Discursos dados por Sai Baba – 13. 26/06/87 El destino humano

Discursos dados por Sai Baba

{SB 20} (31 discursos 1987)

13.26/06/87 El destino humano

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 20 cap. 13 )

El destino humano

26 de Junio de 1987

La mayoría de las personas no conocen el verdadero significado de la vida. Muchos ni siquiera parecen preocuparse por ello. Uno en un millón puede estar interesado en conocer el propósito de la vida.

La preocupación es el primer paso en el viaje hacia la meta última.

Para la mayoría de los jóvenes comer, dormir, vestirse y criar una gran familia son las principales metas de la vida y se conforman con ellas. Sin duda, son necesarias en alguna medida. Pero ellas solas no pueden contribuir a la paz mental o a llevar una vida plena.

Los fenómenos del mundo externo son lo que ven los ojos, oyen los oídos y conoce la mente. Todos estos son fenómenos sensoriales.

Más allá de los sentidos está la mente, y más grande que la mente es el intelecto (buddhi). El intelecto está gobernado por el Ser divino interno o Atma. El destino humano es realizar el Atma.

Entre los órganos de los sentidos, el más poderoso es la boca (que tiene el poder del habla y el de consumir alimento). Cuando la boca está bajo el control de la mente, todos los demás sentidos pueden ser controlados. Deben dominar el habla lo más posible.

Entonces, deben dirigir la atención de la mente hacia el poder del discernimiento, el intelecto o buddhi. Una vez que el intelecto está dirigido hacia el Espíritu interior (Atma), comienza a realizar el Espíritu que todo lo penetra.

Solo unos pocos disfrutan de la bienaventuranza del Espíritu La inextricable conexión entre el mundo fenoménico de afuera y el mundo de la conciencia de adentro es difícil de comprender para la gente común. Inmersas en el deseo de disfrutar de los placeres mundanos, las personas no intentan descubrir la ilimitada felicidad que se puede obtener del Espíritu interno. Esto se debe a que todos los órganos de los sentidos están abiertos solo a las experiencias que vienen del exterior. No sorprende que el hombre común esté sujeto a la visión externa. Solo unos pocos desarrollan la visión interna y disfrutan de la bienaventuranza espiritual.

¿Es el cuerpo el que obtiene felicidad al ver un objeto bello?, ¿o es el Atma? ¿Qué es lo que disfruta del alimento consumido?, ¿el cuerpo o el Espíritu? ¿Qué es lo que disfruta de la fragancia y se conmueve con la compañía de otro? Al indagar de esta manera, se descubrirá que el Atma es el disfrutador y no el cuerpo físico. El cuerpo en sí mismo es burdo e incapaz de experimentar alegría.

Sean conscientes de que el espíritu trasciende la mente y el intelecto, y está presente en todo el cosmos. El Espíritu es la base para conocer el mundo externo y la experiencia del mundo interno.

Los Vedas y Vedangas (ciencias védicas), la música, la literatura, la física, la química, la botánica y la biología –todas ellas, diferentes ramas del conocimiento– están relacionadas con el universo fenoménico. Pertenecen a la categoría de “conocimiento inferior” (apara vidya). La gente dedica su vida principalmente a estos estudios, pero solo el conocimiento del Espíritu es para vidya, el Conocimiento Supremo. El conocimiento mundano se busca principalmente con el fin de ganarse un medio de vida, pero aun este tiene la finalidad de señalar el camino hacia la conciencia espiritual.

Sin el conocimiento espiritual, todos los demás conocimientos carecen de valor.

Las experiencias de los diferentes estados de conciencia Todo hombre debe preguntarse a cada momento acerca del propósito de la vida. Comer, beber, dormir y pasar el tiempo no puede ser la meta de la vida humana. Todas esas acciones son comunes a los pájaros y las bestias. ¿Qué tiene el hombre de especial?

Ha sido dotado de facultades que le permiten elevarse por encima del animal a un nivel humano y divino.

