Discursos dados por Sai Baba
{SB 05} (58 discursos 1965)
11. 03/03/65 Aspira a un papel mas noble
3 de Marzo de 1965 Prashanti Nilayam El cuerpo es el templo del Ser; el mundo es una estructura construida sobre un sólido pilar, el “yo”. Cuando el yo está dormido en el sueño profundo, no hay mundo en lo que a ustedes concierne. Cuando duermen, están solos. Antes de que nacieran no había mundo para ustedes. Después de que mueran no habrá mundo del que ustedes estén concientes. Para fijar este conocimiento o jñana tienen que pasar por las escuelas preparatorias del karma y de la adoración o upasana. El karma, la actividad consagrada, ayuda a purificar al corazón de impulsos egocéntricos, la adoración permite enfocar la atención en lo universal y en lo absoluto. Entonces emerge el conocimiento. A esto se refirió el erudito como la conjunción de tres ríos en el poema que acaba de leer. Una vez que logren ese conocimiento, serán iguales a los más sabios porque no quedará nada más por conocer. El karma y el upasana dependen del dharma o deber correspondiente a la etapa particular de sus vidas, así como de la cualidad o guna que los rige. Hasta el amrita (néctar) sería dañino para la vida si se tomara por la nariz. Existe una forma de vida, un método de superación, un sendero de progreso, distinto para cada buscador. El verdadero gurú sabe qué camino se ajusta mejor a cada quien. Esto no significa que el gurú sea parcial o tenga prejuicios; sólo quiere decir que es generoso y considerado, porque no insiste en que todos los hombres usen forzosamente la misma etiqueta. Un lavandero tenía un perro y un burro, el burro para llevar y traer la ropa del rio, el perro para vigilar la ropa tendida a secar. Un día el perro se rehusó a ladrar porque el amo lo había maltratado en la mañana; se quedó mudo incluso cuando un ladrón intentó llevarse la ropa. Así que el burro decidió rebuznar con el objeto de advertir al lavandero. Pero él equivocadamente lo tomó como un capricho impertinente del burro y así, sin perseguir al ladrón, golpeó a la pobre bestia por su conducta inusual. Cada uno debe hacer la tarea que le está asignada, o de lo contrario surgirá y se multiplicará la confusión. Cuando se pretendio eliminar el dharma ( es decir aquello que se lleva puesto, el traje, las ropas) a quien lo llevaba, el Señor bendijo a Draupadi dotándola con una ilimitada colección de saris. Hoy, la justicia eterna, que es la túnica de la madre india, es apartada por sus indignos y engañados hijos. Por eso, el Señor ha venido para otorgarles consuelo y fortaleza. Ustedes verán espléndidos saris llegando a su regazo por cada una de las puertas del salón de audiencias donde ella está siendo insultada. Ustedes serán testigos de este gran milagro, milagro que será realizado por el avatar que ha venido para proteger su honor y su herencia de tesoros átmicos. Todo el secreto consiste en el desapego o vairagya. Por la lengua pasan aceite, mantequilla y otras sustancias grasas, pero ella no es afectada por ellas ni se vuelve grasosa. El ojo no es afectado por el colirio. La mente tampoco debe ser afectada por las experiencias del éxito y del fracaso, de la ganancia y de la pérdida, de la salud y de la enfermedad, ella debe someterse a los pies del Señor, cuya voluntad deben dejar que prevalezca. ¿Qué beneficio les puede traer su pequeña voluntad? Cierren sus ojos durante cinco minutos y piensen en el beneficio que han logrado con sus esfuerzos. Un deseo los conduce a otro; una atadura trae otras diez. Ustedes se casan; luego tienen una hija que hay que dar en matrimonio; luchan por terminar su propia educación; se esfuerzan a su vez por darle una educación a su hijo; él o ella también luchan por terminar la de sus hijos. Esto continúa como una cadena sin fin. “Si este solo deseo es cumplido será suficiente —dicen ustedes—, no pediré nada más”, pero yo sé que vendrán y pedirán algo más, que será la consecuencia de aquel deseo. Ello está en la misma naturaleza del deseo humano, pues el placer que se obtiene con su satisfacción es imperfecto, limitado, temporal, preñado de dolor. Siembran semillas amargas y anhelan una cosecha de dulzura. Se quejan de la tierra, de la planta, del agua, pero, ¿qué pueden hacer ellos? Las propias semillas están enfermas, defectuosas. El mandato védico transmitido por los sabios es “Sathyam vada; Dharmam chara”, o “Hablen con la verdad; caminen por el sendero de la virtud”. Harishchandra conocía la autoridad que respaldaba este proverbio. El respetaba esa autoridad y siguió el mandato sin importarle las consecuencias. Perdió su reino, su posición, su honor, todo. Inclusive vendió a su mujer y a su hijo como esclavos; ¡y hasta él mismo tuvo que venderse por dinero! Fue rebajado de ocupante del trono real a vigilante de la cremación de los cadáveres para su sustento. Tuvo que rehusar el derecho a ser quemado, a su propio hijo muerto e insistir en que su propia y desvalida reina pagara el precio. Pero él se adhirió a la verdad y ganó. La verdad triunfará, cualquiera que sea el obstáculo; de otra forma los Vedas no