Discursos dados por Sai Baba – 10. 06/05/85 Reverencien la Verdad y el Amor como si fueran sus padres

Discursos dados por Sai Baba

{SB 18} (31 discursos 1985)

10. 06/05/85 Reverencien la Verdad y el Amor como si fueran sus padres

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 18 cap. 10 )

Reverencien la Verdad y el Amor como si fueran sus padres

6 de Mayo de 1985

El cuerpo es impermanente

Toda la riqueza de uno es transitoria.

Los hijos y la esposa son sombras.

Sólo la buenas acciones son compañeras duraderas

El que es consciente de esta verdad es

un verdadero hombre.

¡Encarnaciones del amor! Todos los seres en la creación, excepto el hombre, viven y llevan a cabo sus funciones de acuerdo con las leyes de la naturaleza. Sin preocuparse por el mañana, llevan sus vidas, contentos con lo que pueden disfrutar. La naturaleza vela por que no les falte lo necesario para su existencia. El hombre, por el contrario, nunca está contento, no importa lo mucho que pueda adquirir y las comodidades que de que pueda disfrutar. Anhela más cosas y ve el deseo por estos objetos como amor. Pero si tal apego a los objetos es fomentado, no hay fin al proceso. Él no se da cuenta de que tal amor está basado en su interés propio y su egocentrismo. Debe estar claro que lo que pasa por amor hoy en día en el mundo es realmente egoísmo e interés propio. En cada pensamiento, cada palabra, cada acción suya, está presente el demonio del egoísmo. El hombre se ha vuelto el juguete de sus impulsos egoístas.

Atrapado en su egoísmo, su vida entera se vuelve un engaño y una trampa. Él es prisionero de su egoísmo. Una persona tal nunca podrá experimentar lo que es la verdadera libertad.

El verdadero amor permanece inafectado

¿Qué es, entonces, el verdadero amor (prema)? Un amor puro, desinteresado hacia todos los seres vivientes, considerados como encarnaciones de lo Divino, sin expectativa de recompensa, eso es el verdadero amor. El Gita dice: “Un amor libre de odio, amoroso y compasivo hacia todos los seres” (Adveshtâ sarvabhûtanâm maitraha karuna eva ca” – 12:13). Con esta actitud, cuando uno mira a la divinidad como presente en todos los seres, sólo entonces puede sentir verdadero amor. No importan las vicisitudes que uno pueda enfrentar, las aflicciones personales y las privaciones por las que uno pueda pasar, el amor verdadero permanecerá inafectado. Hoy en día, cuando surge cualquier dificultad o problema, el amor se vuelve odio. El verdadero amor es la dulce fruta que crece de la fragante flor de las buenas acciones. El amor reina sin recurrir a la espada. Ata sin leyes.

Sólo aquel que tiene tal amor verdadero puede describirse como humano. El hombre que carece de tal amor es humano sólo en la forma. Como el loto que florece cuando sale el sol, el corazón del hombre florece cuando el amor entra en él. Al igual que el brillo de la llama en un fuego, como los rayos del sol, como las olas en el océano, el amor divino es la cualidad básica de un verdadero ser humano. Sólo cuando está lleno de amor puro y desinteresado puede llamarse un ser humano.

Comprendan la naturaleza del Amor Divino

Es la asociación de un amor puro y divino tal con los deseos y asuntos del cuerpo lo que afecta su pureza. ¿Quiénes son los padres de uno? ¿Quiénes son los hijos, parientes o amigos) ¿Quiénes somos nosotros? ¿Qué fuimos en nuestras vidas anteriores? ¿Qué será nuestro futuro? Inmersos en pensamientos de estas relaciones impermanentes, estamos perdiendo de vista el amor divino que es sempiterno e incambiante. Aun en la experiencia de relaciones temporales, la naturaleza del amor divino debe ser comprendida. El nacimiento humano implica la existencia de padres. Pero la relación entre un hijo y sus padres es corpórea. Los padres son instrumentos para el nacimiento, pero no son la causa. Sin embargo, aun como instrumentos, en ellos están presentes elementos de lo Divino.