El habla (vak), la mente (manas) y el aliento vital (prana) son manifestaciones del Atma. Cada uno está relacionado con un estado de conciencia determinado: el estado de vigilia (jagrat), el estado de ensueño (svapna) y el estado de sueño profundo (sushupti). En el estado de vigilia, el hombre está despierto y experimenta el mundo externo a través de la vista, el oído, el habla y otros sentidos. El universo fenoménico es lo que se experimenta a través de los cinco órganos sensoriales. La experiencia en el estado de vigilia se conoce como vishva porque las experiencias son las formas sutiles del principio cósmico. Vishva tiene 24 elementos constituyentes: los cinco órganos de acción, los cinco órganos de percepción, los cinco aires vitales (pranas), la mente, el intelecto (buddhi), la mente subconsciente (chitta) y el sentido del ego (ahamkara). En el estado de ensueño, solo funcionan los cuatro sentidos internos (la mente, el intelecto, la conciencia y el ego). Constituyen el antahkarana, el instrumento interno o psicosomático. En este estado, el experimentador tiene una forma refulgente (tejas) y se lo conoce como taijasa.

El estado de sueño profundo es sushupti. En este estado, solo permanece la conciencia intuitiva (prajña). Por eso al experimentador en este estado se lo llama “conocedor” (prajña).

Vishva, taijasa y prajña son todos diferentes nombres del Atma (en los distintos estados de conciencia), de acuerdo con las diferentes formas asumidas por el Atma en los diversos estados.

Modificaciones del principio de la conciencia El Upanishad declara “Prajñanam Brahma”, el “Conocimiento Supremo es Brahmán”. Jñana, vijñana, prajñana, sujñana y ajñana son modificaciones del uno y mismo principio de la Conciencia.

Prajñana engloba todo lo que es experimentado por el antahkarana mediante las impresiones recibidas por los órganos sensoriales –ojos, boca, oídos, nariz, etc.–. Prajñana es inmanente en el antahkarana como el principio que absorbe e interpreta los mensajes recibidos por los sentidos. Los ojos, por ejemplo, son como la lamparita eléctrica, que necesita de la electricidad para emitir luz. De la misma forma, los ojos no pueden ver por sí mismos. Es el prajñana el que ve a través de los ojos. Lo mismo es aplicable a los oídos y los otros órganos. Todos necesitan el poder de la corriente interna para hacer su trabajo. Es el prajñana el que los anima y los hace instrumentos de la Conciencia (chaitanya).

El universo contiene innumerables objetos. En todos ellos, el único principio inmutable y eterno es el Atma. Eso es prajñana. Eso es Brahmán. Es la potencia de este principio eterno la que sostiene los objetos evanescentes y siempre cambiantes del universo. Lo Divino se distingue por tres señales: existe (asti), brilla (bhati) y es afectuoso (priyam). Sus atributos son: existencia (sat), conciencia (chit) y bienaventuranza (ananda). Sat indica permanencia; chit, omnisciencia, y ananda es el estado de bienaventuranza pura. Estos tres atributos de lo Divino son inmutables y no tienen forma ni nombre. Cuando los tres son asociados con objetos que tienen nombre y forma, tenemos el quíntuple universo fenoménico (prapancha).

El cosmos está impregnado de lo Divino. Aunque no lo puedan ver, lo Divino está presente en todo. Todos nuestros sentidos funcionan gracias a la Conciencia que opera en cada ser. Sin esta conciencia, el hombre sería una criatura insensible.

El Atma es común a todos los estados de conciencia Los diferentes estados de conciencia son mutuamente excluyentes.

No podemos experimentar en un estado lo que hemos sentido en otro. Por ejemplo, en un sueño pueden llorar por la muerte de una persona. Pero, cuando se despiertan, no lloran por la persona que murió en el sueño. Lo que sucedió en el sueño es cierto solo en el estado de ensueño. En el estado de vigilia es irreal (mitya).

De la misma forma, no nos lamentamos en el sueño por una persona que murió cuando estábamos despiertos. Cada experiencia es real solo en
el estado de conciencia en que se percibe. Pero el principio único que es común a todos los estados de conciencia –vigilia, ensueño y sueño profundo– es el Atma. El Atma no está atado por las limitaciones de tiempo, espacio y circunstancias.