habrían ordenado al hombre que se adhiriera a ella. El Señor debe asumir la forma adecuada para la tarea que tiene que cumplir. Para atrapar a una banda de ladrones, el jefe de la policía tiene que moverse entre ellos como si fuera su igual. Así también el Señor toma la forma humana, ¡pero aquellos a quienes hasta sus propias esposas retan impunemente, se atreven a desafiar al avatar y a pedirle pruebas! Naturalmente, si desean comprender, son bienvenidos; acérquense, observen, aprendan y crean. Jueguen el papel si tienen el valor y la convicción de que pueden desempeñarlo bien. ¿No están ya cansados de hacer los papeles de mendigos y de payasos, en escena tras escena, nacimiento tras nacimiento? Aspiren a un papel más noble ahora, en este nacimiento. El erudito, al describir las diversas formas de devoción o bhakti, mencionó que el devoto o bhakta es como la aguja que siempre es atraída hacia el imán. Pero la aguja ha de estar lo suficientemente cerca y limpia. El hombre se mantiene alejado y se queja de que la gracia no le llega. Pero él no se deshace, por el proceso del arrepentimiento, del fango y el óxido que impiden la adherencia. Se acerca por un tiempo y luego se pierde en la lejanía. No me refiero a la distancia física. Pueden estar lejos físicamente pero están a mi lado mentalmente. Yo no mido la distancia en millas o kilómetros; yo estoy con ustedes, en ustedes, al lado de ustedes, siempre, sólo que tienen que estar concientes de mí y hacer uso de mi presencia. Deben convertirse en personas desgarradas por el sufrimiento debido a un intenso anhelo por sentir al Señor. Sufran los golpes de la aflicción. Deben saber que el sufrimiento en si es inútil sin el conocimiento del sendero para alcanzar al Señor. Es decir, tienen que transformarse en buscadores (jijñasu). Analicen los cuatro purushartas o metas del esfuerzo humano, y dense cuenta de que la liberación o moksha es la meta máxima, la culminación. Empiecen a anhelarla como lo hace el avaro, el amante de la riqueza real. Busquen aquello con lo cual, una vez obtenido, todo lo demás puede obtenerse. Al final, cuando se den Cuenta de que su verdadera naturaleza es el Atman, se convertirán en jñanis o sabios. Pero éste es un sendero muy arduo y, así, muchos que son atraídos a él lo dejan y se pierden. Entonces, como el ganador de un premio en efectivo que se divierte en alguna ciudad como Calcuta, Puña o Madrás, o en algún lugar de peregrinaje, tal como Shirdi o Rishikesh, hasta que el dinero se acaba, más adelante es perseguido por la policía por merodear en sitios públicos a falta de tener lugar dónde pasar la noche. El cielo es parecido a esto; un lugar donde pueden permanecer hasta comer su último pastel, pero sólo hasta entonces. Sólo la liberación o moksha es inmutable, eterna. Vienen a Putaparti, obtienen un retrato, lo llevan Hay muchos que me ruegan que les dé un nombre a sus hijos o que los alimente con el primer bocado de arroz. Estos son dos ritos prescritos en los Shastras. Por lo tanto, el rito prescribe que al niño se le ponga el nombre de algún dios: Lakshmi Narayana, Panduranga Venkatesha, Srinavasa, Satyanarayana, etcétera, pero ustedes lo acortan a las iniciales L. N. y se olvidan de lo que ellos representan. Alguien llamado Rama no trata de vivir de acuerdo con el nombre que lleva; entabla juicios contra su padre y le causa gran aflicción. Un Lakshmana roba a su hermano, una Sita demanda el divorcio. Es mejor nacer como piedra que como hombre si se tiene tal carácter. ¿A qué se debe que el mundo venere a Rama y sienta aversión por Ravana? Es el vínculo del espíritu, su bondad innata que responde amorosamente, con adoración, a la bondad de Rama y reacciona con repugnancia a la maldad de Ravana. No es suficiente ni tampoco esencial que repitan el nombre de Rama en voz alta; respétenlo en la plenitud de su amor y admiración. Si no tienen ninguna fuente de amor en ustedes, caven en su corazón con instrumentos externos como la adoración del nombre (puja), las alabanzas (stotra), etcétera, y ella comenzará a fluir. Desde mañana los veré uno a uno, primero al doliente, al anciano y al enfermo y después a los demás. Muchos han venido con problemas de salud o preocupaciones mentales de una o de otra clase. Son simples carnadas por las cuales los he traído aquí, de manera que puedan tener contacto con la gracia y reforzar su fe en lo divino. Los problemas y las preocupaciones deben ser bien recibidos porque enseñan las lecciones de humildad y veneración. Pero no todos mantienen ese contacto que logran establecer; pierden la fortuna que ha caído en sus manos. Verán llegar el día en que sólo las arenas del Chitravati podrán dar cabida a las multitudes que se reunirán aquí de todas partes del mundo; cuando solamente el cielo podrá darles techo a todos. Muchos dudan en creer que las cosas mejorarán, que la vida para todos será feliz y llena de alegría, que la edad de oro se repetirá. Déjenme asegurarles que esta Personificación del Dharma no ha venido en vano; tendrá éxito en evitar la crisis que le ha sobrevenido a la humanidad. |