Discursos dados por Sai Baba – 12. 14/05/84 Combinen la moral con los negocios

Discursos dados por Sai Baba

{SB 17} (31 discursos 1984)

12. 14/05/84 Combinen la moral con los negocios

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 17 cap. 12 )

Combinen la moral con los negocios

14 de Mayo de 1984

El mundo atrae al hombre de múltiples maneras, pero no permite que los pensa-mientos o la inteligencia de éste vayan más allá de sus propios límites. Contento con la satisfacción derivada del mundo físico, el hombre no toma en cuenta lo que el futuro le reserva. Dedica todas sus energías físicas y mentales y todos sus recursos al logro de comodidades materiales, poder, posición y honor, pero no hace ningún intento de mostrar su gratitud a la sociedad de la cual él deriva todos éstos.

Para un vivir correcto, es esencial que haya rectitud y carácter. Lo divino es el aliento vital del hombre. La plenitud de la vida consiste en dedicar todas las energías a estos objetivos. El hombre, sin embargo, no tiene fe en lo divino. Créase en Dios o no, a cada momento se puede tener evidencia de la presencia divina en todas partes. Sin la divinidad, no florece la humanidad. La vida de un hombre brilla entre enormes vicisitudes sólo cuando él muestra cualidades como la ecuanimidad y la compasión. Debido a que el hombre cubre su mente con una capa de ignorancia, pone en sus ojos anteojeras de egoísmo y cierra su corazón con las puertas del orgullo, olvida al Señor que lo ha creado y lo protege.

Un hombre tal es incapaz de escuchar enseñanza alguna. Adora en el templo de los órganos sensorios. Como sus deseos van aumentando, es incapaz de escuchar lo que es saludable para él. No disfruta de la compañía de los buenos. No tiene conciencia de la transitoriedad de la vida. No se da cuenta de que su vida y todo lo que él disfruta puede desaparecer en un momento. No reconoce la naturaleza pasajera tanto de la alegría como de la aflicción, del placer como del dolor, del éxito como del fracaso. Obsesionado en la adquisición de riqueza y poder, no tiene conciencia de la divinidad que es su naturaleza esencial. Inmerso en la ignorancia, malbarata su vida en la persecución de cosas impermamentes.

La sed de riqueza no tiene límites, es insaciable

Es sólo en base a este hecho que Shri Shankarâchârya declaró en su famoso verso del Bhaja Govindam: “¡Oh Hombre, no te alegres de tu riqueza, progenie o juventud. Todos éstos te serán quitados en un momento por el tiempo. Destruye este mundo de ilusiones y entra al asiento de lo Eterno”. ¡La sed por la riqueza es locura! La sed tiene dos significados, el de sed y el de deseo. Es natural que el hombre tenga deseos y tenga sed. Pero hay una diferencia entre deseo y sed. Es natural que no se contente con lo que tiene y que desee más y más cosas y más y más comodidades. Pero al buscar el cumplimiento de tales deseos, deben tener cuidado de no causar ningún daño o sufrimiento a otros. La sed es diferente del deseo; éste no tiene límite, es insaciable.

Hay que ganarse el sustento por medios justos

El código de rectitud (dharma) establece un camino regulatorio para los hombres. Como la refulgencia de los rayos del sol, el dharma ilumina los caminos que los hombres deben seguir para el bienestar y el progreso de la sociedad. Entre las leyes del dharma, la manera apropiada (nyâya) es de lo más importante. La rectitud significa que uno debe ganarse su sustento por medios justos y ser un ejemplo para los demás demostrando una vida justa. La rectitud consiste en no hacer diferencias entre uno mismo y los demás. No importa lo que le suceda a uno o a los parientes de uno, no importan las dificultades que uno tenga que confrontar, no debe uno desviarse del camino de la rectitud. La rectitud es como la brújula del marinero. No importa de qué manera la pongan, la aguja apuntará sólo hacia el Norte. Similarmente, la rectitud revela la divinidad en el hombre y lo hace disfrutar de la bienaventuranza de lo Divino. Por ende, la vida humana ideal debe ser una en la cual la rectitud forma la base de cada acción.

Hoy en día, cualquier prosperidad que uno disfruta, cualquier comodidad que uno obtiene, se derivan todas de la sociedad. Algunas reglas de dharma han sido establecidas para asegurar que la riqueza que es ganada de la sociedad sea dedicada al beneficio de la sociedad. En el proceso de adquirir riquezas, se pueden cometer algunas faltas. Es para compensar tales faltas que hay que practicar la caridad.

