Discursos dados por Sai Baba – 10. 20/08/78 Sneha

Discursos dados por Sai Baba

{SB 14} (47 de 60 discursos 1978 a 80)

10. 20/08/78 Sneha

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 10 cap. 33 )

Sneha

20 de Agosto de 1978

SNEHA ES LA OCTAVA de las nueve etapas de la educación según se describe en el Bhagavata y otros textos. Generalmente se traduce como «amistad», término que comprensiblemente ha sido vulgarizado al aplicarse a determinadas relaciones transitorias entre los seres vivos. Los amigos se reúnen debido a razones y circunstancias principalmente mundanas y fugaces. Las personas que tienen mucho dinero rápidamente se hacen de amigos, también las que son influyentes, o las que pueden hacer favores. Las que detentan autoridad también se rodean de amigos, que, por supuesto, sólo lo son cuando las cosas van bien pero desaparecen cuando la autoridad disminuye. La mayoría de las amistades se basan en consideraciones egoístas y duran sólo mientras se satisfacen con ellas los intereses egoístas. Como dice el proverbio: «Cuando el lago está lleno, hay abundancia de ranas, cuando se seca, no hay ninguna que cante allí».

La amistad debería ser un lazo espiritual, una relación de corazón a corazón con base en la total y pura comprensión y dedicación entre uno y otro. Los estudiantes deben tener cuidado de las amistades falsas y pasajeras y no dejarse engañar por simples saludos y palmáditas. No cultiven estrecha amistad con nadie a menos que sepan que los sentimientos de la otra persona son puros, libres de egoísmo y con valor espiritual. Sólo es posible la verdadera amistad entre un Alma y otra, es decir, entre dos personas que hayan realizado al Alma como núcleo de su ser. En ninguna parte en el nivel mundano entre las amistades triviales y transitorias de la gente mundana, ustedes pueden obtener el verdadero sneha, considerado como la penúltima etapa hacia la total entrega y dedicación a Dios.

Entre Arjuna y Krishna existía este genuino sneha. Arjuna consideraba a Krishna como un amigo, y tuvo la audacia de usar «palabras con sentido irreverente cuando jugaban o reposaban, o cuando estaba sentado a su lado, o en las comidas». Frecuentemente los dos comían del mismo plato, y se ayudaban mutuamente en todas las circunstancias. No piensen que Arjuna era insidiosamente dominado por Krishna. Era maduro en su carácter, bien versado en el conocimiento védico y era además un formidable guerrero y arquero lleno de valentía y heroísmo. Krishna era el Señor Supremo, Arjuna era el hombre supremo. Era una amistad entre la encarnación de lo más elevado y la encarnación de lo mejor. Krishna era la persona avatárica; Arjuna era la persona anándica; era la unión del Avataramurti y el Anandamurti. Krishna frecuentemente se dirigía a Arjuna con el nombre de Kurunandana. Este nombre tiene un significado profundo. Kuru significa acto, actividad, karma. Nandana significa feliz, encantado. Por lo tanto, el nombre significa «el que está encantado cuando está dedicado a la actividad». A lo largo de los 18 capítulos del Gita, Arjuna está alerta y activo, participando atentamente en toda la discusión. Ramakrishna Paramahamsa estaba fascinado por el sneha ejemplificado en la relación Krishna Arjuna. Él aprendió del Bhagavata y del Bhagavad Gita cómo el aspirante espiritual puede pasar por las nueve etapas de la devoción. También estaba decidido a emular a las gopis y a ganarse para sí mismo el tipo de «dulce devoción» que las gopis tenían. Cuando leyó el Ramayana, decidió imitar a Hanumán y practicó su devoción servicial. De todos los versos del Bhagavad Gita, a Ramakrishna especialmente le impresionó el que enfatizaba la actitud de entrega.

Manmanabhavamadbhakto madyajimamnamaskuru Mame vaishyasiyuktvaitvam afmanam matparayanah.

«Vuélvanse uno conmigo; dedíquense a mí; sacrifíquense a mí; inclínense ante mí. Al unirse así, ustedes seguramente vendrán a mí.»

