Discursos dados por Sai Baba
{SB 19} (30 discursos 1986)
12. 03/07/86 Descubran su esencia Divina
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 19 cap. 12 ) Descubran su esencia Divina 3 de Julio de 1986 La autorrealización, la comprensión de la propia realidad básica, debe ser el propósito fundamental de la educación y no la mera adquisición de información acerca del mundo externo. La creación es una maravilla. Debe ser vista y experimentada con asombro y temor reverencial, y no disecada, desfigurada o analizada o explicada. El cosmos es la gloriosa obra de arte proyectada por el Artista Supremo, sin dibujo sobre una pared o una tela, sin pinceles o colores para pintar. La imaginación se sobrecoge ante esta escena cósmica. Está más allá de toda descripción. Exhibe lo que no es real y oculta lo que sí lo es. Confrontados con un universo tan difícil de decidir si es verdadero o falso, algunos han concluido que es real, otros han declarado que es irreal y otros más lo han descripto como una mezcla de lo real y lo ilusorio. El problema ha sido tema de interminable debate y controversia. La educación correcta debe dirigirse a descubrir la verdad básica que eliminará esa incertidumbre. El mundo es experimentado por el “yo”. Mientras el “yo” domina a la mente, el mundo es conocido como real. Mientras el “yo” está involucrado con el mundo, no se puede eliminar la aflicción. En el estado de sueño profundo, no hay conciencia alguna del “yo” y así, tampoco hay conciencia del mundo. Cuando el mundo está ausente, la aflicción desaparece. El hombre busca eliminar la aflicción y adquirir felicidad (ananda). ¿Qué es la felicidad? ¿La riqueza, el poder o la salud confieren felicidad? El mundo tiene numerosos hombres ricos, pero ¿son felices? Hay muchos que tienen poder o buena salud, pero ¿son felices? No. La razón es que no puede haber verdadera felicidad mientras uno está infectado por el siempre codicioso ego. El Ego y el Universo Como animales que corren hacia un espejismo, con la vana esperanza de saciar su sed, el hombre corre detrás de los objetos sensorios, esperando derivar felicidad de ellos. Al final se encuentra con la decepción y la frustración y se marcha de este mundo sin cumplir su verdadero destino. Puede realizar su realidad bráhmica y lograr la felicidad de la bienaventuranza o ananda sólo cuando el sentimiento del “yo” desaparece. El Vedanta declara: “Brahman es Satya (Verdad); el Cosmos es Mitya (Ilusorio)”. Sea el universo real o ilusorio o real-irreal, no es realmente necesario preocuparnos, pues el cosmos mismo nos revelará su carácter permanente y a la vez transitorio. Su preocupación primordial debe ser la de comprender si ustedes son reales o irreales, o qué es lo que en ustedes es real y lo que es irreal. Sólo cuando hayan reconocido la verdad de su propio ser, podrán reconocer su propia realidad y el mundo como ilusorio. La persona realizada afirma: “Yo soy Brahman”. ¿De dónde ha emanado esta afirmación? ¿Qué significa? Es una expresión espontánea y no el resultado de un pensamiento o sentimiento. Pero cuando uno afirma: “Yo soy un hombre”, el atributo “hombre” expresa un pensamiento y un sentimiento aceptados. El “yo” es inherente (sahajam); el “hombre” es una intención (bhavam). El “Yo” es el ilimitado infinito. Cuando el concepto finito “hombre” se funde con el Infinito “Yo”, sólo permanece el “Yo”. El Aham y el Atma Cuando un río llega al océano, queda sólo el océano; el río deja de existir. Antes de reunirse con el océano, el río está limitado por sus riberas y tiene una forma distintiva. Pero cuando se funde en el océano, pierde su separatividad, su forma, su nombre y hasta su sabor. Se vuelve el océano. De la misma forma, cuando el “hombre” se funde en el Infinito, sólo queda el Infinito; “Yo” y la limitada entidad humana desaparecen. ¿Cuál es la fuente del término “yo”? En sánscrito, “yo” es llamado “aham”. La palabra aham tiene sus raíces en la palabra Atma. Aham surge de la idea del “yo”. La mente también es una proyección de la idea del “yo”. De este modo, la mente y el ego están relacionados con el Atma como sus manifestaciones. El Atma es el abuelo, Aham es el hijo y la mente es el nieto. El ego ha emanado del puro, incambiable, altruista Atma, pero el ego tiene nacimiento y crecimiento; viene y se va. El Atma no tiene nacimiento, crecimiento, decrepitud ni muerte. Es incambiable, inmutable y eterno. Del Uno incambiante, infinito Atma, han emanado el finito y cambiante ego y la mente, con sus diversos sentimientos e ideas. La multiplicidad de nombres y formas puede ser comprendida en su verdadera naturaleza sólo si la verdad acerca de su base fundamental es reconocida. De allí que cada uno debe buscar conocer la base de lo que él llama “yo”. En lugar de esto, cuando uno está ocupado en explorar el universo físico o prakriti (la naturaleza), está persiguiendo sólo una quimera. La Educación tiene que desarrollar el poder de concentración La conciencia (chaitanyam) es omnipenetrante en el cosmos y en la mente individual, aunque en la mente está limitada. Es de lo más activa, potente y prominente en el hombre. El hombre es capaz de inquirir, examinar y explorar el universo fenoménico, debido a la conciencia que lo impulsa. La naturaleza y los fenómenos que la comprenden son reflejos