La vida consiste en un intercambio constante de placer y dolor, alegría y aflicción, calor y frío. La felicidad es un intervalo entre dos dolores. La concha amarga que cubre la naranja protege el dulce jugo dentro. Debemos mirar al dolor, la ansiedad y la aflicción como la cubierta protectora para la paz y la bienaventuranza que se experimentan después. Es un error buscar una interminable serie de placeres y comodidades en la vida. La verdadera felicidad no puede encontrarse de esta forma. Sin experimentar dificultades y problemas no se puede conocer el valor de la paz y del placer.

La gente sufre porque no pone límites a sus deseos

El hombre piensa que cuantos más bienes mundanos tiene, más feliz será. Pero, a medida que crecen los deseos, las desilusiones y problemas también aumentan. Debe haber un límite a nuestros deseos, apegos y ambiciones. El mundo está sufriendo de numerosos problemas porque la gente no pone límites a sus deseos. La naturaleza tiene límites preestablecidos para cada cosa – para la temperatura del cuerpo, para la capacidad del ojo de tolerar la luz o para el oído de escuchar el sonido. Cuando se pasan estos límites, se causan daños a los órganos en cuestión.

La vida misma es como una compañía límitada. Todas las acciones en ella deben ser gobernadas por los límites aplicables a cada una de ellas. Cuando los deseos son controlados, se experimenta una verdadera felicidad. Hasta en la práctica de la caridad, hay que observar límites. Los dones que uno haga no deben exceder la propia capacidad financiera. Ni tampoco deben estar debajo de esa capacidad. En el primer caso, experimentaríamos problemas financieros. En el último, estaríamos reteniéndolo de los que necesitan lo que les es debido. La caridad no está limitada al dinero solamente. Hay que compartir los propios recursos físicos, mentales y espirituales con los que los necesitan en la sociedad. Es a través de tal compartir y sacrificio que se alcanza la conciencia del Espíritu (Âtma jñâna). La caridad no debe ser indiscriminada. Se debe dar la ayuda de acuerdo con las necesidades del caso. Los hambientros deben ser alimentados, los desnudos vestidos.

Aunque se sabe cuánto bien se puede derivar del sacrificio (tyaga), no se hace sacrificio alguno. Uno puede aspirar a la riqueza, pero hay que buscar sólo aquelo a lo que tenemos derecho o que se es competente para obtener. Una cajero de banco manipula cientos de miles de rupias cada día. Pero tiene derecho sólo a su salario. Él no debe desear más dinero que lo que él puede ganar legítimamente. La riqueza excesiva trae consigo muchos peligros. Los valores humanos son olvidados por los afluentes. Mientras hay riqueza, no se toma conciencia de sus males. Sólo cuando se pierde se comienza a tomar conciencia de las propias locuras. Es mejor estar advertido y aprender a llevar una vida correcta y derecha desde el comienzo. La riqueza puede venir e irse. La moralidad es lo que hay que cultivar. ¿Qué es la moralidad? Es la conducta correcta de acuerdo con el tiempo y el lugar.

Los hombres de negocios son responsables por la corrupción actual

¿Cuál es la causa raíz de todo el desorden, caos, crimen, falsedad y violencia que prevalecen en el país hoy en día? El comportamiento de la gente contrario a la dignidad de la naturaleza humana es el responsable por la situación actual. Toda la educación que se ha recibido no tiene relación alguna con los valores humanos. Así sea en la esfera del comportamiento político o la conducta social, en la actividad económica o los objetos espirituales, todas nuestras acciones están basadas en las tendenc
ias de la mente. No es posible lograr ningún cambio en ninguna forma de actividad a menos que la mente sea cambiada. Es por esto que los Vedas, nuestras antiguas escrituras de sabiduría espiritual, proclaman que la mente es la causa de la esclavitud así como de la liberación de los hombres. Aquel que desea cambiar a los demás debe primero cambiarse a sí mismo. El corazón es como una cerradura y la mente es como la llave. Si giran la llave a la derecha, abren el corazón a Dios; si la giran a la izquierda, la abren hacia los apegos a las cosas mundanas.

De nada sirve culpar al gobierno por todos los males que prevalecen hoy. Las personas son responsables por la injusticia, la maldad, la falsedad y la corrupción prevalecientes en el país. La gente no puede desechar su responsabilidad por las acciones de un gobierno que ha sido colocado en el poder por sus votos. El que un gobierno sea bueno o malo depende de la gente misma. Se habla mucho de corrupción en el país. Muchos vienen y me preguntan: ”¿Swami! ¿Cuándo va a terminar la corrupción en este país?” ¿Quién es responsable por esta corrupción? ¿Es el gobierno? No. Son los hombres de negocios los que son responsables directamente por esta corrupción.