Debe entenderse que el nacimiento humano es la progenie de la verdad como padre y del amor como la madre. Aunque si los padres naturales de uno estén ausentes, uno no debe olvidar a estos verdaderos padres – la verdad y el amor. Cuando la verdad y el amor conciben al conocimiento (jñâna) como hijo se establece el verdadero linaje del hombre.

La verdad es sagrada. Es válida para todos los tiempos: pasado, presente y futuro. Es incambiante. El amor es eterno. Es indescriptiblemente dulce como el néctar. ¿Pueden tal verdad y amor concebir un hijo incorrecto y malvado? Sólo el hombre sabio y libre de ilusión e ignorancia puede ser un verdadero ser humano.

La ignorancia no es la característica inherente del hombre. No hay lugar para las aberraciones en él. El egoísmo está fuera de lugar. Él debe deleitarse en el éxtasis de la conciencia de lo divino. Su verdadera forma debe ser la bienaventuranza. El discernimiento debe ser natural para él. Hoy en día esta verdadera naturaleza del hombre está siendo olvidada.

Se puede preguntar si la verdad y el amor han concebido sólo un hijo (el conocimiento – jñâna) y no una hija. Hay una hija que se puede identificar como la paz (Shanti). Por esto, la sabiduría debe ser la cualidad característica de los hombres y la paz y la serenidad las de las mujeres.

El deber de los estudiantes para con sus padres

¿Quiénes deben considerarse como amigos y parientes? Los yoguis deben verse como amigos y las buenas cualidades como verdaderos parientes. El yoga no consiste en la meditación y austeridades o varias formas de control de la respiración. El verdadero yoga es la fusión del alma individual en el Alma universal. Es el retirar de los sentidos de los objetos externos y el volverlos hacia adentro. El permitirles libre rienda a los sentidos no es yoga, sino bhoga (disfrute sensual). Tal indulgencia llevará a la enfermedad (roga). El yoga implica autocontrol y renunciamiento, lo que lleva a la experiencia de la bienaventuranza (ânanda).

Les adeudan un deber supremo a sus padres, quienes son responsables por todo lo que son. Serán menos que humanos si no muestran su gratitud a sus padres por todo lo que han hecho por ustedes. El amor paterno significa para los hijos lo que los rayos del sol significan para el florecimiento de una flor. Dondequiera que puedan ir, lo que puedan lograr, la posición que puedan ocupar, deben siempre recordar a su madre con amor y reverencia. El hombre que no recuerda a la madre y a la madre patria (la tierra de su nacimiento) con afecto es un verdadero demonio. No hay nada humano en tales personas. Uno debe apreciar a su madre y a la tierra de su nacimiento con el más profundo amor. No hay nacimiento sin una madre. Debido a que la madre es responsable por la existencia de uno, la devoción y el amor por la madre son las marcas de un verdadero ser humano.

Desarrollen un amor desinteresado e ilimitado

Para tener las cualidades y llevar la vida de un ser humano merecedor del nombre, uno debe desarrollar un amor puro, desinteresado, ilimitado. El hombre deriva muchas clases de beneficios de los animales, pájaros, plantas y árboles. Nos confieren estos beneficios no por ningún interés propio ni por el deseo de recompensa. El hombre disfruta de estos beneficios sin demostrar ningún sentido de gratitud. Hoy en día el hombre no sólo no ayuda a los demás, sino que hasta se hace daño a sí mismo con sus acciones. Se está deshumanizando.

Por esto, hay una necesitad perentoria para que los jóvenes desarrollen el verdadero espíritu de amor por medio de la práctica del servicio (seva) y sublimen su vida. No deben desperdiciar su lapso de vida en la persecución de placeres y comodidades efímeros. No hacen ningún esfuerzo por comprender el propósito básico de la vida humana, de lo que es permanente y duradero. Están promoviendo disensiones y diferencias en vez de cultivar la unidad y la armonía. El egoísmo es la causa raíz de estas indeseables tendencias. Si no desechan el egoísmo no puede haber un verdadero ahamkâram (egotismo). La ostentación (adambaram) será el hijo. Aquellos que están llenos de envidia y ostentación son rea
lmente los hijos del egotismo. El primer requisito es librarse del egotismo ya que todos los malos rasgos surgen de él.