El cuerpo es transitorio, pero es la morada del Espíritu interno.

Es un santuario y, cuando se mueve, lo Divino se mueve con él.

Por ende, el cuerpo debe ser cuidado de la misma manera que se cuida una caja fuerte: de por sí no tiene mucho valor, pero se vuelve valiosa debido a los valores contenidos en ella.

¿Qué es lo que ata al hombre al mundo ilusorio? No es la familia ni los bienes. Estos pueden abandonarse cuando uno lo desee.

Pero lo más difícil de dejar es al apego (raga) y el odio (dvesha).

Mientras estos sigan dominando en el hombre, este no podrá realizar su verdadero ser. Y mientras no esté consciente de su verdadero ser, será un esclavo, no estará libre de sufrimiento o preocupación.

Los derechos y los deberes son como los dos extremos de una pila Los estudiantes deben recordar que la vida es preciosa y no debe desperdiciarse persiguiendo cosas triviales y temporales.

Junto con los estudios académicos, deben cultivar la práctica espiritual.

Además, los estudios no deben limitarse a la mera transferencia a la memoria de lo que está contenido en los libros. Deben digerir lo que han estudiado y poner en práctica los conocimientos para servir a la sociedad. Traten de absorber lo que está contenido en los libros e incluyan este conocimiento en sus vidas.

Así como el agua almacenada en una represa es usada para el riego por medio de canales, el conocimiento adquirido por ustedes debe ser transmitido por canales útiles para el beneficio de la sociedad.

Hoy en día todo el mundo habla de sus derechos y “pelea” por ellos. Pero se olvidan de los deberes y las responsabilidades. Los derechos y las obligaciones son como los extremos positivo y negativo de una pila. Van juntos. Cuando se cumple con los deberes de la manera apropiada, se adquieren los derechos por su propia fuerza. ¿Cómo se pueden obtener derechos sin el debido cumplimiento de los deberes? Asuman su responsabilidad como estudiantes.

Esto hará que merezcan sus derechos.

Los estudiantes deben cultivar la amplitud de corazón Este país ha heredado una gloriosa cultura de tiempos antiguos.

Deben preservar esta cultura mientras tratan de adaptarla a la situación actual. La mayoría de los estudiantes ignoran totalmente nuestra herencia espiritual y cultural. Esta antigua cultura ponía énfasis en la unidad y buscaba elevar lo humano a lo Divino. Aspiraba a promover la armonía religiosa y social. Hoy en día la unidad y la tolerancia están ausentes, y en la sociedad abundan los conflictos.

El país perdió su libertad en el pasado debido a las divisiones.

Consideremos a Bharat una sola nación, con un solo corazón, y proclamemos la Verdad al mundo con una sola voz.

¡Estudiantes! Desarrollen la amplitud de corazón. El corazón no es un órgano físico. Su nombre, hridaya, se debe al hecho de que allí se asienta la compasión o daya. Cultiven la compasión para con todas las personas. Pasen de los mezquinos sentimientos del “yo” y “lo mío” a los de “nosotros” y “lo nuestro”.

No es fácil comprender lo Divino sin forma, sin atributos, infinito.

La verdad de lo Divino debe ser descubierta y experimentada por cada uno. Lo Divino es omnipresente. Lleven una vida de verdad y santidad basada en esta convicción. Esfuércense por hacer de la nación una defensora de la verdad y la rectitud. Este es hoy el principal deber de los estudiantes.

Discurso pronunciado en el Auditorio Sri Sathya Sai Prashanti Nilayam, al inicio del nuevo año académico, el 22 de junio de 1987.

Si los ojos no te ayudan a visualizar a Dios en todo lo que miras, es mucho mejor ser ciego.

Si tus oídos te arrastran a una sucia cacofonía, es mucho mejor ser sordo.

Los sentidos no deben estimularse para que los hundan en la basura sensual.

Deben servir a sus verdaderos intereses y sublimar sus apetitos. Deben ayudarlos a morar en Dios.

–Baba