Un día, mientras Ramakrishna iba a Kamarpukur, lo alcanzó la noche y se encontró en medio de una fuerte lluvia en el interior de un cementerio. Estaba tan exaltado, que apenas le importaba la lluvia, el tiempo y el lugar en donde se encontraba. Cuando recapacitó, Ramakrishna invocó a Dios con varios nombres: Rama, Shiva, Krishna, Kali, Hanumán. Entonces, repentinamente reconoció que todos los nombres se referían sólo al Uno, y repitió mentalmente el verso del Gita que le recordaba la entrega hacia el Uno.

Muchas cosas interesantes sucedieron en Dakshinesvar. En una ocasión, cuando se le pidió a Ramakrishna que fuera a la oficina del templo a recibir su salario, estaba muy enfadado, ya que nunca quería recibir pago alguno por la oportunidad que recibía de adorar a su Madre. En otra ocasión, unos ladrones forzaron el templo de Krishna, adjunto al templo de Kali en Dakshinesvar. Cuando Ramakrishna y Maturanat llegaron al lugar y descubrieron que la estatua de Krishna había sido completamente despojada de ropaje y joyas, el segundo se enfureció y comenzó a culpar al mismo Krishna; dijo: «Eres adorado como el guardián de los catorce mundos, pero incapaz de cuidar las joyas que están sobre tu propio cuerpo». Ramakrishna lo reprendió duramente por ese sacrilegio y le dijo: «Krishna tiene a Lakshmi como su consorte, y para él, tu oro y tus joyas valen tanto como el polvo. Realmente, ¿qué es el oro sino polvo?» Hizo que Maturanat se arrepintiera por ese arranque de locura, haciéndolo tomar conciencia de la verdadera naturaleza de la Divinidad.

Sólo si entregan su deseo y su voluntad, sus quimeras y fantasías a Dios, Él los guiará acertadamente y les dará paz y felicidad. No deben buscar objetivos y placeres triviales. Déjenlo todo a Dios; acepten lo que suceda como voluntad de Él. Ambarisha fue un rey que se ciñó a todos los mandatos védicos y efectuó todos los ritos establecidos. Él era noble, sincero y devoto de Vishnú, la forma que personifica el aspecto de Dios que nutre y sostiene. Ayunar el día de Ekadasi y concluir el ayuno tan pronto como llegara Dvadasi era uno de los ritos importantes que cumplía meticulosamente Ambarisha cada quince días. Ekadasi es el undécimo día de la luna y Dvadasi el decimosegundo. Se debe concluir el ayuno con la ofrenda a Vishnú, comiendo la ofrenda tan pronto inicie el decimosegundo día lunar, de acuerdo con el calendario lunar. En una ocasión, pocas horas antes de la llegada del Dvadasi, el gran sabio Durvasa, famoso por sus frecuentes arranques de ira y sus incontables arrebatos de mal genio, llegó al palacio de Ambarisha y fue recibido cordialmente por el rey. Ambarisha le rogó que siguiera su camino hasta el río Ganges, que terminara sus abluciones y que regresara a tiempo para la culminación del ayuno de Ekadasi, pero el sabio se retrasó y no estaba presente cuando llegó el momento de la culminación de! ayuno. Ambarisha estaba en un aprieto. Consultó con su preceptor, quien le aconsejó que bebiera unas pocas gotas de agua santificada, ya que eso podría ser considerado como la culminación del ayuno. En el día de Ekadasi, hasta el agua es tabú. Además, le dijo que Durvasa no tenía ninguna razón para enfadarse ya que había tomado las gotas de agua sólo como algo simbólico para cumplir con la promesa, pero cuando el sabio regresó y supo lo que había pasado, se encolerizó tanto que maldijo a Ambarisha por haber roto el ayuno en su ausencia y no invitarlo a compartir la comida. Cuando la maldición tomó forma, el chakra de Vishnú apareció en escena y confrontó a Durvasa. Ambarisha tomó la maldición como un regalo de Dios; se sometió a ella con una actitud de entrega porque no tenía voluntad propia. Entonces Dios vino a rescatarlo. Ambarisha no llamó a Vishnú pidiéndole que lo salvara de la ira de Durvasa; también aceptó eso como la voluntad de Vishnú. El chakra persiguió al asustado sabio por los tres mundos; cuando Durvasa cayó ante los pies de Vishnú, éste le indicó que le pidiera perdón a Ambarisha. La actitud de entrega implica que una persona dedique todo su ser a los pies del Señor.

