namah». El gurú exaltado allí es el sabio que ha trascendido nombre y forma y está más allá del efecto de los tres gunas o atributos: no es bueno ni malo, ni apasionado ni lerdo, ni entusiasta ni indiferente; es inafectado, sereno, contento. Él es el Alma, habiendo sabido que el Alma es el único. Él los hace desechar el temor de la muerte y del nacimiento, los hace aptos para la visión de la eterna y absoluta Verdad.

Si no consiguen tales preceptores, no se desanimen; oren por guía y de su propio corazón recibirán el Gita que necesitan del auriga que está allí. Fácilmente pueden encontrar muchos preceptores en cuanto los busquen, pues ahora se ha vuelto una profesión llena de competidores, cada uno tratando de reunir el mayor número de discípulos, de dinero y la más amplia reputación posible. Los hay que se les sube a la cabeza, mientras otros sufren de estrechez de criterio o están amargados y llenos de ambición. ¿Cómo pueden ser reverenciadas como gurús las personas que se retan a secas discusiones? Si no poseen, junto con la emoción de la erudición, el éxtasis de la divina experiencia, no tienen derecho a esa sagrada misión.

No importa cuán fino sea el papel, cuán artístico sea el sobre, cuán poética sea la composición de la carta, el correo no la llevará al destinatario si le falta la estampilla. Así también, los atavíos, vestimentas, túnicas y rosarios son inefectivos; no pueden alcanzar al destinatario: Dios. Lo que llevará sus oraciones hasta su destino es la estampilla: la dedicación.

Aquel que busca un gurú puede encontrarlo en cada palabra hablada a su alcance, en cada incidente que sucede a su alrededor. Dakshinamurti, la deidad que preside cada esfuerzo humano por adquirir sabiduría, caminaba por una ancha costa, sola, inmersa en profunda meditación. Miró hacia las olas y observó la incesante sucesión de las rompientes. Vio una ramita seca en la cresta de una ola en la distancia; estaba siendo llevada de una ola a otra; del seno a la cresta de la ola y de la cresta al seno, hasta que fue echada a la playa, cerca de donde él se encontraba. Dakshinamurti se asombró del egoísmo del océano que no quería dar refugio ni siquiera a una pequeña ramita. Sintiendo su reacción, el océano declaró, en palabras que pudiera comprender: «Lo mío no es ni egoísmo ni ira; es sólo el deber de mi propia preservación; no debo permitir que la menor mancha desfigure mi grandeza. Si yo permito que esta ramita macule mi esplendor, será el primer paso hacia mi caída». Entonces, Dakshinamurti sonrió para sus adentros, admirando el cuidado del poderoso océano. Consideró el incidente como una gran lección de esfuerzo espiritual. La mínima ramita de deseo, si cae en la mente, debe ser sacada de inmediato de las puras aguas y arrojada lejos. Ésa era la lección que se debía aprender. El Ramayana enseña que Sita tuvo que sufrir la separación de Rama como resultado de un pequeñísimo deseo: ¡el de poseer el venado dorado! Si sólo lo hubiera desechado de su mente, como hizo el océano… Sean libres de la esclavitud del deseo, éste es el lema del Ramayana, el Mahabharata, el Bhagavata, la Biblia, el Corán y todas las escrituras de. la humanidad.

Cada religión exhorta a aquellos que son atraídos por ella a meditar sobre Dios en cierta forma conocida por un cierto nombre; pero el que está consciente de que él es todos los nombres y todas las formas adoptará un sonido que sea profundamente significativo, que resuma todos los nombres; ése es el sonido del Pranava, el Akshara, el incambiable, el indestructible. Ir de lo cambiante a lo incambiable, ése es el camino. Hay tres pasos o etapas en este viaje. «Yo soy Tuyo, USTEDES son míos», y finalmente: «YO SOY USTEDES». Cada aspirante tiene que andar del uno al otro y llegar al final del viaje. Continúen, no se detengan.

Es bueno nacer en una iglesia, pero no es bueno morir en ella. Crezcan y sálvense de los límites y regulaciones, de las doctrinas que limitan su libertad de pensamiento, los ceremoniales y ritos que restringen y redirigen. Alcancen el punto donde las iglesias no importan, donde terminan todos los caminos y de donde salen todos los caminos.

El señor Dutt, de Calcuta, dijo que es una tarea bastante difícil el escuchar cuidadosamente, reflexionar profundamente y practicar fielmente las tres etapas establecidas en los Shastras. Claro que lo es: el lograr la autorrealización no se hace por medio de una treta; no hay atajos. Escuchen lo que le sucedió al sabio Ramadas de Bhadrachalam, el cantante que fue encarcelado por el Nawad de Golconda por haberse apropiado de los fondos públicos para la reconstrucción del templo de Rama, y a quien Rama y Lakshmana liberaron pagando el dinero correspondiente.

Ramadas había acumulado una gran cantidad de hojas de palma en cada una de las cuales había escrito, con su peculiar estilo, una canción acerca de Rama. Un día sus ojos cayeron sobre aquel montón de hojas de palma y un pensamiento lo asaltó: «¿He compuesto estas canciones para mi propio placer o para complacer a Rama?» Deseaba saber cuáles de aquellos cantos habían complacido a Rama para desechar los que no cumplieran ese requisito. Decidió arrojar todas las hojas al río Godavari y dejar que Rama salvara las que quisiera aceptar. Casi todas se hundieron en las profundidades; sólo 108 flotaron y fueron rescatadas. Solo ésas habían surgido del corazón; el resto denotaban ingenio, artificialidad, información, pedantería. Las oraciones deben brotar del corazón, donde reside Dios, y no de la cabeza, donde las doctrinas y las dudas crean la discordia.

La fe en que Dios está en el corazón, la fe en su constante presencia y constante guía, conferirán valor, virtud e iluminación. Los Shastras dicen: tengan fe en el médico para que puedan curarse de la enfermedad; tengan fe en el mantra con el cual el preceptor los ha iniciado, pues sólo entonces podrá su disciplina espiritual (sadhana) ser fructífera; tengan fe en la santidad del templo, pues sólo entonces será provechosa su peregrinación; tengan fe en las predicciones del astrólogo, pues sin ella, ¿para qué han de molestarse con él y su abracadabra? Tengan fe en el gurú, pues sólo entonces sus pasos serán firmes y constantes en el camino de la autorrealización. La fe en el gurú debe traer la fe en el Alma; de otra manera, el gurú es un impedimento.

Prashanfi Nilayam Gurú Purnima,

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