Dedíquense a los negocios con fe en lo Divino

Por sus propias razones egoístas y ganancia privada los hombres de negocios han estado financiando a los que están en el poder, haciéndolos más y más poderosos. Si ustedes, hombres de negocios, viven de acuerdo con sus principios de rectitud, toda esa corrupción puede terminarse en un momento. Es cierto que no hay nadie que no desee alguna riqueza. Un viejo proverbio telugú dice que hasta una persona moribunda se levantará si ve a alguien ofreciendo dinero. No es sorprendente si, cuando se ofrecen sobornos, los oficiales no los rehusan. Les corresponde a los hombres de negocios poner un límite a sus negocios y a sus ganancias y utilizar sus habilidades para la promoción del bien público. Puede ser difícil combinar los negocios con moralidad. Por lo tanto, el primer requisito es instalar la moralidad en el corazón y, con fe en lo Divino, dedicarse a los negocios. Si esto se hace, la nación se beneficiará de los esfuerzos del hombre de negocios y éste estará sirviendo a la sociedad.

Hoy en día todos hablan sólo acerca de lo que desean. Dicen: Yo quiero esto, yo quiero aquello. Si pierden algo se quejan de su pérdida. Toda la vida se la pasan en adquirir y perder y no tienen paz mental. Los hombres de negocios deben entender la base de las relaciones humanas y cultivar la armonía y la comprensión. A menos que se desarrolle un enfoque así de amplio, los hombres de negocios no experimentarán la bienaventuranza de lo Divino.

¿Cuánto tiempo puede durar el placer derivado de la educación, la riqueza, la salud o la posición? Como la lámpara que derrama su luz sobre todos al mismo tiempo, deben cultivar amor hacia todos.

Purifîquense dedicándose al servicio a la sociedad

El amor vive dando y perdonando. El ego vive tomando y olvidando. Todos buscan la liberación. Todos desean la inmortalidad. Pero, ¿cómo ha de obtenerse la inmortalidad? La eliminación de la inmoralidad es la única manera para obtener la inmortalidad. Si estamos llenos de odio, envidia, orgullo y otras malas cualidades, ¿cómo podemos esperar alcanzar la inmortalidad? Deben cultivar buenos pensamientos y hacer buenas acciones. Deben dedicarse al servicio a la sociedad. Mediante este proceso se purifican. No pueden alcanzar a lo Divino a menos que estén puros. El incambiante, eterno, siempre puro y bienaventurado Supremo es la meta. Con su firme esfuerzo espiritual, deben esforzarse por alcanzar esa meta. Quedándose en el mundo de los negocios, deben mantener esta alta meta a la vista y seguir con sus negocios, sean los que sean.

No consideren todas sus varias posesiones, casas, vehículos, riquezas, etc., como permanentes. Hubo grandes emperadores en el pasado que gobernaron sobre vastos imperios. Cuando se murieron, ¿qué fue lo que se llevaron? La posteridad ni siquiera desea recordar sus nombres.

Lo que no pueden llevarse consigo no les pertenece realmente. Están llenos de temor, como el viajero sin billete que sube al tren. En el viaje de la vida, si desean viajar sin temor, deben tener el billete de una buena conciencia. Si se adhieren a la conducta correcta, no tendrán necesidad de temer a nadie.

Busquen la paz mental por medio de las buenas acciones

El gran conquistador, Alejandro, cuando se estaba acercando su fin, llamó a todos sus guerreros y les dijo que cuando se muriera, su cuerpo debía ser llevado a la tumba con sus dos manos levantadas hacia arriba. Al ver la procesión fúnebre con las manos del emperador hacia arriba, la gente preguntaron por qué el emperador estaba siendo llevado de esa manera. Se les dijo que el gran emperador, que había amasado una inmensa riqueza, deseaba mostrarles que al dejar el mundo tenía las manos vacías y que no se llevaba nada consigo. La lección de este episodio es que no debemos buscar ilimitadas posesiones mundanas sino contento y paz mental por medio de las buenas acciones. Todo lo que acumulamos no es realmente nuestro. Pertenece a la gente.

Si las condiciones en la India han de mejorar, sólo los hombres de negocios pueden hacer esto. Los hombres de negocios pueden hasta reformar el gobierno. Los hombres de negocios pueden promover el progreso del mundo. Pueden también arruinar la economía mundial. Por su propia conducta correcta, los hombres de negocios deben tratar de corregir la administración.