de la experiencia interna. El mundo es una hermosa pintura, una grandiosa obra de arte. El arte está afuera, pero la belleza es experimentada por el corazón dentro de nosotros. El arte se vuelve arte cuando el corazón lo reconoce. Todas las investigaciones del mundo externo son en verdad reflexiones de procesos mentales que emergen del “yo” proyectado por el Atma, una chispa del Paramatma. Si nos concentramos en esta verdad básica, podemos ver la base divina que lo sostiene. La educación, por tanto, debe desarrollar este poder de concentración y no la mera capacidad de coleccionar hechos. Hoy, con el acento en la “recolección”, estamos ignorando la “concentración”. La esencia de la educación es la concentración de la mente y no la recolección de hechos diversos. El mundo le está enseñando al hombre innumerables lecciones, todo el tiempo. Cada uno debe tratar de descubrir por sí mismo el secreto de su vida y la Conciencia universal que es inherente en él. El primer requisito para cada uno es que cada cual sea su propio gurú. La Naturaleza y la Vida La naturaleza es como una predicadora; la vida es una maestra. Si se reconoce esta verdad, la vida se vuelve significativa y llena de propósito. Cada uno debe esforzarse por desarrollar la Divinidad dentro de sí e iluminar su vida. Leyendo con atención unos pocos libros, uno puede llegar a obtener un alto nivel en los exámenes universitarios. Pero esto no es la consumación de la educación. El conocimiento no deriva sólo de los libros. La naturaleza debe aceptarse como un mejor instructor. Con su tolerancia, fidelidad a su autenticidad, abundancia sin egoísmo, paciencia y serenidad, la naturaleza está constantemente proclamando su rol inherente y real como predicadora de verdades espirituales. Consideren, por ejemplo, un árbol. Soporta el calor, la lluvia, el verano, el invierno, y todos los daños que se le hacen. Ofrece sombra y distribuye sus frutos a quienquiera que se le acerca. No tiene sentimiento de odio o venganza hacia aquellos que le causan daño. No busca recompensa de aquellos que se benefician de él. Cada uno debe aprender esta lección de servicio desinteresado y paciente del árbol. Consideren, luego, un pájaro. La lección que enseña es autoconfianza. Un ave parada en la rama de un árbol no es afectada por los movimientos de la rama o la tempestad que pudiera hacerla caer, porque no confía en la rama o en el árbol sino en sus propias alas para su seguridad. Sabe que siempre puede El pájaro está siempre feliz y despreocupado, jugando como le place. Los pájaros no pretenden adquirir cosas para el mañana. Están contentos con sacar lo mejor del presente, viviendo con lo que pueden obtener para el día. No se preocupan acerca de las carreras de sus hijos o el estado de sus cuentas bancarias. No tienen ninguna ansiedad respecto del cuidado de casas o propiedades. Ahora bien, vean lo que el hombre ha hecho de sí mismo. Sentado en la rama del árbol de la vida, está preocupado por cada pequeño temblor; está consumido por él y pierde su paz mental. Necesidad de remover el defecto en la visión La ignorancia del hombre acerca de la realidad surge de su comprensión incorrecta del mundo. Esta ignorancia no puede ser eliminada por sacrificios, ofrendas o repeticiones de mantras, ni siquiera por largas sesiones de meditación. Sólo cuando descubra su Divinidad inherente y concientice la verdadera naturaleza de su Ser, podrá librarse de esta ignorancia. El individuo que considera a Dios como separado de la naturaleza declarará que la naturaleza es irreal (mitya). Pero cuando reconoce que Dios es inmanente en la naturaleza, ésta se vuelve real para él. Lo que se necesita, por lo tanto, es remover la falla en la visión. Hoy en día, escuchamos que cada vez más y más personas se quejan de tensión, como respuestas a las frustraciones, fallas y desastres. La tensión es causada por una mente que se dedica a tener gustos y aversiones. Cada uno debe ser vigilante de la mente, capacidades y carácter. Reacciona de cincuenta millones de maneras diferentes, no sólo de una o dos. Asume cincuenta millones de formas. Cada una de éstas es una onda que agita. El sistema educativo practicado hoy en día no diviniza la mente y la vuelve hacia el “yo”, que es un reflejo del Atma interno. Los estudiantes, aun mientras están sometidos a esta educación, deben indagar en la base Divina de la actividad mental, para que la mente pueda darles sabiduría y bienaventuranza. Dios está tan lejos de ustedes como ustedes lo están de sí mismos. Es decir, no son el cuerpo al cual se aferran. Dios reacciona a la posición asignada al “yo”. ¿Quién es el que dice “yo”? ¿El cuerpo? ¿Cómo puede el cuerpo hablar? Es materia bruta. ¿El Atma? ¿Cómo puede el Atma hablar? Es más sutil que lo más sutil. Realmente, el “yo” sirve como el eslabón que desaparece cuando el complejo cuerpo-mente se funde en el Atma. Ésta es la iluminación que deben adquirir como estudiantes. Cuando encienden una lámpara en cada hogar, toda la calle obtiene luz. Yo los bendigo para que inquieran firmemente en el principio Divino y reciban todo el apoyo y la inspiración mientras estén en esta tarea. Discurso de Bhagavan en su Calidad de Rector del Instituto Sri Sathya Sai de Educación Superior, al comienzo del nuevo año académico, el 3-7-1986. |