En el Ramayana también tenemos un episodio que
ilustra esto. Rama y Lakshmana buscaban minuciosamente en los bosques con el fin de encontrar a Sita. Estaban cansados y sedientos; de repente, llegaron a un cristalino arroyo, pusieron sus arcos sobre el.suelo y dejaron caer sus flechas, que se hundieron parcialmente en la húmeda orilla. Después de calmar su sed, colocaron los arcos sobre sus hombros y sacaron las flechas de la tierra húmeda. Rama notó que había una mancha de sangre en la punta de una flecha y sintió curiosidad por saber cómo había llegado allí. Lakshmana descubrió que una pequeña rana había sido herida por la flecha de Rama cuando éste la dejó caer al suelo. Rama le dijo a la rana herida: «iPobrecita! ¿Por qué no gritaste cuando te hirieron?» La rana contestó: «Cuando estoy en aprietos, te llamo a ti, Rama. Pero cuando Rama mismo me causa dolor, ¿ante quién voy a clamar? Lo acepto como tu gracia». Bhishma adoraba a Krishna aun cuando él se le estaba acercando con su chakra para quitarle la vida. Su sentido de entrega no lo abandonó aun estando a punto de morir a manos de la persona misma a quien reverenciaba como Dios. Dijo: «Mátame o sálvame, no vacilaré en mi lealtad».

Ramakrishna tenía el mismo sentido de total dedicación. Sufría de un gran dolor como resultado de un cáncer, y sus discípulos le pedían que le orara a la Madre para que le aliviara el dolor. Vivekananda estaba desesperado cuando su maestro rehusó pedir ese pequeño favor a la Madre, con la cual literalmente hablaba, pero Ramakrishna le contestó que si era la voluntad de la Madre que él sufriera, no iba a rezar para que le dieran un paliativo. Pero sus discípulos se comportaron con dureza, molestaron tanto a Ramakrishna que un día éste le rezó a la Madre para que le ayudara a tomar un poco de comida a pesar del cáncer en la garganta. Ramakrishna les dijo a sus discípulos que en esa ocasión oyó a la Madre amonestarlo debido a su ignorancia: «¿Acaso no estás comiendo a través de todos estos miles de millones de gargantas? ¿Por qué sentir lástima de que una garganta sea incapaz de recibir la comida?». Esta revelación logró que sus discípulos se dieran cuenta de esta verdad.

La etapa sneha ejemplificada por Arjuna es cuando todas las distinciones entre el devoto y Dios desaparecen, y los dos amigos son Uno. Cuando se llega a esta etapa de absoluta confianza, de fe inquebrantable y total ausencia de duda, temor y ansiedad, la siguienté etapa de entrega total es natural y fácil de alcanzar. Ésta es la verdadera amistad a la que debe aspirar la juventud. Vean a Dios en todo ser y entonces florecerá el verdadero sneha. Este verdadero sneha sólo puede surgir cuando sigan el consejo de Krishna.

Advestha sarva bhufhanam maitra karuna eva cha

Nirmamo nirahamkara sama duka suka kshami

«Aquél que no tiene ningún rasgo de odio hacia ninguna criatura, que es amable y compasivo con todos,

que está libre de la esclavitud del ‘yo’ y lo ‘mío’ y le da la misma bienvenida al dolor y al placer, y además es paciente a pesar de la provocación…»

Desarrollen estas cualidades en ustedes, pues son las señales del verdadero sneha; sólo cuando marchen en su camino hacia Dios a lo largo de las nueve etapas de la devoción, pueden lograr este divino ideal de la verdadera amistad.

Internado del Colegio

20 VIII 78