El camino real para asegurar la gracia de Dios

¿Cuál es la base de este egotismo? Si uno es engreído, debe haber algo que justifique el sentimiento. Si no hay nada en uno que amerite egotismo, ¿de qué puede uno engreírse? Pueden ser eruditos o una persona acaudalada o muy inteligente y viva, pero esto no los ayudará a obtener la gracia de Dios. El santo Tukaram cantó: “¡Oh Swami! No tengo conocimiento. Soy incapaz de realizar yajñas y yagas o de hacer severas penitencias. He aquí un camino fácil que conozco para ganarme tu gracia. Es el camino del amor divino. Es el camino real que me llevará a la presencia de Rama”. Tukaram declaró enfáticamente que Rama no puede ser realizado por ningún otro camino que no sea el camino del amor. Éste es el significado interno de la afirmación; El amor es Dios y Dios es el Amor.

Por ende, en este precioso período de la juventud, en este sagrado tiempo dorado, deben cultivar pensamientos sagrados y actitudes santas. Deben estar llenos con un sentido de dedicación desinteresada. Esto puede venir sólo por medio del servicio a los demás (seva) en el cual no haya orgullo egoísta. Deben deleitarse en dar en vez de en recibir. Si lo Divino está aquí para darles todo lo que necesitan, ¿por qué buscar o recibir nada de los demás?

Todas sus acciones deben estar dirigidas a purificar sus mentes y corazones para experimentar lo Divino. Cuando el corazón es puro, brilla la luz de la sabiduría. El corazón iluminado se vuelve el receptáculo del amor puro. El amor lo es todo. Una persona sin amor es un cadáver viviente. El amor no es la relación entre hombre y hombre o entre hombre y otros objetos. Es inherente a cada ser. Como dice el señor “Yo soy el Espíritu inmanente en todos los seres” (Mam âtma Sarvabhûtâtma”). El divino Âtma está presente en todos los seres. El Âtma no tiene forma. Es experimentado como amor. Si no hay amor, no hay Âtma, por esto el amor es nuestro aliento vital. El amor es nuestra alma. El amor es nuestro todo. Debe ser incambiante. Los jóvenes deben cultivar un amor inquebrantable y una visión firme.

Bhrama y Brahma

Las cosas básicas que debemos saber son: la acción (karma) es la causa raíz de nuestro nacimiento. La causa raíz del karma es la aflicción. La ignorancia es la causa de la aflicción. La ignorancia misma es el resultado de bhrama (el engaño que nos hace mirar lo real como irreal y lo irreal como real). Mientras persista bhrama, no se puede reconocer a Brahmán. Cuando nos libremos de este engaño, entonces cesará la aflicción. Cuando la aflicción se vaya, la ignorancia desaparece.

El amor por Dios y el temor al pecado son los dos requisitos para santificar nuestra vida. Deben esforzarse constantemente por complacer a sus padres. Si no muestran su gratitud a sus padres que los han criado con tanto amor y esfuerzo, ¿a quién más van a mostrar agradecimiento? Deben cultivar un corazón amplio y desarrollar amor hacia todos los seres como emblemas de lo Divino. Deben vivir de acuerdo con las instrucciones de los Upanishads de considerar a su padre, a su madre, a su gurú y a su huésped como a Dios.

Su amor no debe estar basado sólo en las formas físicas. Los cuerpos son perecederos e impermanentes. Más allá de los padres biológicos, hay padres permanentes a quienes deben reverenciar. Éstos son la verdad y el amor. Aunque el cuerpo pueda irse, la verdad permanece como el padre permanente. Asimismo, el amor es la madre eterna. Crece con el paso del tiempo y nunca disminuye. Considerando a la verdad y al amor como sus padres, como esenciales para su existencia, tal como sus ojos o las dos alas para un pájaro o las dos ruedas para una carreta, lleven vidas merecedoras. Este día sagrado de recordación, engasten firmemente en sus corazones la reverencia por la verdad y el amor y hagan sus vidas sublimes rindiendo un servicio dedicado a sus semejantes, hombres y mujeres.

Discurso en el Mandir de Prashanti

el Día de Ishvaramma, 6-5-1985.