Bharat (la India) es la tierra de nuestro nacimiento. Es una tierra sagrada, dedicada al sacrificio (tyâga bhûmi), dedicada a la acción correcta (karma bhûmi) y dedicada a la práctica del yoga (yoga bhûmi). Estamos tratando de convertir esta tierra tan sagrada en un país de lujos y placeres (bhoga bhûmi). Todas las fuentes de placer, son, de hecho, las causas de las enfermedades (roga).

Este es el error más grande que podemos cometer. Nuestra disposición a sacrificarnos constituye el verdadero yoga. De los cuatro objetivos (purushârthas) de la vida, el hombre ignorante se confina a la riqueza (artha) y los deseos mundanos (kâma). El hombre sabio busca sólo la virtud (dharma) y la liberación (moksha). Sin embargo, cada persona debería buscar estos cuatro objetivos. Esto se hace asociando la adquisición de riqueza (artha) con la virtud (dharma) y la satisfacción de los deseos (kâma) con la liberación (moksha).

Las cuatro vías para la utilización de las propias ganancias

Deben ganar su riqueza adhiriéndose a la acción correcta (dharma). Utilicen la riqueza para fines correctos. Nuestos antiguos establecieron cuatro vías para la utilización de la riqueza o ganancias. Una cuarta parte debe ser usada para el uso personal y para sostener la familia. Otro cuarto debe usarse para fines caritativos y religiosos. El tercer cuarto debe gastarse en otras cosas vivientes como los animales, pájaros, etc. El cuarto restante debe ser ofrecido para sostener al Estado. Es sólo cuando la propia riqueza se utilice de esta manera que será realmente beneficiosa y significativa.

Hoy en día muchas personas dan dinero para fines caritativos. Pero la razón de su acción es para reducir la carga de los impuestos de una forma u otra. Todos saben cómo se están construyendo grandes templos en Benarés, Prayag, Delhi y otros lugares. Hay lugares de oración (Birla Mandirs) en muchos centros de peregrinaje. Son muy impresionantes y atractivos. Están construidos en mármol y son adiciones a los logros arquitectónicos de la nación. Se gastan decenas de millones en ellos. Sin duda, es bueno construir templos. Pero el verdadero templo es el propio cuerpo. Si no nos purificamos, ¿de qué sirve construir templos? Los templos construidos al costo de decenas de millones (crores) de rupias no son mantenidos apropiadamente. Bandas de mendigos arruinan sus alrededores.

El servicio a la sociedad es el deber primordial de c
ada quien

¿Cuán mejor sería si los millones de rupias gastados en construir templos fueran usados para mejorar las condiciones de los pobres, los indigentes y los indefensos? Las instituciones que ayudan a los indigentes y desafortunados son más útiles que los edificios para la adoración de algunas deidades. El dar una mano a los indefensos es un verdadero servicio. El amor hacía nuestros semejantes es la mejor disciplina espiritual. El mal uso del dinero es un gran mal. La riqueza debe ser usada sólo para fines buenos. El dinero es capaz de llevar al hombre a cualquier lugar, bueno o malo. Por ende, él debe velar por que esa riqueza no lo lleve a malos pasos o le dé mal nombre a este gran país.

Los ricos deben dedicarse al servicio de los pobres y los abandonados limitando sus deseos y reduciendo las comodidades requeridas para una vida cómoda. Busquen derivar felicidad del servicio a sus semejantes. La felicidad es unión con Dios. Las Organizaciones Sathya Sai no deben contentarse con dirigir cantos devocionales en grupo (bhajans). Su lema debe ser el servicio desinteresado (seva) en todo momento. Deben adoptar cada forma de actividad y darle una significación espiritual. Sólo aquellos que están concentrados en el espíritu de servicio desinteresado son los apropiados para volverse líderes de la nación.

El servicio a la sociedad es el deber primordial de cada quien. Los hombres de negocios deben desarrollar un enfoque moral, usar los medios correctos para obtener la riqueza y utilizarla para beneficio de la sociedad.

Es posible que les haya causado alguna incomodidad a todos ustedes. No importa, pero deben tomar a pecho y tratar de practicar todo lo que les he dicho. De esta forma obtendrán una felicidad real. Los bendigo a todos.

Discurso en una reunión organizada por la Cámara de Comerciantes

de la India, a la que asistieron varios miles de hombres de negocios

en el Estadio Brabourne, Bombay, 14 mayo 1984

¿Por qué temer o afligirse si tienen al Señor instalado

en el altar de su corazón?

¿No saben que Él está allí, guardando y guiándolos?

Él está en todos los seres, en todo momento.

Esfuércense por recordar este hecho, no importa lo que

estén haciendo, a quienquiera que estén contactando,

de la manera que sea. Tendrán éxito en esto, siempre que

no dejen de recitar Su Nombre.

Shri Sathya Sai