Discursos dados por Sai Baba
{SB 01} (35 discursos 1953 a 1960)
10. ??/04/84 ¿Quién es el más grande?
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 17 cap. 10 ) Quién es el más grande? Abril de 1984 Durante una visita a Utacamund en abril de 1984, Bhagavan contó la siguiente historia acerca del encuentro del Sabio Nárada con el Señor Narayana, al pequeño grupo de devotos que Lo acompañaban: En una ocasión, Nárada fue a ver al Señor. En el curso de la conversación, Narayana le preguntó a Narada: “Tú te estás moviendo en los tres mundos, ¿qué noticias Me traes de tus andanzas? ¿Has visto algo grande en mi creación?” “¿Qué hay en el mundo más grande que Tú?”, dijo Narada. “Te estoy preguntando acerca de mi creación no acerca de mí mismo”, dijo Narayana. Narada dijo: “No comprendo la pregunta”. “Tenemos los cinco elementos básicos (panchabhûtas). ¿Cuál es el más grande entre ellos?” preguntó Narayana. Narada dijo: “La tierra es el más grande”. Narayana dijo: “En la tierra tres cuartas partes están ocupadas por el agua”. Narada convino en que el agua era más grande que la tierra. Pero Narayana observó, “Todos los océanos fueron bebidos por el sabio Agastya de un trago. Por lo tanto, ¿quién es más grande, el agua o Agastya?” Narada convino en que Agastya era más grande. Pero Narayana observó que, “Agastya quedó como una estrella en el cielo. En el vasto firmamento, Agastya está meramente titilando como una pequeña estrella; ¿no es el firmamento más grande que la estrella?” Narada dijo que el firmamento era más grande que Agastya. Entonces Narayana dijo, “En Mi Avatâr como Vamana cubrí la tierra y el cielo enteros con un solo pie mío. Así que ¿es más grande el firmamento o mi pie?” Entonces Narada dijo, “Tu pie”. Los devotos del Señor son más grandes que el Señor “Si mi pie solo es tan grande, ¿no soy Yo más grande que mi pie?” preguntó Narayana. Narada convino. Entonces Narayana dijo: “Aunque soy grande, estoy confinado en el corazón de mis devotos. Así que los devotos son más grandes que Yo mismo. Y por tanto, dondequiera que mis devotos canten Mi nombre allí estoy Yo”. De modo que cada quien debe cultivar una mente amplia, un punto de vista de gran corazón. La amplitud de mente es expansión, la estrechez de mente es contracción. Los devotos deben también cultivar la amplitud mental. Es para ensanchar el corazón que se debe cantar el nombre del Señor. En lugar de cantar solos, cuando los devotos cantan en grupos, se desarrolla un sentido de unidad. Cuando todos cantan al unísono y todas las manos aplauden juntas, todos los corazones se vuelven uno. Esta unidad ha sido proclamada por los Vedas al describir los diferentes órganos del Señor como la fuente del poder en los diferentes órganos sensorios del ser humano. (En otra tarde en Utacamund, Bhagavan se extendió sobre cómo deben cantarse los cantos devocionales..) Narada una vez le preguntó a Shrîman Narayana cuál era Su dirección permanente. Narayana respondió, “Dondequiera que mi devoto canta mi nombre, allí estoy presente”. Entonces Narada preguntó, “Hay un sinnúmero de lugares en los cuales los devotos cantan tu nombre, ¿cómo puedes estar presente en todos estos lugares al mismo tiempo?” (Aquí Bhagavan explicó que no era cualquier clase de cantos lo que le agradaba al Señor). Al cantar hay algunos que se regodean en gimnasia vocal y no revelan un genuino sentimiento devocional. Cuando se canta de esa manera, ¿cómo puede el Señor estar presente allí? (Bhagavan ilustró esto recitando meramente la escala musical india: Sa, Re, Ga, Ma, Pa, Dha, Ni, Sa). Los cantos devocionales que atraen al Señor Donde los cantantes meramente enfatizan la melodía (râga) y el ritmo (tâla), allí no estará presente. Solamente cuando el canto es melodioso y combina la melodía, el ritmo y el sentimiento (bhâva) Él estará presente allí. El canto debe estar lleno de sentimiento. El Señor se conmueve sólo con el sentimiento que se expresa, no por el talento musical como tal. No importa si la melodía no está perfecta y tampoco si el ritmo no está perfecto. Éstos atraen sólo a nivel mundano. El Señor ama sólo la sinceridad de sentimiento. En la corte de Akbar había un gran músico conocido como Tansen. Él solía cantar día y noche y la música era meliflua. Era música perfecta pero no había un sentimiento profundo en su canto. Un día Akbar y Tansen iban por la ciudad. Akbar encontró a un anciano que cantaba para sí mismo cantos en alabanza a Dios. Akbar detuvo su carro y se quedó escuchando el canto del devoto y, sin darse cuenta, las lágrimas empezaron a fluir de sus ojos. Su corazón estaba profundamente conmovido. Se alejó alguna distancia y le dijo a Tansen: “Tú has estado cantando para mí por mucho tiempo y siempre he encontrado tu música muy dulce a los oídos pero nunca ha conmovido mi corazón, sin embargo la música de este devoto ha derretido mi corazón. ¡Yo deseo conocer la diferencia entre tu cantar y el de este devoto!” Tansen respondió: “¡Oh Gran Rey! He estado cantando para complacerte a tí, pero este devoto está cantando para agradar a Dios, esa es la diferencia”. De modo que algo que es cantado para agradar a un hombre no puede conmover el corazón. Sólo aquello que está dirigido a Dios puede tener ese efecto. Sólo lo que complace al Señor puede cambiar la mente del hombre. Tanto el devoto como el gran músico Tansen cantaban bien, pero sólo el canto lleno de sentir devocional podía agradar a Dios. Utacamund, Sur de la India, Abril 1984 Los años entre 16 y 30 años son cruciales pues es el período en el cual la vida le añade dulzura a sí mismo, cuando los talentos, las destrezas y las actitudes son acumulados, sublimados y santificados. Si el tónico del servicio desinteresado es administrado a la mente durante este período, la misión de la vida se habrá cumplido – pues el proceso de sublimación y santificación será apurado por este tónico. Shri Sathya Sai |